“Aburguesado” y comercial

Las comodidades han ido en detrimento de la aventura. Por Tomas Rocca - DPA

CIRCO PUBLICITARIO. El vivac de Las Termas fue un claro ejemplo de la modernización de los campamentos dakarianos. la gaceta / foto de osvaldo ripoll CIRCO PUBLICITARIO. El vivac de Las Termas fue un claro ejemplo de la modernización de los campamentos dakarianos. la gaceta / foto de osvaldo ripoll
13 Enero 2016
Cuando el Dakar llegó a Sudamérica en 2009 trajo consigo varias costumbres de sus orígenes en África, pero poco a poco las fue perdiendo hasta la versión actual rodeada de comodidades y marketing. “Antes era una aventura por varias cosas. Ahora es mucho más comercial”, compara el motociclista italiano Franco Picco, que con 24 participaciones es un conocedor de los hábitos del Dakar.

Las tiendas beduinas donde se instalaba el restaurante fueron reemplazadas por gigantes carpas con piso de madera, largas mesas y bancos para sentarse, dejando de lado las alfombras persas que invitaban a comer sentado en el piso. A su vez, también aparecieron los baños químicos y las duchas, comodidades que rara vez se veían en el continente africano.

Este año, por ejemplo, los campamentos se instalaron en lugares con grandes comodidades. El primero fue el de Villa Carlos Paz, que tuvo al Dakar como parte de la cartelera turística. Le siguió el vivac en el Autódromo de Las Termas, que desde hace unos años está en el calendario del MotoGP y el WTCC. Pero sin dudas el vivac que estuvo más alejado de ese espíritu dakariano original fue el de Salta, que se realizó en un moderno centro de convenciones a sólo 10 minutos del centro.

“Me parece bien, porque si tienes algún problema hay más posibilidades de solucionarlo. Nuestra aventura la tenemos en la pista”, explica el motociclista español Joan Pedrero. “Orly” Terranova piensa parecido. “Los equipos quieren más comodidades para trabajar. Ya en varios rallies se les está pidiendo a los organizadores que busquen lugares cercanos a las ciudades”, señala.

Aunque muchos competidores siguen durmiendo en carpas en el mismo vivac, otros lo hacen en pequeños motorhome o directamente en lujosos hoteles. “Yo prefiero quedarme en mi carpa. Hasta me pongo a dormir al lado de mis mecánicos mientras ellos trabajan. ir a un hotel no se justifica porque entre que vas y venís se pierde mucho tiempo”, analiza Picco.

Hoy hay stands promocionales de empresas, sectores para invitados VIP y hasta una tienda de merchandising oficial. “Eso en África no se veía... ”, añade Picco, sintetizando la idea de que el Dakar encontró en Sudamérica enormes ventajas comerciales que hacen pensar seriamente si alguna vez volverá a su lugar de origen.

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