Cometió asaltos, robó motos, entró a casas y tiene 36 causas, pero ninguna condena

El entrevistado aseguró que cuando era detenido, en ocasiones, podía pagar para que lo dejen ir y para evitar que se abra una causa. Aseguró que vender droga sería “una falta de respeto” para su familia, y explicó que sus parientes también viven de la delincuencia.

01 Junio 2017

¿Hay arreglos con las autoridades? ¿Cuál fue tu primer robo? ¿Cómo es la vida dentro de un penal? ¿Le contarías a tu hijo todo lo que hiciste? Estas son sólo algunas de las preguntas a las que respondió, en diálogo exclusivo con LA GACETA TV, un criminal confeso. El entrevistado contó los pormenores de una vida al margen de la ley y opinó sobre las medidas de seguridad que promueve el Estado. En lagaceta.com hay otros fragmentos de la charla que este diario mantuvo con el delincuente. Este fue el diálogo:

- ¿A qué te dedicás?¿Qué hacés de tu vida?

- Y bueno, yo lamentablemente desde chico llevo una mala vida porque ando robando. Hace tres meses he salido del penal por un robo agravado, tengo cuatro entradas en el penal y 36 causas. Pero lo que robo es para mi familia, por necesidad. He entrado a casas, he robado con armas, he robado motos... Todo lo que usted se imagina de robos lo he hecho. Vengo de sangre. Mi papá es delincuente, somos ocho hermanos y yo soy el menor de todos. Todos mis hermanos son del palo.

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- ¿Cuáles son las consecuencias de ir preso?

- En una cárcel o en un instituto corrés el riesgo de que te maten dormido o en una pelea, porque si vos no te ponés a pelear con un fierro o faca (arma blanca)... ¿Me entiende? Y si te han invitado y vos no vas, tené por seguro que te vas a cansar de lavar tuppers, slips y zapatillas que no son tuyas. Así es.

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- ¿Te acordás cuál fue el primer robo que cometiste?

- A los 14 años, una moto. Andaba de caño (portando un arma de fuego), con un (calibre) .38. Estaba con un compañerito mío. Una C90 era, fue en la (avenida) Juan B. Justo y Francisco de Aguirre. Sentí una adrenalina, le digo la verdad.

- ¿Nunca te condenaron hasta aquí? ¿Y tenés 36 causas?

- No, condena no tengo gracias a Dios. Sí, tengo 36 causas.

- ¿Tenés muchos arreglos (para que te dejen ir)?

- Muchos arreglos, sí. (...) Pago y me dejan ir, cuando la tenía a la plata. Y si no, tenía que esperar. Me dejaban ir, digamos, no me empapelaban (abrir una causa) pero me dejaban ir y después al tiempo ya sabía lo que tenía que hacer: pagar. (...) La Policía se prende también.

- ¿Te drogás?

- Soy muy adicto, desde los 15 años tomo cocaína. Ahora últimamente me estoy dedicando, desde hace tres meses que he salido del penal, a fumar base. Y también, de lo que yo he robado en mi vida he manejado muchísima plata y, ¿sabe de lo que me he dado cuenta? Que la plata no le hace feliz a nadie. Porque yo tenía así los bolsillos (con mucho dinero) y me la remil bardeaba (malgastaba) y me sentía igual.

- ¿Vos nunca has vendido droga?

- No, no porque eso sería una falta de respeto para mi familia. Sí, porque toda mi familia es delincuente, desde el más chico hasta el más grande. Tengo dos hermanos más en el penal que son menores. En realidad son sobrinos, pero son como mis hermanos. (...) Me gusta también ajustar transas (vendedores de droga). Yo les caigo a la casa con mis compañeros y les pido la droga. Les digo que se queden tranquilos que no les voy a hacer nada. Es decir, si no se portan... Una vuelta, al último transa que hemos puesto... Me dice “pero si yo soy del palo” y le digo “si vos sos del palo yo soy adicto”, le digo, “vos sabés lo que yo tengo que hacer para venir a comprarte droga a vos? Correr el riesgo que me maten. Andar robando sin necesidad, porque a veces me engancho a tomar pala y no dejo ni para un plato de comida. Para darte vida a vos”.

- ¿Alguna vez te asaltaron?

