Por Daniel Arturo Vaca
30 Diciembre 2015
LUGAR EMBLEMÁTICO. Parisinos y turistas dejaron flores y mensajes en homenaje a quienes fueron ametrallados por los terroristas reuters
Uno de los tipos de atentados más difíciles de impedir son los que este año tuvieron lugar en París. Son perpetrados en una ciudad, y por un grupo de asaltantes armados con explosivos y fusiles de asalto, que emplean con profesionalismo. Se mueven en coches a alta velocidad para alcanzar rápidamente sus objetivos aprovechándose de una población confundida y aterrorizada.
Esto fue lo que vivieron los parisinos durante los ataques terroristas del 7 de enero a la editorial del semanario satírico Charlie Hebdo, y del 13 noviembre al restaurante Petit Cambodge, al bar Le Carillon, al Estadio de Francia (fútbol) y al teatro Bataclan, entre otros, todos atestados de público. Posteriormente hubo hechos de violencia en el suburbio de Saint-Denis.
El ataque a Charlie Hebdo dejó 12 muertos, mientras que los atentados de hace más de un mes dejaron al menos 129 muertos.
Entre las víctimas había gente de todas las edades, religiones, ideologías y profesiones. Por eso, aquellos que estuvieron en Francia, principalmente durante los sucesos de noviembre último, compartieron un mismo sentimiento: “pudo haberme pasado a mí”. Esa es la sensación que transmitieron los tucumanos que se comunicaron con LA GACETA. Conmocionados y temerosos, vieron por televisión cómo se desangraba la ciudad que eligieron para vivir o para pasear. Todos sus encantos pasaron al segundo plano: el Louvre, el Sena, la Tour Eiffel, Notre Dame, Montmartre, los Jardines de Luxemburgo y el Barrio Latino.
“Ante un ataque cometido de forma cobarde, vergonzosa y violenta, Francia será implacable contra los bárbaros del Estado Islámico (EI)”, prometió el presidente François Hollande.
París tuvo su año de espanto y horror. Las promesas de una guerra contra el terrorismo no curan las heridas. Al mundo le duele Francia y su futuro, porque más seguridad implicaría menos libertad, un valor que los parisinos exhiben con orgullo.
Los atentados nos conmovieron mucho. Con el de París no pude dormir porque al día siguiente debía viajar a Madrid, pero tuve que hacerlo. Mis hijos y mi esposo quedaron en París, pero viajé tensa, con miedo, angustiada. Pero debíamos seguir adelante. Nosotros, los tucumanos, no estamos acostumbrados a esas cosas, por eso fue muy shockeante. Hoy la gente trabaja e intenta seguir con su vida social y cultural, porque no queda otra salida.
CÓMO LO VIVÍ
MARÍA GABRIELA MONTERO - odontóloga, esposa y madre
Los atentados nos conmovieron mucho. Con el de París no pude dormir porque al día siguiente debía viajar a Madrid, pero tuve que hacerlo. Mis hijos y mi esposo quedaron en París, pero viajé tensa, con miedo, angustiada. Pero debíamos seguir adelante. Nosotros, los tucumanos, no estamos acostumbrados a esas cosas, por eso fue muy shockeante. Hoy la gente trabaja e intenta seguir con su vida social y cultural, porque no queda otra salida.
Esto fue lo que vivieron los parisinos durante los ataques terroristas del 7 de enero a la editorial del semanario satírico Charlie Hebdo, y del 13 noviembre al restaurante Petit Cambodge, al bar Le Carillon, al Estadio de Francia (fútbol) y al teatro Bataclan, entre otros, todos atestados de público. Posteriormente hubo hechos de violencia en el suburbio de Saint-Denis.
El ataque a Charlie Hebdo dejó 12 muertos, mientras que los atentados de hace más de un mes dejaron al menos 129 muertos.
Entre las víctimas había gente de todas las edades, religiones, ideologías y profesiones. Por eso, aquellos que estuvieron en Francia, principalmente durante los sucesos de noviembre último, compartieron un mismo sentimiento: “pudo haberme pasado a mí”. Esa es la sensación que transmitieron los tucumanos que se comunicaron con LA GACETA. Conmocionados y temerosos, vieron por televisión cómo se desangraba la ciudad que eligieron para vivir o para pasear. Todos sus encantos pasaron al segundo plano: el Louvre, el Sena, la Tour Eiffel, Notre Dame, Montmartre, los Jardines de Luxemburgo y el Barrio Latino.
“Ante un ataque cometido de forma cobarde, vergonzosa y violenta, Francia será implacable contra los bárbaros del Estado Islámico (EI)”, prometió el presidente François Hollande.
París tuvo su año de espanto y horror. Las promesas de una guerra contra el terrorismo no curan las heridas. Al mundo le duele Francia y su futuro, porque más seguridad implicaría menos libertad, un valor que los parisinos exhiben con orgullo.
Los atentados nos conmovieron mucho. Con el de París no pude dormir porque al día siguiente debía viajar a Madrid, pero tuve que hacerlo. Mis hijos y mi esposo quedaron en París, pero viajé tensa, con miedo, angustiada. Pero debíamos seguir adelante. Nosotros, los tucumanos, no estamos acostumbrados a esas cosas, por eso fue muy shockeante. Hoy la gente trabaja e intenta seguir con su vida social y cultural, porque no queda otra salida.
CÓMO LO VIVÍ
MARÍA GABRIELA MONTERO - odontóloga, esposa y madre
Los atentados nos conmovieron mucho. Con el de París no pude dormir porque al día siguiente debía viajar a Madrid, pero tuve que hacerlo. Mis hijos y mi esposo quedaron en París, pero viajé tensa, con miedo, angustiada. Pero debíamos seguir adelante. Nosotros, los tucumanos, no estamos acostumbrados a esas cosas, por eso fue muy shockeante. Hoy la gente trabaja e intenta seguir con su vida social y cultural, porque no queda otra salida.
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