Ascenso al poder desde las sombras

Al nuevo presidente de Brasil casi no se lo vio en público en las horas previas a su gran triunfo político.

APOYO. Temer acaba de asumir como presidente y recibe las felicitaciones. reuters APOYO. Temer acaba de asumir como presidente y recibe las felicitaciones. reuters
01 Septiembre 2016

Isaac Risco | Columnista de la agencia DPA

Al nuevo presidente de Brasil casi no se lo vio en público en las horas previas a su gran triunfo político. Discreto y calculador a los ojos de sus adversarios, Michel Temer no pudo evitar, eso sí, fotografiarse haciendo la señal de la victoria durante una recepción con atletas olímpicos poco antes de la destitución de su predecesora, Dilma Rousseff. Con su ascenso definitivo a la presidencia, el hasta ahora vicepresidente y jefe de Estado interino Temer consumó su venganza política sobre la que fuera su aliada en una extraña alianza de Gobierno durante cinco años y medio. La caída de Rousseff, destituida con una clara mayoría por el Senado tras su suspensión en mayo, está ligada al descalabro económico y a los escándalos de corrupción, pero también estuvo impulsada por varias intrigas personales entre bastidores. La más simbólica de ellas la que mantuvieron la presidenta de izquierdas y su antiguo escudero, un abogado católico de 75 años vinculado a las elites conservadoras brasileñas. Temer se quedará en el poder hasta finales de 2018, ocupando el mandato para el que Rousseff fue reelecta en 2014, pese a estar rodeado de sospechas de corrupción. Visto por los mercados con buenos ojos por el “Gobierno de salvación” y la política económica liberal con los que espera sacar a Brasil de la crisis, el nuevo presidente hace frente en cambio a fuertes reticencias por parte de activistas sociales e intelectuales. Sus planes económicos hacen suponer recortes en los programas sociales que impulsó durante los últimos 13 años el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Temer tiene previsto ahora su estreno internacional durante la cumbre del G20 en China, después del desenlace de su pugna con Rousseff. Fue la ruptura entre ambos en marzo la que le dio la estocada decisiva a la primera presidenta mujer de Brasil. “Pasé los primeros cuatro años como un ‘vice’ decorativo”, se quejaba con la mandataria en una carta de “desahogo” personal de diciembre de 2015 que anticipaba la tormenta política. El líder del centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) criticaba la “desconfianza y menosprecio” de Rousseff. “Éramos meros accesorios”, protestaba también el político, calificado en una ocasión como el “mayordomo de una película de terror” por un adversario debido a su talante elegante e impoluto, y parco e indescifrable a la vez. Está casado con una ex reina de belleza, Marcela Tedeschi Araújo, 42 años más joven que él.

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