Dilma acusó a su vice de “traición” y “usurpación”

Luego de su discurso de autodefensa, Rousseff dijo que se está violando la democracia y afirmó que las acusaciones son falsas La mandataria dijo que es víctima de un “golpe parlamentario” y anticipó que se producirá una grave ruptura institucional en el país

DIO SU VERSIÓN. Dilma ejerció su autodefensa acompañada por la bandera brasileña. fotos de reuters DIO SU VERSIÓN. Dilma ejerció su autodefensa acompañada por la bandera brasileña. fotos de reuters
30 Agosto 2016
BRASILIA.- La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, alertó ayer que Brasil está “a un paso de la ruptura democrática” y que un “golpe de Estado parlamentario” permitirá la asunción de un “gobierno usurpador”, al pronunciar un histórico discurso de defensa en el juicio político que, entre hoy y mañana, puede destituirla del cargo.

“Estamos a un paso de la efectivización de una grave ruptura institucional. Estamos a un paso de que se concrete un verdadero golpe de Estado”, dijo Rousseff en su alocución, en la que defendió su gobierno y acusó a la oposición de haber boicoteado su gestión tras la reelección en 2018.

La mandataria, suspendida en el cargo desde el 12 de mayo último, también denunció al “gobierno usurpador” de su vicepresidente, Michel Temer, y anunció que en caso de ser condenada apelará al Supremo Tribunal Federal, porque según ella no cometió delito de responsabilidad contra la Constitución por haber alterado prioridades en el Presupuesto 2015.

Temer, por su parte, siguió en el Palacio del Planalto la sesión, confiando en que su base aliada logrará más votos que el piso de 54 que se necesita para condenar a Rousseff, prohibirla de la vida pública durante ocho años y terminar con 13 años de gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT).

“Se está violando la democracia y se condena a una inocente. Esta es la excusa que marca el juicio que será realizado por la voluntad de los que lanzan contra mi pretextos acusatorios infundados”, dijo Rousseff en su discurso, de una hora de duración.

Dilma fue cautelosa al no levantar el tono personal contra algunos senadores, buscando que varios se abstengan en la votación clave.

Se despertó a las 6 y desayunó con sus ex ministros; el ex presidente, Lula da Silva, y el cantautor Chico Buarque, un conocido militante del PT que siguió desde las galerías superiores, con anteojos negros, toda la sesión, al lado de la cúpula del Movimiento Sin Tierra y del Movimiento Sin Techo.

En una sesión en la que estaban inscriptos 40 senadores para hablar, Rousseff enfrentó a sus acusadores, entre ellos el ex candidato presidencial Aecio Neves, quien la acusó de haber mentido en la campaña y de haber incurrido en “pedaleadas fiscales” para maquillar la economía, violando la Constitución. “Ustedes nunca reconocieron la derrota, acudieron a los tribunales electorales y apostaron al cuanto peor mejor”, dijo a Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Este “golpe será golpe si condenan a una inocente por crimen de responsabilidad”, dijo, por su parte, al jefe del bloque del PSDB, Cassio Cunha Lima, quien la acusó de haber guardado informaciones para ganar las elecciones en 2014 y de que su salida no es un golpe sino un pedido “de las calles”. “Senador, el proceso no fue en forma espontánea; ustedes se aliaron al chantaje de Eduardo Cunha para derrocarme; el proceso no vino de las calles en forma espontánea”, afirmó la mandataria.

En su mensaje, Rousseff dijo: “entre mis defectos no está la deslealtad y la cobardía. No traicioné ni traiciono a los que luchan a mi lado. En la lucha contra la dictadura recibí las marcas de la tortura, el sufrimiento de la prisión, vi compañeros ser asesinados. Resistí y no cedí en aquella época y no será ahora que voy a abdicar de la lucha por Brasil”, dijo.

Unas 2.000 personas recibieron a Rousseff en la puerta del Senado antes de declarar, pero si bien la idea era quedarse todo el día frente al Congreso, después de un par de horas se refugiaron, alejados del lugar, debido a los 30 grados de temperatura y al sol pleno que se registra en Brasilia, que está viviendo la última fase de la época anual de sequía. (Télam)

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