08 Mayo 2017
“Estábamos acostados cuando se escucharon los tiros. Creo que fueron ocho disparos. Salimos asustados a ver, pero sólo estaba el muchacho herido en la esquina. Nunca se vio quiénes dispararon”, relató Bernarda, quien dice que prefiere no dar su apellido porque tiene miedo. Habla del homicidio perpetrado en las primeras horas de ayer. Diego Coria, del barrio Antena, fue atacado a balazos en el barrio Progreso. Murió cerca de las 2 de la madrugada.
Según los testigos, Coria pasó corriendo por Ayacucho al 100, en Alderetes, escapando de los disparos. Ya herido, corrió unos 50 metros hacia la avenida Rivadavia, pero cayó frente a una gomería.
La fiscalía de turno envió a la división Homicidios. Los oficiales supieron allí que el fallecido estaba con tres amigos. Uno de ellos aseveró que iban a comprar vino cuando fueron víctimas de un asalto. También trabajaron en el lugar agentes de Criminalística y de Laboratorio.
“Cuando empezó la balacera les grité: ‘dejen de tirar’. Es que yo estaba con visitas y se estaban por ir. Si salían cinco minutos antes, podrían haber muerto. Además, uno de los balazos dio en el baúl de un auto; si pegaba en el tubo de gas, explotaba. Esto no es vida. Nos cuidamos entre los vecinos. Hace un tiempo decidimos pagarle a un rondín para que diera una vuelta y no nos cuidó nada”, alertó Azucena, otra vecina asustada que no quiere dar a conocer su apellido
Otro lugareño, al ver a LA GACETA, pidió que su nombre se mantuviera en reserva, porque explicó que todo lo que ocurre allí es por culpa de la droga. “A esa hora no hay ningún quiosco abierto para comprar vino, pero hay muchos que venden porquerías. A esos llegan chicos humildes y también autos de alta gama. Los chicos comenzaron a andar como ‘zombies’ hace unos tres años por acá”.
Según los testigos, Coria pasó corriendo por Ayacucho al 100, en Alderetes, escapando de los disparos. Ya herido, corrió unos 50 metros hacia la avenida Rivadavia, pero cayó frente a una gomería.
La fiscalía de turno envió a la división Homicidios. Los oficiales supieron allí que el fallecido estaba con tres amigos. Uno de ellos aseveró que iban a comprar vino cuando fueron víctimas de un asalto. También trabajaron en el lugar agentes de Criminalística y de Laboratorio.
“Cuando empezó la balacera les grité: ‘dejen de tirar’. Es que yo estaba con visitas y se estaban por ir. Si salían cinco minutos antes, podrían haber muerto. Además, uno de los balazos dio en el baúl de un auto; si pegaba en el tubo de gas, explotaba. Esto no es vida. Nos cuidamos entre los vecinos. Hace un tiempo decidimos pagarle a un rondín para que diera una vuelta y no nos cuidó nada”, alertó Azucena, otra vecina asustada que no quiere dar a conocer su apellido
Otro lugareño, al ver a LA GACETA, pidió que su nombre se mantuviera en reserva, porque explicó que todo lo que ocurre allí es por culpa de la droga. “A esa hora no hay ningún quiosco abierto para comprar vino, pero hay muchos que venden porquerías. A esos llegan chicos humildes y también autos de alta gama. Los chicos comenzaron a andar como ‘zombies’ hace unos tres años por acá”.