Revisan urnas para afianzar el sistema

El escrutinio de la elección de legisladores y concejales se extendió entre julio y septiembre. Ponsati encarriló el proceso con rigor jurídico y destreza política. Los sublemas.

El resultado de la elección provincial del 2 de julio de 1995 produjo un sismo en el tablero político argentino. Por el voto popular, Antonio Domingo Bussi, uno de los más connotados jefes de la represión militar procesista, derrotó a la peronista Olijela Rivas, en la lucha por la gobernación. La complejidad de ese hecho será analizado en otra entrega de esta columna.

En esos comicios se apreció con nitidez el despliegue del sistema de lemas y sublemas. Compitieron en las urnas 1.012 sublemas (listas de candidatos a legisladores y concejales), que se repartían así:

• 611 del peronista Frente de la Esperanza (FE)

• 190 del bussismo

• 134 de la UCR

• 78 del Frepaso.

Se estimó en 20.000 la oferta total de postulantes. Además, se presentaron partidos municipales en Alderetes, Banda del Río Salí y Yerba Buena. El votante se encontró con una profusa cantidad de boletas en el cuarto oscuro. La confusión se trasladó a las autoridades de mesa y fiscales. El sistema de sublemas no era aplicable para los cargos ejecutivos.

El arbitraje

Con la admisión de la derrota por Rivas, el arbitraje final de los problemas derivados por el enfrentamiento de los diferentes sublemas -principalmente del FE- recayó en la Junta Electoral Provincial (JEP), En esta confluían además múltiples denuncias por irregularidades diversas.

Arturo Ponsati presidía la JEP en su calidad de titular de la Corte Suprema. Antonio Gandur, ministro fiscal, y el vicegobernador Julio Díaz Lozano fueron los otros integrantes. Del local de Las Heras 25 pasó a funcionar en el complejo General Manuel Belgrano.

Mano de hierro

Si las circunstancias lo requieren se revisará urna por urna. Así lo precisó Ponsati el 5 de julio, quien manejó con mano de hierro todo el proceso.

Con rigor jurídico y destreza política supervisó las distintas alternativas suscitadas entre el 6 de julio y el 2 de septiembre. Entendía que así se preservaban las instituciones y la posibilidad de reformarlas. Rivas, a todo esto, manifestó su apoyo al criterio de Ponsati. Unos 1.500 fiscales configuraron un escenario caótico al iniciarse el escrutinio definitivo de la sección Capital el 7 de julio.

Entre los reclamos sobresalían los de Enrique Romero, Luis Lobo y Juan Jesús Soria.

Para dar claridad al recuento, Ponsati ordenó la revisión de 2.869 urnas. El lugar del escrutinio se trasladó después a la Escuela de Comercio Manuel Belgrano. Guillermo Orso (UCR) denunció el 23 que había diferencias entre los datos del Correo y las planillas propias en Capital. El peronista Hugo Lazarte, a su vez, apuntó pérdida de votos en la sección Oeste.

Golpe de timón

Ponsati dio un golpe de timón al disponer la revisión de 600 urnas de Capital el 28 de julio sobre un total de 1.109. Sin dudas, hubo errores, ahora los vamos a rectificar, planteó. En el FE había río revuelto. Pequeñas diferencias en las mesas pueden hacer grandes diferencias al final, advertía Nora Lía Jabif en LA GACETA.

El 11 de agosto se dio por cerrado el escrutinio de la sección Oeste. Días después, Ponsati afirmó que la JEP actuó con total coherencia, ya que cada medida adoptada se justificaba en la precedente. Negó, así, acusaciones de un segundo escrutinio definitivo. La sección Este no generó problemas.

En la recta final

Bussi y Raúl Topa fueron proclamados gobernador y vice el 16 de agosto.

El recuento de votos de legisladores y ediles de las tres secciones concluyó el 2 de septiembre. Ponsati calificó de éxito al procediniento de la JEP, al entregar los diplomas a 40 legisladores el 5 de septiembre.

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