Guillermo Villareal | Columnista de DyN
BUENOS AIRES.- La “amistad nueva” que desde el entorno presidencial aseguran cultiva Cristina Fernández con el papa Francisco no la exime de sobresaltos con los referentes de la Iglesia vernácula sobre temas delicados de la realidad nacional como la pobreza, el aborto y la independencia de poderes. Los obispos argentinos no han callado sus voces pese a esa cercanía espiritual y humana que el pontífice demuestra con su compatriota, la primera mandataria.
Y, contrariamente a lo que podía esperarse, la prédica eclesiástica subió aún más el tomo político tras el encuentro que Fernández mantuvo el 7 de junio en Roma con el Papa. Y es probable que lo siga haciendo camino a las PASO y las presidenciales de octubre. Las reflexiones eclesiásticas pusieron incluso el acento en cuestiones sensibles para los oídos de los residentes de Balcarce 50: pensamiento único, falta de diálogo, pluralismo y democracia, relación amigo-enemigo.
La última reflexión episcopal explícitamente reprobatoria del estilo de gestión del kirchnerismo llegó desde Tucumán y en vísperas de un nuevo encuentro de la Presidenta con el Papa. El arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, aprovechó el Tedeum del 9 de Julio para criticar el discurso que convierte en enemigo al que piensa distinto o discrepa. “De qué pluralismo y democracia se habla? ¿De la de un discurso único y excluyente que convierte automáticamente en enemigo al que con todo derecho discrepa?”, interpeló. La Presidenta recogió el guante y, sorpresivamente, apeló a la mesura para replicar a monseñor Zecca, al llamar a no enojarse “con el que piensa diferente”.
El arzobispo tucumano no fue el único que por estas horas cuestionó el estilo de confrontación permanente que, según afirman, caracterizó la década que el kirchnerismo considera ganada. Otro prelado y antiguo colaborador de Jorge Bergoglio, como monseñor Oscar Ojea, de San Isidro, también se quejó de lo poco que se avanzó en la idea de unidad nacional y en la construcción de un país para todos. “La Patria de todos no se construye de un modo bipolar, no se construye acentuando las antinomias; se construye acentuando el diálogo, incentivando el respeto de cada argentino por argentino, tratando de entender la historia de cada uno, de donde viene, qué educación tiene, qué elementos tiene para poder reaccionar de esa manera. Si crecemos en ese respeto podremos formar una Patria de hermanos”, argumentó. Es que entre los obispos hay coincidencia casi plena de que la división entre los argentinos es la herencia dura que dejará el kirchnerismo una vez que abandone el poder, más allá de la valoración de los logros y desaciertos de gestión.
Mientras la primera mandataria vuelve a verse con el pontífice en Paraguay, en el sexto encuentro entre ambos y el segundo afuera del Vaticano, la Universidad Católica Argentina (UCA) se apresta a difundir datos propios de pobreza e indigencia en el país. Esos que tanto molestan al Gobierno. Las estadísticas actualizadas de pobreza de la UCA se mantienen en estricta reserva, aunque se pudo saber que difieren bastante de ese 5% que estimó la Presidenta cuando participó de la cumbre de la FAO. Más bien la ubican en un 27%. Una cifra más acorde sobre la que se sustenta la prédica eclesiástica: “la realidad se impone, la pobreza existe, es de dos dígitos y reclama atención urgente”.
Más allá de los planteos de coyuntura de los obispos argentinos, la Presidencia seguirá haciendo usufructo político de esa amistad nueva con el Papa, y al parecer no terminará de despedirse de su compatriota este domingo en Paraguay. Francisco y Fernández volverán a verse al menos una o dos veces más antes del 10 de diciembre, en Cuba y en EEUU. (DyN)