27 Enero 2017
Los museos no sólo deben mostrar objetos, sino contar una historia. Y para eso hoy se necesita invertir en tecnología, que es el código de comunicación que manejan las nuevas generaciones. Es lo que deja en claro uno de los museólogos más solicitados en la Argentina, Gabriel Miremont, autor de los diseños del Museo de Alta Montaña en Salta, el de Evita en Buenos Aires y de varios museos de Tucumán (ver perfil). Sostiene que el museo ha dejado de ser un gasto para Cultura para competir como entretenimiento cultural y atraer al turismo. Además dice que hay que verlo como una fuente de trabajo.
Miremont volvió a Tucumán, esta vez para diseñar el nuevo museo ferroviario de la ciudad de Tafí Viejo, que podría llegar a ser el más importante en su tipo de Sudamérica. Aquí, la conversación con LA GACETA:
-¿Qué hace falta para hacer un gran museo?
- Dos cosas. Primero, ganas de tener un museo por parte de la gente, y segundo, voluntad política. Voluntad y pasión. Porque lo que hace la museología y la museografía es transmitir esa pasión por conservar y difundir la historia, tratar de que se entienda y no solamente mostrarla fija y muda. ¿Que se necesita? Básicamente un edificio, una colección y una idea. Como ocurrió con el Museo de la Industria Azucarera que diseñé. Teníamos un anexo sobre el edificio viejo, una colección interesante y un tema a transmitir. El tema es lo que uno quiere contar. En este museo no solo se habló del proceso del azúcar sino también de los avatares políticos que tuvieron que ver con esta industria.
- El tema es el relato ...
- Los museos son una forma de comunicación. Su función es transmitir historia. Para tener un tema tengo que tener en claro el mensaje y a quién está destinado: si al turista o a los locales, o principalmente a los turistas y luego a los locales. Los museos transmiten y a veces también omiten. Pero por discurso o por omisión el museo habla. Pero insisto: la gente del lugar es la que debe saber qué es lo quiere contar.
- ¿Hace falta mucha plata para hacer un museo?
-Un profesor mío decía que la pobreza agiliza el ingenio. Si uno quiere llegar al mismo objetivo con el mismo dinero tiene que acudir a la imaginación. Pero sí. Se necesita plata porque hoy los museos compiten con el entretenimiento cultural. Entonces uno necesita tecnologías. Si los chicos están acostumbrados a lo digital, a jugar con la tablet, a tener un teléfono inteligente, uno no puede pedirle que vuelva para atrás porque el código de comunicación hoy es la tecnología. Un museo hoy necesita inversión en tecnologías y en comunicación, porque si hago un gran museo pero nadie se entera de que está, no sirve.
- ¿Invertir en cultura sigue siendo un gasto?
- No porque pone en marcha un engranaje que da trabajo a mucha gente: a los electricistas, a los guías, a los que trasladan a la gente al museo, a los que dan de comer ... es un entretenimiento cultural y es parte del circuito turístico cultural. En eso Tucumán va a cabeza a nivel país porque entendió que el turismo cultural existe y que da mucho trabajo. No es sólo un museo, es el contexto, es un paisaje cultural, un recorrido por los valles, por ejemplo, el que viene a buscar el turista. Todo se enmarca en un circuito turístico cultural.
¿Qué es lo más nuevo en museos?
Un objeto cultural no sólo es una escultura o un concierto sino también una empanada. Eso es lo nuevo que están incorporando los museos: el patrimonio intangible, desde las leyendas, la música, las comidas, las creencias y las fiestas populares, cosas que quizás son tan cotidianas que uno no lo ve como un patrimonio cultural, y lo es. Esto está presente dentro del museo como referencia para que después el visitante lo busque y lo pueda encontrar.
¿Que haría usted con el parque de los menhires de Tucumán?
-En primer lugar pedir disculpas, (risas) porque al sacarlos de su lugar original se perdió información arqueológica. Hay un proyecto dando vueltas para hacer de ese espacio un lugar de interpretación y transmitir lo que sabemos de los menhires. Pero además hay que tratar de que la gente vaya a verlos. Hacer que toda la gente que hay en Tafí del Valle dé la vueltita y vaya a los menhires. Hacer algo que atraiga al público. Porque uno ve que de un lado está Tafí lleno de gente y de actividades, y del otro lado, donde están los menhires ¡no pasa nada! Entonces a través de Cultura generar un poco de turismo, de gastronomía, de servicios, y que el menhir como objeto cultural nos sirva para disparar este nuevo espacio. Habría que hacer un centro de interpretación, invertir en tecnología, que el museo funcione más horas y que la transmisión no dependa solo de la visita guiada.
