22 Abril 2016
CONMOCIÓN. El deceso de Prince impactó en las redes; tenía 57 años. flavorwire.com
“¿Tú te cansarías de que te aplaudan? Nunca te cansas del aplauso. Nunca te aburre”.
En efecto, Prince pasó por la vida sin conocer el aburrimiento. O, al menos, el ocio. Su muerte -anunciada ayer por sus representantes- conmocionó al mundo de la música, no sólo por la desaparición física del último gran excéntrico del pop sino además por lo inesperado de la noticia. Según las informaciones oficiales, gente de su entorno encontró su cuerpo ya sin vida en su propiedad de Paisley Park, en Minnesota. Tenía 57 años.
Prince Rogers Nelson había nacido en 1958, hijo de un pianista y de una vocalista de jazz. Escribió su primera canción a los siete años. También desde niño se formó en la ejecución de varios instrumentos (solía decir que sabía tocar más de 30) e integró distintas bandas. En un primer momento no cantaba: consideraba que su voz no era apta para presentarse en público. Luego, él y el mundo descubrirían que el virtuosismo que exhibía como compositor e instrumentista alcanzaba también a su rol de cantante.
Cerca de la verdad
Se hizo famoso a fines de los 70 y durante las tres siguientes décadas fue reconocido como una de las fuerzas más creativas del pop. Vendió más de 100 millones de discos, ganó siete premios Grammy y, en 2004, ingresó en el Salón de la Fama del Rock and Roll. También se llevó un Oscar a la mejor canción original por “Purple Rain”, la película de 1984 cuya música estuvo basada en su álbum homónimo. Prince, además, actuó en el filme. En 2007, cantó en el Super Bowl, en una de sus actuaciones más celebradas.
Sin embargo, los números cosechados durante la carrera de Prince son casi anecdóticos al lado de lo que él transmitía en palabras. Durante las entrevistas que concedía (no muchas, pues otra de sus características era ser muy celoso de su privacidad) solía referirse con frecuencia a las compañías discográficas. “No soy quién para decirles (a los músicos jóvenes) lo que tienen que hacer, pero es evidente que las compañías ya no tienen dinero. Yo no conseguí lo que conseguí por una discográfica. Si no hubiera logrado un contrato, habría seguido tocando. Las compañías no me enseñaron nada, yo tenía mis propios maestros”, señaló en una charla con el diario El País, en el último enero.
Tampoco se sentía atado a sus éxitos. En esa misma entrevista, hablando sobre las connotaciones sexuales de la canción “Head”, declaró: “he escrito tantas canciones que ni pienso en ella. No podría avanzar si estuviera vinculado a una canción de mi pasado. Ser testigo de Jehová ha hecho que me esfuerce en contar las mismas cosas de otra manera. Me ha acercado a la verdad. Además, ahora los fans son mayores, tienen familia, quieren traer a sus hijos”.
Única visita al país
La única vez que Prince tocó en la Argentina fue el 21 de enero de 1991, ante unos 25.000 espectadores, en la segunda jornada del Festival Rock & Pop que dicha emisora organizó en el estadio de River Plate. Su inspirada manera de asumir la transgresión se pudo ver en ese único show porteño, que duró 77 minutos, el tiempo que marcaba el contrato.
Lo breve de la presentación no disimuló lo contundente de la performance que desde el piano, la guitarra y la voz compartió con el guitarrista Levi Seacer, la cantante y tecladista Rosie Gaines y el baterista Michael Bland.
Luis Alberto Spinetta y Charly García se habían confesado maravillados con el show. “Quizá a mucha gente se le haga incomprensible su música, pero a mí me deslumbró”, señaló el “Flaco”.
En efecto, Prince pasó por la vida sin conocer el aburrimiento. O, al menos, el ocio. Su muerte -anunciada ayer por sus representantes- conmocionó al mundo de la música, no sólo por la desaparición física del último gran excéntrico del pop sino además por lo inesperado de la noticia. Según las informaciones oficiales, gente de su entorno encontró su cuerpo ya sin vida en su propiedad de Paisley Park, en Minnesota. Tenía 57 años.
Prince Rogers Nelson había nacido en 1958, hijo de un pianista y de una vocalista de jazz. Escribió su primera canción a los siete años. También desde niño se formó en la ejecución de varios instrumentos (solía decir que sabía tocar más de 30) e integró distintas bandas. En un primer momento no cantaba: consideraba que su voz no era apta para presentarse en público. Luego, él y el mundo descubrirían que el virtuosismo que exhibía como compositor e instrumentista alcanzaba también a su rol de cantante.
Cerca de la verdad
Se hizo famoso a fines de los 70 y durante las tres siguientes décadas fue reconocido como una de las fuerzas más creativas del pop. Vendió más de 100 millones de discos, ganó siete premios Grammy y, en 2004, ingresó en el Salón de la Fama del Rock and Roll. También se llevó un Oscar a la mejor canción original por “Purple Rain”, la película de 1984 cuya música estuvo basada en su álbum homónimo. Prince, además, actuó en el filme. En 2007, cantó en el Super Bowl, en una de sus actuaciones más celebradas.
Sin embargo, los números cosechados durante la carrera de Prince son casi anecdóticos al lado de lo que él transmitía en palabras. Durante las entrevistas que concedía (no muchas, pues otra de sus características era ser muy celoso de su privacidad) solía referirse con frecuencia a las compañías discográficas. “No soy quién para decirles (a los músicos jóvenes) lo que tienen que hacer, pero es evidente que las compañías ya no tienen dinero. Yo no conseguí lo que conseguí por una discográfica. Si no hubiera logrado un contrato, habría seguido tocando. Las compañías no me enseñaron nada, yo tenía mis propios maestros”, señaló en una charla con el diario El País, en el último enero.
Tampoco se sentía atado a sus éxitos. En esa misma entrevista, hablando sobre las connotaciones sexuales de la canción “Head”, declaró: “he escrito tantas canciones que ni pienso en ella. No podría avanzar si estuviera vinculado a una canción de mi pasado. Ser testigo de Jehová ha hecho que me esfuerce en contar las mismas cosas de otra manera. Me ha acercado a la verdad. Además, ahora los fans son mayores, tienen familia, quieren traer a sus hijos”.
Única visita al país
La única vez que Prince tocó en la Argentina fue el 21 de enero de 1991, ante unos 25.000 espectadores, en la segunda jornada del Festival Rock & Pop que dicha emisora organizó en el estadio de River Plate. Su inspirada manera de asumir la transgresión se pudo ver en ese único show porteño, que duró 77 minutos, el tiempo que marcaba el contrato.
Lo breve de la presentación no disimuló lo contundente de la performance que desde el piano, la guitarra y la voz compartió con el guitarrista Levi Seacer, la cantante y tecladista Rosie Gaines y el baterista Michael Bland.
Luis Alberto Spinetta y Charly García se habían confesado maravillados con el show. “Quizá a mucha gente se le haga incomprensible su música, pero a mí me deslumbró”, señaló el “Flaco”.
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