Por Carlos Páez de la Torre H
07 Abril 2015
JULIO ARGENTINO ROCA. Se encontró en 1905, en París, con el literato Leopoldo Lugones la gaceta / archivo
Cuenta Leopoldo Lugones que una mañana de 1905 se encontró, en París, con el famoso tucumano Julio Argentino Roca. En la conversación, cuenta, “me reveló sin saberlo, por involuntaria antífrasis de su modestia, el profundo concepto de su genio político”, al rectificar un episodio conocido. En eso se reconocía, pensaba Lugones, “su naturaleza de hombre superior”.
Como se sabe, en 1901, Roca retiró del Congreso el proyecto de unificación de la deuda externa, preparado por Carlos Pellegrini, ante la agitación pública que la iniciativa había suscitado. Con tal medida, perdió para siempre la amistad y la colaboración de Pellegrini.
Roca habló del episodio, ante una pregunta de Lugones. “La gente –dijo- creyó después que yo había calculado aquello para perjudicar a Pellegrini. No es cierto. Yo estaba en el asunto de buena fe. Es una necedad querer gobernar los acontecimientos. En política, nunca se sabe lo que va a suceder. Yo he gobernado con los acontecimientos, y creo que en esto consiste la habilidad del político”.
Comentaba Lugones que “la sencillez de expresión y de maneras, causaba a primera vista en Roca una impresión de trivialidad: tan grande era su desdén del efectismo. Así podría juzgarse superficialmente la frase citada. Pero apreciándola como es menester, es decir vinculada a los grandes hechos del hombre, constituye la revelación conceptual de su genio político”.
Porque dejar venir los acontecimientos y en el último instante acertar con la decisión tomada, “eso sí que es tener el don genial o instinto superior, extraño al propio raciocinio y a la propia conciencia.”
Como se sabe, en 1901, Roca retiró del Congreso el proyecto de unificación de la deuda externa, preparado por Carlos Pellegrini, ante la agitación pública que la iniciativa había suscitado. Con tal medida, perdió para siempre la amistad y la colaboración de Pellegrini.
Roca habló del episodio, ante una pregunta de Lugones. “La gente –dijo- creyó después que yo había calculado aquello para perjudicar a Pellegrini. No es cierto. Yo estaba en el asunto de buena fe. Es una necedad querer gobernar los acontecimientos. En política, nunca se sabe lo que va a suceder. Yo he gobernado con los acontecimientos, y creo que en esto consiste la habilidad del político”.
Comentaba Lugones que “la sencillez de expresión y de maneras, causaba a primera vista en Roca una impresión de trivialidad: tan grande era su desdén del efectismo. Así podría juzgarse superficialmente la frase citada. Pero apreciándola como es menester, es decir vinculada a los grandes hechos del hombre, constituye la revelación conceptual de su genio político”.
Porque dejar venir los acontecimientos y en el último instante acertar con la decisión tomada, “eso sí que es tener el don genial o instinto superior, extraño al propio raciocinio y a la propia conciencia.”
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