Miremont volvió a Tucumán, esta vez para diseñar el nuevo museo ferroviario de la ciudad de Tafí Viejo, que podría llegar a ser el más importante en su tipo de Sudamérica. Aquí, la conversación con LA GACETA:
-¿Qué hace falta para hacer un gran museo?
- Dos cosas. Primero, ganas de tener un museo por parte de la gente, y segundo, voluntad política. Voluntad y pasión. Porque lo que hace la museología y la museografía es transmitir esa pasión por conservar y difundir la historia, tratar de que se entienda y no solamente mostrarla fija y muda. ¿Que se necesita? Básicamente un edificio, una colección y una idea. Como ocurrió con el Museo de la Industria Azucarera que diseñé. Teníamos un anexo sobre el edificio viejo, una colección interesante y un tema a transmitir. El tema es lo que uno quiere contar. En este museo no solo se habló del proceso del azúcar sino también de los avatares políticos que tuvieron que ver con esta industria.
- El tema es el relato ...
- Los museos son una forma de comunicación. Su función es transmitir historia. Para tener un tema tengo que tener en claro el mensaje y a quién está destinado: si al turista o a los locales, o principalmente a los turistas y luego a los locales. Los museos transmiten y a veces también omiten. Pero por discurso o por omisión el museo habla. Pero insisto: la gente del lugar es la que debe saber qué es lo quiere contar.
- ¿Hace falta mucha plata para hacer un museo?
-Un profesor mío decía que la pobreza agiliza el ingenio. Si uno quiere llegar al mismo objetivo con el mismo dinero tiene que acudir a la imaginación. Pero sí. Se necesita plata porque hoy los museos compiten con el entretenimiento cultural. Entonces uno necesita tecnologías. Si los chicos están acostumbrados a lo digital, a jugar con la tablet, a tener un teléfono inteligente, uno no puede pedirle que vuelva para atrás porque el código de comunicación hoy es la tecnología. Un museo hoy necesita inversión en tecnologías y en comunicación, porque si hago un gran museo pero nadie se entera de que está, no sirve.
- ¿Invertir en cultura sigue siendo un gasto?
- No porque pone en marcha un engranaje que da trabajo a mucha gente: a los electricistas, a los guías, a los que trasladan a la gente al museo, a los que dan de comer ... es un entretenimiento cultural y es parte del circuito turístico cultural. En eso Tucumán va a cabeza a nivel país porque entendió que el turismo cultural existe y que da mucho trabajo. No es sólo un museo, es el contexto, es un paisaje cultural, un recorrido por los valles, por ejemplo, el que viene a buscar el turista. Todo se enmarca en un circuito turístico cultural.
¿Qué es lo más nuevo en museos?
Un objeto cultural no sólo es una escultura o un concierto sino también una empanada. Eso es lo nuevo que están incorporando los museos: el patrimonio intangible, desde las leyendas, la música, las comidas, las creencias y las fiestas populares, cosas que quizás son tan cotidianas que uno no lo ve como un patrimonio cultural, y lo es. Esto está presente dentro del museo como referencia para que después el visitante lo busque y lo pueda encontrar.
¿Que haría usted con el parque de los menhires de Tucumán?
-En primer lugar pedir disculpas, (risas) porque al sacarlos de su lugar original se perdió información arqueológica. Hay un proyecto dando vueltas para hacer de ese espacio un lugar de interpretación y transmitir lo que sabemos de los menhires. Pero además hay que tratar de que la gente vaya a verlos. Hacer que toda la gente que hay en Tafí del Valle dé la vueltita y vaya a los menhires. Hacer algo que atraiga al público. Porque uno ve que de un lado está Tafí lleno de gente y de actividades, y del otro lado, donde están los menhires ¡no pasa nada! Entonces a través de Cultura generar un poco de turismo, de gastronomía, de servicios, y que el menhir como objeto cultural nos sirva para disparar este nuevo espacio. Habría que hacer un centro de interpretación, invertir en tecnología, que el museo funcione más horas y que la transmisión no dependa solo de la visita guiada.
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