Sublemas frentistas salen al cruce de FR

La Constitución del 90 cambió las reglas del juego electoral. Los tironeos entre el PJ y el SI por los espacios de poder dentro del Frente de la Esperanza. La estrategia de FR.

La batalla por el control del poder se planteó con crudeza desde el mismo momento que desembarcó el interventor federal Julio César Aráoz a Tucumán en enero de 1991.

A diferencia de experiencias anteriores, el peronismo en su versión menemista, debía revertir la imagen de desorden político e institucional que se zanjó con la pérdida de la autonomía.

La promesa de orden partía del lado bussista y prendía en franjas de la sociedad disconformes con el manejo del PJ gobernante desde 1983 hasta enero de 1991. La nueva etapa introdujo cambios en la vida pública, a raíz de la puesta en vigencia de la Constitución de 1990. Ellos incidieron en el juego electoral.

La más relevante de las mutaciones determinó la eliminación del Colegio de Electores, por lo que el gobernador y el vicegobernador se elegirían en adelante, por voto directo en primera vuelta. Los intendentes y los comisionados comunales se escogían por el mismo procedimiento. La creación del puesto de vicegobernador fue también producto de la Carta del 90.

Prohibiciones

Otras cláusulas imponían modificaciones radicales en la práctica política. Así se consagraba la prohibición de la reelección inmediata de los funcionarios surgidos por el voto popular. Se tendía así a forzar la salida de la competencia electoral de equipos íntegros de dirigentes peronistas.

Del mismo modo se recortaba la esfera de intervención del sistema de sublemas en la actividad electoral.

Ni la fórmula del Ejecutivo, ni intendentes ni comisionados podían surgir de sublemas. Estos se reservaban para las postulaciones a legisladores y concejales.

El nuevo esquema parecía destinado a fortalecer el avance de Fuerza Republicana (FR), con una conducción centralizada hasta el mínimo detalle. No obstante, la dinámica política demostró que esa apuesta era insuficiente para confrontar con la tesis del polo democrático que fogoneaba el heterogéneo Frente de la Esperanza (FE). El radical Cecilio Heredia intentó preservar la oferta partidaria (Rubén Chebaia-José Ignacio García Hamilton) en medio del formidable tironeo. Llegó incluso a congelar una eventual sociedad de Carlos Courel -postulado para intendente- con el FE

La Unión del Centro Democrático (Ucede), en cambio, optó por no propiciar fórmula gubernativa y presentó a Sisto Terán Nougués, como candidato a intendente de la capital.

Tensiones y asperezas

Dentro del campo oficialista abundaron los roces y las tensiones. Así el apoderado del peronismo Daniel Bejas, acudió a la Junta Electoral Provincial (JEP) para impugnar la reserva del lema Partido Justicialista que habían hecho los afiliados Manuel Antonio Juárez y Walter Saborido, entre otros. La JEP le dio la razón a Bejas, argumentando que no representaban a la intervención del justicialismo. Ese intento reveló el estado deliberativo en que se sumió el peronismo, obligado a pactar importantes espacios de poder con Surgimiento Innovador (SI), el partido que respondía a Ramón Bautista Ortega. El PJ y el SI conformaban la columna vertebral del Frente de la esperanza.

César Arias, interventor del PJ tucumano y hombre de confianza de Carlos Menem, conciliaba intereses con paciencia. El 15 de julio comunicó que el binomio del FE lo integraban Ortega-Julio Díaz Lozano (PJ). Estaba tan enrarecido el ambiente, que el diputado nacional Antonio Guerrero debió manifestar que los peronistas no podían ser proscriptos como candidatos por haber actuado en gestiones anteriores. De los 165 sublemas oficializados, el FE registró 95 y la UCR 49. El FE canalizó su tensión por los sublemas.

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