Misión cumplida

Misión cumplida. La primera parte de la apuesta de Marcelo Gallardo en la previa del Superclásico pagó dividendos: el River muletto igualó 1-1 con Emelec y se aseguró un lugar en octavos.

Fue una noche fría, desangelada. A orillas del Río de La Plata, la luna completaba la escenografía de un Monumental diferente al de otras noches de Copa con estadio lleno. Y sobre el césped se vio un partido intenso pero con “poco arco”. Era previsible. En el primer tiempo, el River alternativo exhibió solidez con su triple cinco, pero careció de desequilibrio y de fútbol asociado.

Emelec es un equipo rocoso. Y metió presión. La más clara había estado en los pies de Bruno Vides. En esa etapa inaugural, un incisivo Marcelo Larrondo -mejor en el partido que el otro lesionado “crónico” Luciano Lollo- convirtió un golazo, en offside.

Ya sobre la hora de juego, paradojas del fútbol, los únicos dos habituales titulares (Augusto Batalla y Lucas Martínez Quarta) fueron copartícipes del blooper que le sirvió el gol a Ayrton Preciado.

Estaban por saltar a la cancha, los “rescatadores” Lucas Alario y Sebastián Driussi cuando el siempre dispuesto Rodrigo Mora trocó en festejo desde los 12 pasos una falta sobre Carlos Auzqui.

A Emelec el empate le servía de poco y fue a buscar el triunfo, así que el local se acomodó a la situación, parado de contraataque, agazapado para pegar un zarpazo que no ocurrió, aunque en definitiva fue culpa del travesaño que ahogó el grito de Auzqui.

La chapa no se movió. Y los hinchas de River aplaudieron el esfuerzo y el resultado; en definitiva, el pase a la próxima ronda en el torneo que desvela sus sueños. Y cantando de cara a lo que se viene el domingo en La Bombonera, donde se verá si la apuesta de Gallardo se convierte (o no) en un pleno.