- Sí. Para qué voy a decir que no. Una vuelta en Villa 9 de julio unas zapatillas, era más chico yo. Después he vuelto y le he agarrado a tiros la casa con un compañero. Era chico yo, tenía 16 años. Me han metido caño, no me iba a dejar arruinar por unas zapatillas.

- ¿Y nunca pensás en lo que siente la gente a la que vos asaltás?

- Sí, por supuesto que sí. A la vez siento que hago las cosas mal. Pero le puedo asegurar que yo a las personas que les robo les hablo con el mayor respeto. No como, por decir, los pibes nuevos que andan ahora. A usted lo pueden agarrar con un revólver y darle cañazos (culatazos) en la cabeza para quitarle eso (el reloj). Yo no. Yo a mis víctimas las voy a agarrar y les voy a hablar.

- ¿Hay más inseguridad que antes, hay más asaltos?

- Sí, hay más... No tanto asalto, hay más inseguridad. Por el tema de los pibes que está corriendo mucho como se dice el berretín (capricho). Que los pibitos de hoy en día no saben lo que hacen. En el sentido de ir a robar una cartera con una pistola.

- ¿Qué opinás de la ley que quieren hacer para que no anden dos en moto?

- Me parece una falsedad eso. Porque yo voy a ver una moto grande como una KTM, le voy a meter caño, le voy a quitar el chaleco, me voy a poner el casco y va a ser lo mismo.

- ¿Alguna vez que asaltaste alguna víctima te ganó?

- Sí, escruchando. Y también metiendo caño y robando motos. He robado una moto, una CG, y yo no sabía manejar con embrague, era chico. Era mañero, ¿me entiende? Quería robarme una moto con embrague para aprender a manejar. Un día veo una moto y veo al dueño que se mete para la casa (sic) y deja la llave. Y digo “esta es mi oportunidad, acá voy a aprender a manejar moto con embrague”. La subo a la moto, la pongo en neutro y la pateo. Como yo no sabía manejar el embrague la he soltado de repente y se me la ha parado (sic). Justo salía el muchacho con un cuchillo de carnicero. Cuando viene él yo me bajo de la moto y me ha dado en todo esto (torso y cuello). Un poco más y me “degolla”. ¿Qué hago yo? Le tiro la moto encima y le saco el capuchón para que no me siga. He hecho dos cuadras y me tomé un remise.

- ¿Vos creés que a esta altura del partido -tenés 30 años- vas a poder cambiar?

- Sí, sí. Por mi mamá sí. Si tengo esa voluntad yo. Como le digo, he manejado muchísima plata en mi vida y no soy nadie.

- ¿Y en la cárcel no aprendiste nada que no sean más mañas?

- No, eso sí, desde chico, y no tan sólo en la cárcel, desde chico hacía cosas. Hay que saber convivir también. Estando preso no significa que vas a ser un perro, que vas a estar todo tirado, que va a estar ese pan ahí y lo vas a levantar y lo vas a comer. O va a estar sucio donde vos estás conviviendo. Entre todos los muchachos, los que sabemos estar presos, tenemos que colaborar en el tema de la limpieza, en limpiar los pabellones para recibir bien a las visitas, para que no haya olor, ¿me entiende? Porque allá en el penal son pabellones largos. Y la visita es sagrada para un preso, muy sagrada.

- ¿Y ahora saldrías de nuevo?

- No, no, como le digo, ahora estoy tranquilo por mi mamá que está enferma y es todo para mí. Ella tiene 76 años ya, ha sufrido.

- ¿Con el tema de la droga estás más tranquilo? ¿Estás con abstinencia o te estás drogando todos los días?

- No, no, estoy más tranqui que antes. Por mi mamá, si hubiera sido por mí no me importa nada.

- ¿Y el día que tengas un hijo le vas a contar todo esto?

- No, no. Eso sería como darle un (mal) ejemplo, y no me gustaría eso para mi hijo. Al contrario, me gustaría darle todo lo que yo no he tenido y lo mejor para mi hijo. Que sea una buena persona. A pesar de todo soy buena persona también, ¿no? Tengo corazón, varios saben. Varios chabones de mi palo saben. En el sentido de que si yo, por ejemplo no va a tener para comer la madre de mi compañero yo le voy a dar.

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