06 Mayo 2017
ULTRADERECHA. Le Pen (48 años) puso a su partido frente al Elíseo. fotos Reuters
PARÍS.- Apertura frente a aislacionismo, reformas versus proteccionismo: la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, mañana, entre el joven centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen implicará una toma de posición clave para toda Europa, por lo que los electores franceses tienen en sus manos también el futuro de la Unión Europea (UE).
Aunque Macron aparezca como favorito en todas las encuestas, sigue habiendo incertidumbre.
Una victoria de Le Pen, de 48 años, sería un terremoto: la candidata del Frente Nacional (FN) sopla como un huracán contra pilares considerados la base de la Europa tal como la conocemos, como la propia Unión, el euro o el “espacio Schengen” de libre circulación de personas.
Por el contrario, Macron es visto por Bruselas, Berlín y hasta por el ex presidente estadounidense, Barack Obama, como la esperanza de renovación. Pero aunque el dirigente de 39 años que promete romper con las estructuras anquilosadas finalmente resulte victorioso, será imposible ocultar que Francia se encuentra sumida en una grave crisis política. Aunque se imponga de forma clara, las profundas divisiones no podrán cerrarse con rapidez. Además, para muchos franceses Macron no es más que el mal menor.
Tras años de continuo ascenso, el Frente Nacional se ha convertido en un partido que no puede ser ignorado. Hace 15 años, el conservador Jacques Chirac pudo permitir negarse a aparecer en un debate televisivo con el entonces líder y candidato Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine Le Pen.
Eso ya no es posible ahora. Emmanuel Macron subió al ring, aguantó las andanadas de la ultraderechista y devolvió los golpes, por ejemplo llamándola “parásito” del sistema que ella afirma querer erradicar. El nivel de insultos del debate entre los dos candidatos al Elíseo, a pocos días de los comicios, no tuvo parangón en el debate televisivo de hace tres días. (DPA)
Aunque Macron aparezca como favorito en todas las encuestas, sigue habiendo incertidumbre.
Una victoria de Le Pen, de 48 años, sería un terremoto: la candidata del Frente Nacional (FN) sopla como un huracán contra pilares considerados la base de la Europa tal como la conocemos, como la propia Unión, el euro o el “espacio Schengen” de libre circulación de personas.
Por el contrario, Macron es visto por Bruselas, Berlín y hasta por el ex presidente estadounidense, Barack Obama, como la esperanza de renovación. Pero aunque el dirigente de 39 años que promete romper con las estructuras anquilosadas finalmente resulte victorioso, será imposible ocultar que Francia se encuentra sumida en una grave crisis política. Aunque se imponga de forma clara, las profundas divisiones no podrán cerrarse con rapidez. Además, para muchos franceses Macron no es más que el mal menor.
Tras años de continuo ascenso, el Frente Nacional se ha convertido en un partido que no puede ser ignorado. Hace 15 años, el conservador Jacques Chirac pudo permitir negarse a aparecer en un debate televisivo con el entonces líder y candidato Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine Le Pen.
Eso ya no es posible ahora. Emmanuel Macron subió al ring, aguantó las andanadas de la ultraderechista y devolvió los golpes, por ejemplo llamándola “parásito” del sistema que ella afirma querer erradicar. El nivel de insultos del debate entre los dos candidatos al Elíseo, a pocos días de los comicios, no tuvo parangón en el debate televisivo de hace tres días. (DPA)
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