En el stand del Conicet, la curiosidad es la premisa

Una experiencia real de ciencia que se inicia con el descubrimiento de las piezas. Las propuestas de la Expo, hasta el 27 de este mes.

ARQUEOLOGOS POR UN DÍA. En el stand del Conicet, los chicos investigan con ojos de científicos. la gaceta / foto de diego aráoz ARQUEOLOGOS POR UN DÍA. En el stand del Conicet, los chicos investigan con ojos de científicos. la gaceta / foto de diego aráoz
19 Septiembre 2015
Jugando se aprende a investigar. A eso es a lo que apostó el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en el stand que ha montado en la Expo Tucumán, y en el cual también expone el trabajo de sus investigadores y científicos a través de una muestra dinámica, interactiva y participativa.

En la Expo, que se desarrollará hasta el 27 de septiembre en el predio de la Sociedad Rural, en San José, el stand del Conicet es una de las propuestas ideales para los chicos. Y uno de sus platos fuertes es el espacio denominado “Científicos por un día”. Allí, provistos de todos los elementos necesarios y guiados por investigadores del organismo de distintas áreas, los chicos realizan experimentos que les permiten corroborar que la ciencia rodea y atraviesa sus vidas cotidianas.

“Cada día los chicos juegan a una experiencia real de ciencia. Mañana (por hoy) los chicos podrán ser arqueólogos o biólogos por un día. Vamos a ir variando. El domingo serán biólogos y agrónomos por un día y el lunes, microbiólogos, y aprenderán sobre de la evolución natural. Otros días de la semana podrán ser geólogos y arquitectos”, explicó Carolina Baricco, de Conicet. “En 2013 fuimos el mejor stand gracias a estas actividades motivadoras”, contó.

Apenas uno entra al sitio del Conicet encuentra varias sorpresas. Los papás se prenden en el juego nemotécnico de preguntas y respuestas. A un costado, un prisma de vidrio didáctico representa en cada una de sus caras un cuadro de situación sobre la situación del agua de río. Los chicos aprenden a reconocer cuándo un río está más o menos contaminado, según los bichos que allí encuentran. Mientras los más grandes observan y aprenden sobre bichos, los más chicos pintan con lápices de colores esos mismos insectos. Esa parte del estand fue preparado para el Instituto de Biodiversidad Neotropolical.

En otro lugar, el Centro Integral de Microscopia Electrónica muestra la mejor tecnología en microscopios que hay en todo el país. Cada visitante puede asomar los ojos y ver las formas caprichosas de un grano de azúcar. Además, en el “Año internacional de la luz” se exhibe una muestra de la historia de la iluminación. Se puede observar desde la clásica vela, pasando por la lámpara de Edison de 1879 (con filamentos de bambú), luego el foco actual, el tubo fluorescente, la lámpara de bajo consumo y el LED. También se puede ver cómo se descompone la luz blanca en colores.

Sophia, de 11 años, y los chicos de la escuela Zavaleta entusiasman ante la propuesta de descubrir con un pincel las piezas arqueológicas. Luego tratan de deducir cómo era la vida allí, de acuerdo a los vestigios. “¡Me encantó, ahora entiendo qué hace un arqueólogo”, dijo Sophia.

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