“Marelli nos amenaza”, dijo la hermana de Aída Correa

Mónica Correa rompió en llanto en la sala y aseguró: “se nos ríen, nos hacen de todo” La mujer señaló a las familias de los acusados de haber asesinado a su hermana en la localidad de Las Mesadas, en 2012

MIEDO Y NERVIOSISMO. Inés Correa, una de las hermanas de Aída, terminó denunciando que había sido amenazada después de que los tres magistrados insistieran en preguntarle por qué no se animaba a hablar. La gaceta / foto de inés quinteros orio MIEDO Y NERVIOSISMO. Inés Correa, una de las hermanas de Aída, terminó denunciando que había sido amenazada después de que los tres magistrados insistieran en preguntarle por qué no se animaba a hablar. La gaceta / foto de inés quinteros orio
01 Agosto 2015
El llanto de una de las hermanas de Aída Correa, acompañado por una denuncia de amenazas, modificó el clima en la sala de audiencias. El tribunal dispuso que se custodie a familiares de la víctima, del querellante y de algunos testigos durante el tiempo que dure el juicio. Luego se pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes.

La tercera audiencia del juicio por el abuso sexual seguido de muerte de Aída fue breve pero intensa. En las dos horas que duró el debate pudieron escucharse los testimonios del hombre que halló el cuerpo de la mujer y de dos de las hermanas de Aída, quienes confesaron tener miedo.

El primer testigo fue Juan Eduardo Luna, un vecino de Las Mesadas que vive a 40 metros del canal de riego del río Loro donde fue arrojado el cuerpo de Aída. “El 6 de febrero de 2012, como a las 18.30, agarré un machete y salí a cortar el pasto en un zanjón que hay cerca de mi casa, miré hacia abajo y había una persona tirada. Le avisé a mi señora y lo comunicamos a la Policía”, relató el hombre.

Luego fue el turno de Inés Correa, hermana de la víctima. La mujer contó que la tarde anterior al crimen se habían reunido en su casa sus hermanas Mercedes y Aída, el novio de esta última Horacio Ángel Marelli, y otros dos amigos llamados Ariel y Andrea. Dijo que los jóvenes compartieron una cerveza y luego se dirigieron a local bailable “Paso de las Lanzas”.

Llanto en la sala

La fiscala de Cámara Juana Prieto de Sólimo trató de indagarla acerca de otros detalles, pero la mujer se mostraba reticente. Ante el silencio de la testigo, los miembros del tribunal (Emilio Páez de la Torre, Juana Juárez y María Alejandra Balcázar) le preguntaron si alguien la había amenazado y la mujer respondió que sí. “Tengo miedo por mis hijos, mi familia y mis sobrinos”, expresó. Además aseguró que, en una oportunidad, la madre de Marelli le advirtió que le iba “a sacar la cabeza como a una víbora”.

La tercera en declarar fue Mónica Mercedes Correa, apodada “Pony”. La mujer ratificó las amenazas ante el tribunal. “La familia de Marelli siempre nos amenazó, mandan a los chicos a que nos agarren a pedradas”, denunció e inmediatamente rompió en llanto. “Se nos ríen, nos hacen de todo, no se fijan que están destruyendo a mi vieja. Él (Marelli) anda suelto como si nada y nos amenaza”, agregó la testigo.

La mujer estaba nerviosa y no podía contener el llanto. Después de que le acercaran un vaso con agua, giró su cabeza hacia la derecha y miró al ex novio de su hermana. “A vos Marelli te digo, por qué no le decís a tu familia que no sea así. No te estamos juzgando nosotros, te están juzgando ellos”, le imploró. Luego siguió con Aldo Rubén Rodríguez, el otro imputado. “Y vos también, vos tenés hijos, sabés lo que es”, agregó entre lágrimas.

La última noche

“Pony” no terminó de declarar, sino que continuará el lunes. No obstante, pudo reconstruir lo que sucedió la noche anterior al asesinato hasta el último minuto en que vio a su hermana con vida. Contó que, cuando estuvieron en el baile, ella se retiró al baño y, al regresar, Marelli ya no estaba con el grupo sino que conversaba en otro sector del lugar con Rodríguez. “Pregunté que había pasado y Andrea me dijo que Marelli la había cogoteado a mi hermana y que le había quitado un paquete de cigarros” (sic), relató la testigo.

La mujer dijo que cuando terminó el baile, alrededor de las 2, vio irse juntos a los dos imputados. Después ella, Aída y Andrea subieron al auto de un conocido que las llevaría de regreso a sus casas. “En el camino mi hermana lo ve a Marelli y se baja para alcanzarlo”, declaró. Esa fue la última vez que vieron a Aída.

Al día siguiente, mientras velaban a la víctima, una mujer se acercó a “Pony” para contarle algo. Según dijo, era Érica Gordillo, la esposa de Rodríguez. “Me contó que esa noche, después del baile, Rodríguez había llegado a molestarla, que discutieron y que lo corrió, que después él se metió en la casa de Marelli que vive enfrente y que la música estuvo muy fuerte como hasta las 5”, reprodujo la hermana de la víctima. Cuando la Policía levantó el cuerpo de Aída, los peritos advirtieron que alguien había intentado incinerar el cadáver porque tenía pedazos de telgopor quemados. “Érica Gordillo me dijo que esos telgopores eran de ellos (de Gordillo y de su esposo), que eran de un televisor que habían comprado y que los habían tirado en el fondo de su casa”, añadió “Pony”.

Aída tenía 36 años y cinco hijos menores de edad. Según consta en la causa, fue violada, golpeada, mordida en distintas partes del cuerpo y estrangulada.

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