El teatro es un medio de comunicación, pero también cura, entretiene y sensibiliza

“El teatro es un juego divino, un arte colectivo, donde trabajás en equipo, y aunque no hubiere este y fuera un unipersonal donde uno fuera el autor, director y actor, siempre se necesita la mirada del otro para poder culminar o cumplir su fin; si hay un actor y un espectador ya basta para hacerlo”. Con estas palabras el actor Guido Guerrero recordó que hoy se celebra el Día Mundial del Teatro.

“Como todo juego tiene sus reglas y es divertido y atractivo si se las respeta, pero también puede ser una regla romperlas”, añadió. Guerrero dice que la función que más le gusta es la de sensibilizar, además de entretener.

Con más de medio centenar de grupos, y una quincena de salas, el teatro independiente se posiciona como garantía de la actividad en esta provincia.

A la par, el teatro oficial con su Elenco Estable, es otro de los protagonistas de la escena tucumana.

Este año, además, se cumplen 20 años desde que se puso en marcha el Instituto Nacional de Teatro (INT), lo que significará la realización de otros festejos en todo el paías. El INT con su promoción y respaldo al teatro, generó el surgimiento de decenas y decenas de grupos en todo el país.

“El teatro es resistente, superviviente a las guerras, a las censuras y a la falta de dinero”, aseguró Isabelle Huppert en el manifiesto del Día Mundial del Teatro, en el que pide también a los gobernantes que se fijen en sus “beneficios inimaginables”. Para la protagonista de “La pianista”, el teatro es “el otro, el diálogo, la ausencia de odio, la amistad entre los pueblos, ese ente que protege y acoge”.

Cabe destacar que desde hace 55 años que se conmemora la efeméride.

Ricardo Salim, actor y director, recuerda que es un espacio o sitio para la contemplación, en su definición original. “Para los que tenemos este oficio, es la oportunidad de utilizar este medio de comunicación para hablar de lo que nos parece relevante en el momento en que vivimos, y desarrollar un modo personal de lenguaje para esa comunicación”.

En una poética respuesta, César Romero (Casa Luján) consigna que “el universo teatral es implacable. Su magia es también nuestra trampa cuando pisamos en falso”. “Es un desafío constante de permanecer en el erótico arte de estar y hacer”.

Para Verónica Pérez Luna (Manojo de Calles), el teatro es una cura para la vida y un aprendizaje sobre la muerte. “Morimos después de cada función y duramos el tiempo en que el otro puede recordar lo que acabas de realizar ante sus ojos”, reflexiona.