07 Agosto 2016
1962, BODAS DE ORO. El cincuentenario afianzaba la relación que los tucumanos tenían con estas páginas.
LA GACETA ya transita su centésimo quinto año de vida con las mismas expectativas y desafíos EN 1912 Alberto García Hamilton depositaba en estas páginas, Y que respondían a una necesidad periodística del Norte. Modesta fue su primera aparición. La circunstancia lo imponía. Pero se amoldó desde aquella hora a las exigencias del ambiente, se compenetró de ellas, se esforzó por llenarlas y cada etapa del progreso norteño marcó una época en su evolución y adelanto, reseñaba nuestro suplemento de las Bodas de Plata en 1937.
En aquella edición del 25 aniversario, cuya tapa estaba coronada con un gran dibujo del creador de la imprenta (el alemán Johannes Gutenberg), realizado por Ricardo Saravia, se manifestaba que tan estrechamente se vincularon la región y su periódico, que hoy no se concibe el uno sin el otro.
Al cumplir medio siglo, en 1962, el suplemento reproducía la tapa de 1912 y expresaba que la vida de un diario es también el capítulo de la historia de un pueblo. Agregaba: creemos que la vida de LA GACETA, al cumplir hoy 50 años, está ligada por más de un motivo a la historia de Tucumán.
En su interior, y bajó el título “El periodista fundador”, se recuerda la vida de nuestro fundador de la siguiente manera: La historia de LA GACETA cabe en un nombre: Alberto García Hamilton. Al conjuro de su fe en el magisterio de la prensa, nació este diario en una fecha como hoy. En aquellos años, la prensa de Tucumán cumplía un descanso semanal que durante todo un día dejaba a la población sin noticias. En ese paréntesis dominical surgió un grito con la resonancia de un anuncio callejero pleno de incitación a la curiosidad. Estaba en la voz vibrante de los nóveles canillitas el nombre de un nuevo periódico. Había nacido LA GACETA y continuaba así tenía entonces don Alberto, 40 años de edad. Hacía más de 10 que estaba en Tucumán, a donde había llegado para trabajar en el periodismo. Para continuar la faena iniciada 25 años antes. A la edad en que muchos no han abandonado los juguetes… el futuro fundador de LA GACETA ya estaba hurgando el mecanismo de las tipografías o ensayando la breve crónica con los elementos que le proporcionaban sus apasionadas lecturas y las conclusiones que sacaba de los hechos. En las páginas de “La tribuna” de su Montevideo natal quedan como las huellas sensible de esa infancia periodística.
Con apenas 20 años llegó a Paysandú para trabajar en “El Pueblo” pero su trabajo más importancia lo realizó en “El Comercio”, de Fray Bentos, donde llegó a ser su director al morir su fundador. No puede dejar que las cuestiones sociales y políticas lo marquen. Desde su adolescencia abrazó los postulados del partido blanco y de su legendario líder Aparicio Saravia. En 1896, tras una revolución de los “blancos” se desata la represión “colorada”, destruyen el diario y comienza la persecución política. Alberto y su hermano Germán buscan refugio y parten el destierro en Argentina.
Poco tiempo estuvieron en Buenos Aires ya que Alberto recibe una oferta laborar desde Tucumán, algo conocía de esta provincia de las luchas independentistas. Llegaron y se incorporaron con fervor a la vida tucumana. El 22 de julio de 1912 le anuncia a sus amigos que se han superado los inconvenientes para la impresión y ese mismo día se bautiza al nuevo periódico. Estaban colmados sus sueños y recompensados sus esfuerzos. Había lanzado un periódico que tuvo cabida inmediata en el pueblo y que más de 104 años después sigue siendo una parte importante en la vida tucumana.
En aquella edición del 25 aniversario, cuya tapa estaba coronada con un gran dibujo del creador de la imprenta (el alemán Johannes Gutenberg), realizado por Ricardo Saravia, se manifestaba que tan estrechamente se vincularon la región y su periódico, que hoy no se concibe el uno sin el otro.
Al cumplir medio siglo, en 1962, el suplemento reproducía la tapa de 1912 y expresaba que la vida de un diario es también el capítulo de la historia de un pueblo. Agregaba: creemos que la vida de LA GACETA, al cumplir hoy 50 años, está ligada por más de un motivo a la historia de Tucumán.
En su interior, y bajó el título “El periodista fundador”, se recuerda la vida de nuestro fundador de la siguiente manera: La historia de LA GACETA cabe en un nombre: Alberto García Hamilton. Al conjuro de su fe en el magisterio de la prensa, nació este diario en una fecha como hoy. En aquellos años, la prensa de Tucumán cumplía un descanso semanal que durante todo un día dejaba a la población sin noticias. En ese paréntesis dominical surgió un grito con la resonancia de un anuncio callejero pleno de incitación a la curiosidad. Estaba en la voz vibrante de los nóveles canillitas el nombre de un nuevo periódico. Había nacido LA GACETA y continuaba así tenía entonces don Alberto, 40 años de edad. Hacía más de 10 que estaba en Tucumán, a donde había llegado para trabajar en el periodismo. Para continuar la faena iniciada 25 años antes. A la edad en que muchos no han abandonado los juguetes… el futuro fundador de LA GACETA ya estaba hurgando el mecanismo de las tipografías o ensayando la breve crónica con los elementos que le proporcionaban sus apasionadas lecturas y las conclusiones que sacaba de los hechos. En las páginas de “La tribuna” de su Montevideo natal quedan como las huellas sensible de esa infancia periodística.
Con apenas 20 años llegó a Paysandú para trabajar en “El Pueblo” pero su trabajo más importancia lo realizó en “El Comercio”, de Fray Bentos, donde llegó a ser su director al morir su fundador. No puede dejar que las cuestiones sociales y políticas lo marquen. Desde su adolescencia abrazó los postulados del partido blanco y de su legendario líder Aparicio Saravia. En 1896, tras una revolución de los “blancos” se desata la represión “colorada”, destruyen el diario y comienza la persecución política. Alberto y su hermano Germán buscan refugio y parten el destierro en Argentina.
Poco tiempo estuvieron en Buenos Aires ya que Alberto recibe una oferta laborar desde Tucumán, algo conocía de esta provincia de las luchas independentistas. Llegaron y se incorporaron con fervor a la vida tucumana. El 22 de julio de 1912 le anuncia a sus amigos que se han superado los inconvenientes para la impresión y ese mismo día se bautiza al nuevo periódico. Estaban colmados sus sueños y recompensados sus esfuerzos. Había lanzado un periódico que tuvo cabida inmediata en el pueblo y que más de 104 años después sigue siendo una parte importante en la vida tucumana.
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