“La drogadicción nos quita la libertad”, dijo el Papa

Francisco se despidió de Latinoamérica con un acto ante cientos de miles de jóvenes en Asunción. Encuentro con Cristina Kirchner

BAÑO DE MULTITUD. Francisco llega a celebrar la misa en Ñu Guasú. reuters BAÑO DE MULTITUD. Francisco llega a celebrar la misa en Ñu Guasú. reuters
13 Julio 2015
La gira de ocho días del papa Francisco, que lo llevó por Ecuador, Bolivia y Paraguay, terminó ayer con un encuentro ante más de 200.000 jóvenes que lo esperaron en la bahía de la Costanera que bordea la ciudad de Asunción del Paraguay. Allí, el Sumo Pontífice escuchó el testimonio de dos personas de la Pastoral Juvenil que le contaron cómo habían descubierto a Jesús y cómo los había ayudado a superar los obstáculos de la vida.

Al momento de hablar, el Papa prefirió improvisar unas palabras y no ajustarse al discurso que había escrito y que llevaba en la mano. Aprovechó el pedido de un joven, Orlando. Él había leído el Evangelio de las Bienaventuranzas y que luego se había acercado para recibir la bendición y rogarle que rezara por la libertad de los jóvenes. “La libertad es un regalo de Dios, pero hay que saber recibirlo, saber tener el corazón libre. En el mundo hay tantos lazos que nos atan el corazón y no nos dejan que sea libre: la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todo eso nos quita la libertad”, dijo Francisco.

Luego tomó el testimonio de Liz, una joven de 25 años que vive con su madre que sufre Alzheimer y con su abuela, también enferma. Según le contó sobre el escenario, ella es el único sostén familiar y pudo estudiar para convertirse en enfermera y seguir sirviendo. “Ella nos demostró que no hay que ser como Poncio Pilatos y lavarse las manos. Ella podría haber puesto a su mamá en un asilo y vivir su vida de joven, pero se convirtió en sierva, servidora de mamá y de su abuela con cariño. Lo que hizo demuestra un altísimo grado de solidaridad y amor”, resumió el Pontífice.

Para terminar hizo alusión al relato de Manuel, de 18 años, quién había sido entregado a una familia que lo maltrató y explotó desde pequeño. Su vida lo puso al borde de las adicciones, pero pudo salir adelante y volver al campo para trabajar. Gracias a los jóvenes de la Pastoral encontró a Dios, le explicó a Francisco. “A Manuel no le regalaron la vida, no es un ‘nene bien’. Pero en vez de salir a hacer maldades y a robar se fue a trabajar”, expresó el Papa. A continuación reiteró las tres ideas que quiere que los jóvenes incorporaran a su vida: Corazón libre, solidaridad y esperanza y trabajo.

“Jesús es esperanza y fortaleza. No queremos jóvenes debiluchos, que están ahí nomás: ni sí ni no. No queremos que se cansen rápido y con caras de aburridos. Queremos jóvenes fuertes con esperanza y fortaleza, porque conocen a Jesús y a Dios, y tienen un corazón libre”, sintetizó.

Luego contó una anécdota que desató carcajadas. “El otro día un cura, en broma, me dijo: ‘Usted siga aconsejándoles que hagan lío. Siga, siga, pero después los líos que hacen los jóvenes los tenemos que arreglar nosotros’”, expresó. “Les digo -agregó Francisco- hagan lío, pero también ayuden a arreglar. Hagan lío y organícenlo bien”.

Un día agitado

Ayer, bien temprano a la mañana, el Papa argentino visitó El Bañado Norte, uno de los barrios más populosos y humildes de Asunción. Caminó por sus calles y criticó la “fe no solidaria” y “mentirosa” de quien va a misa, pero no sabe lo que ocurre en los barrios marginales. Dijo: “Una fe que no se hace solidaridad es una fe muerta. Es una fe sin Cristo, una fe sin Dios, una fe sin hermanos. Una fe mentirosa”.

Cerca del mediodía celebró una misa en Ñu Guasú (Campo Grande, en guaraní). Toda la celebración fue una reivindicación a los orígenes guaraníes del pueblo paraguayo. Se rezó el padrenuestro y se entonaron cánticos en ese idioma, según el diario paragiayo ABC. Francisco llamó a “cambiar la lógica del egoísmo por el de la hospitalidad”. En primera fila se encontraba la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente paraguayo, Horacio Cartes. Luego de la misa, la mandataria argentina subió al escenario a saludarlo y le entregó una copia de una oración de Juan XXIII por la salud de Eva Perón, detalló Télam.

Antes de su arribo al encuentro con los jóvenes hizo una parada en el local del supermercado Ycuá Bolaños para recordar la tragedia ocurrida en 2004, cuando casi 400 personas murieron en un incendio.

Pasadas las 19, Francisco se dirigió hasta el aeropuerto de Asunción para subir al avión que, al cierre de esta edición, lo trasladaba a Roma. Una multitud lo lo despidió a lo largo de las calles paraguayas.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios