El scrum bajo la lupa

La imagen de un scrum es, sin dudas, la más representativa e inequívoca del rugby. Y aunque la búsqueda de celeridad que caracteriza a los tiempos modernos y que también engloba al deporte en aras de la televisación le haya ido restando importancia ceremonial, el scrum sigue siendo para muchos equipos no sólo una plataforma de ataque muy fructífera por los espacios que genera, sino también una valiosa herramienta de desgaste psicológico del rival.

Ahora bien, el desafortunado caso de Jerónimo Bello, el pilar derecho de SIC que sufrió una grave lesión cervical al derrumbarse un scrum durante un partido contra Newman, volvió a poner a la distintiva formación bajo la lupa. Sucede que ya hubo otros dos casos similares en menos de un año: el de Juan Gastaldi, pilar de 20 años de CASI, ocurrido en 2015; y el de Ignacio Maeder, segunda línea de Duendes, que se lesionó a principios de este mes.

La repetición de casos puso sobre alarma a la UAR, que resolvió reunir especialistas para conformar la Comisión de Seguridad en el Juego, a fin de implementar medidas tendientes a garantizar una mayor seguridad de los jugadores en situaciones de scrum (ver apartado “Nuevas regulaciones”).

Mayor control

En pos de favorecer la rapidez del juego y brindar mayor seguridad a los jugadores, las reglas del rugby se encuentran en constante actualización. Con el objetivo de minimizar el riesgo de lesiones en los forwards, sobre todo en los primeras líneas, hace tres años la World Rugby (por entonces IRB) dispuso el cambio en la secuencia del scrum, reemplazando el touch (tocar) por el bind (tomar), con lo cual se evita la embestida y el impacto se reduce hasta en un 25%.

Las nuevas regulaciones estipuladas por la UAR no modifican en forma alguna la disputa del scrum sino que apuntan a erradicar por vía del castigo las mañas e ilegalidades que puedan poner en riesgo la integridad física de los jugadores. Es decir, que haya menos reseteo y más penalización.

“Todo este tipo de iniciativas suman. Sin embargo, creo que tampoco sería conveniente irse al otro extremo y cobrar penal por cualquier nimiedad”, advierte el árbitro Fernando Martorell. “Me parece muy útil eso de que un asistente pueda colocarse del otro lado del scrum para ayudar al árbitro a controlarlo, pero habría que ver qué pasa con todos esos partidos en los que no hay un asistente, sino alguien de cada club que hace de línea para dar una mano. De todos modos, creo que en estos casos hubo también mucha mala suerte”, completa Martorell.

“Hay que ser primera línea para saber realmente lo que es estar en un scrum. Creo que el tema pasa por los entrenadores y la enseñanza de cómo formar y cómo caer. Cuando un scrum se derrumba, es importante que el primera línea caiga con la cara al piso. Te podés raspar, pero al mínimo giro del cuello, se viene la lesión”, advierte Roberto Tejerizo, pilar con vasta experiencia en el primer nivel.

Diego Vidal, entrenador de forwards de los “Naranjas” y otro entendido en la materia, sostiene: “es primordial trabajar en el gimnasio para tener un cuello fuerte y una contextura física que permita soportar la presión que hay en un scrum. Pero también es muy importante inculcar en los más chicos la lealtad en la disputa de un scrum, en lugar de enseñarles mañas. Mientras el scrum se mantenga arriba, las probabilidades de lesión son mínimas. El problema es cuando colapsa: ahí es cuando pasan las cosas graves”.

La importancia de una buena postura

El scrum es toda una ciencia. No sólo a nivel colectivo, por el nivel de sincronicidad que requiere para ser efectivo; sino también a nivel individual, porque exige una postura correcta para lograr un mayor empuje y reducir el riesgo de lesiones a corto, mediano y largo plazo.

Esto último, cabe aclarar, depende también de las condiciones físicas particulares de cada jugador. Para ello se realiza el test de Torg y Pavlov, que determina el grado de estrechez en el canal medular y por ende la propensión a sufrir lesiones que comprometan la columna vertebral. “A partir de los 15 años ya se empieza a realizar todo tipo de exámenes físicos a los jugadores para determinar si están o no en condiciones de jugar, o de hacerlo en algún puesto específico”, explica Pedro Gauna, médico del seleccionado tucumano. “Sin dudas que el cuello de los primeras líneas sufre mucho a largo plazo, pero me parece que en Tucumán hay toda una cultura del scrum, se lo trabaja mucho y por eso no tenemos casos como los que sucedieron en Buenos Aires y Rosario”, opina el “Zorro”.

Una postura correcta y efectiva es la del jugador de la izquierda en el gráfico: parado sobre las puntas de sus pies, espalda recta y hombros por encima de la cadera, listo para el impulso. El de la derecha está en posición incorrecta: pies en posición plana, cadera por encima de los hombros y piernas rectas no favorecen el empuje, y la única dirección a la que pueden conducir es hacia abajo.

PUNTOS DE VISTA

Se debe seguir reformando las reglas de juego

Diego Carrizo - Traumatólogo especializado en columna

Lo primero que se debe tener en cuenta es que se trata de un deporte de contacto y eso trae aparejado cierto riesgo de sufrir lesiones. Lo que podría hacerse es continuar introduciendo modificaciones en la forma de disputar el scrum. Por ejemplo: sacar a los wing forwards de los formación, para quitarles presión a los pilares, que son los principales perjudicados. Sin embargo, me parece bien que desde la UAR se tomen medidas para controlar con mayor severidad el scrum, a fin de evitar el derrumbe, que es lo realmente peligroso. En ese sentido, ayuda mucho que un línea se coloque del otro lado del scrum para ver quién lo derrumba.

Tuve muchos pacientes con lesiones cervicales y hernias de disco, y el 80% son primeras líneas. Eso sin duda viene del scrum. Junto con los segundas líneas, son los más propensos a sufrir patologías cervicales. De hecho, a varios de ellos tuve que frenarlos para que dejaran de jugar, porque podían sufrir lesiones más severas y hasta quedar inmovilizados.

Por una acción más segura y leal

Matías Pascual - Arbitro de la URT

La situación de juego más difícil de referear sin dudas es el scrum, porque hay muchos jugadores en un espacio muy reducido, haciendo muchísima fuerza. Entonces, una mínima fuerza que vaya en un ángulo diferente al de los demás jugadores puede desestabilizar a toda la formación, llevándola al derrumbe, que es lo que se trata de evitar porque es ahí donde se producen las lesiones graves. Lo más novedoso entonces es que se haya establecido como juego sucio al empuje en ángulo o el derrumbe intencional, con la posibilidad de sacar tarjeta amarilla o roja. Los jugadores estarán advertidos desde el principio.

El scrum forma parte de la esencia del rugby y tiene que seguir existiendo. Simplemente debe jugarse de una manera segura y leal, y debe enseñarse a los jugadores desde que son chicos, para que cuando sean grandes lo jueguen con naturalidad, en lugar de tener que resetear 10 scrum por partido. Además de inseguro, lo torna aburrido.

Nuevas regulaciones

Los oficiales de juego (referí principal, referís asistentes y TMO) deben involucrarse de modo efectivo, permanente y directo en el control de los diferentes procesos de formación / finalización del scrum, con la premisa de seguridad por sobre cualquier otra circunstancia.

Evitar en lo posible los reseteos de scrum, aplicando estrictamente las leyes de juego en vigencia.

Considerar a los malos asimientos, empujes en ángulos incorrectos y posiciones de empuje incorrectas que puedan ocasionar colapsos, como juego sucio o peligroso, y definir al scrum como cuadrado y quieto antes de la orden de ingreso.

Todas las infracciones mencionadas en el scrum serán tomadas como acciones muy peligrosas, y recibirán el tratamiento reglamentario correspondiente. No habrá advertencias a ningún jugador.

Dentro de esta definición, autorizar a los referís asistentes y TMO, designados oficialmente, a informar al árbitro principal por los medios habituales.

Autorizar en carácter de prueba experimental a los referís asistentes designados oficialmente más cercanos al scrum a disputarse, a ingresar al campo de juego y ubicarse del lado opuesto del scrum al ocupado por el referí principal, para controlar los asimientos, ángulos de empuje y posición de brazos y pies. En caso de detectar infracciones, el referí asistente le hará rápidamente una seña al referí principal (levantará un brazo), quien hará sonar el silbato inmediatamente. Luego le informará lo sucedido, y el referí principal sancionará la infracción y realizará la marca correspondiente.

El referí principal y el referí asistente deberán controlar que el desarme del scrum luego del silbato, sea controlado y seguro, evitando empujes posteriores.

Aplicar este instructivo desde el inicio hasta la finalización del encuentro de modo permanente y consistente.