Ocurrió hace una semana. El viernes a la tarde, la maestra Patricia Fernández estaba en su casa. Había terminado su jornada laboral en la escuela 237 de la Nueva Trinidad. Miraba televisión, mientras merendaba. De repente sonó su celular. Por el número reconoció que se trataba de una llamada desde Buenos Aires. “Otro más que me quiere vender celulares”, pensó despreocupada. No atendió. Pero el teléfono volvió a sonar. Decidió atender para que no la llamaran otras tantas veces. Entonces, una voz masculina que hablaba muy rápido le dijo:
-Hola Patricia. Soy productor de Ideas del Sur y tu escuela está en el Bailando por un Sueño con la pareja de baile de Fede Bal y Laurita Fernández.
Era la voz de Adrián Mustone, uno de los productores que se encargó de dar la noticia a la maestra tucumana. “Empecé a gritar de alegría -recuerda ella-; con una mano tapaba el teléfono y seguía gritando, estaba emocionada; no podía hablar; sólo escuchaba y lloraba de contenta”.
A Buenos Aires
Todo comenzó en marzo, cuando Javier Lastra consiguió el correo electrónico de la productora de Tinelli. Javier nació en Nueva Trinidad, pero se fue a vivir a Buenos Aires. Por eso aprovechó para unir los contactos entre la gente de la televisión y los maestros de la escuela del sur tucumano.
Una vez que Javier obtuvo el correo de la productora le avisó a la maestra Patricia. Ella se encargó de seguir las gestiones para que la escuela pudiera tener una chance de entrar al programa más visto de la televisión argentina. “Nosotros pedimos que se haga el techo nuevo de toda la escuela, incluyendo el patio, donde está el mástil -dijo la maestra-; para eso tuvimos que preparar el proyecto y llenar un formulario con el presupuesto de la obra con todos los detalles y enviarlos por mail”.
La escuela está al lado del lecho del río Chico. En julio del año próximo cumplirá 100 años. Tiene techo de zinc, pero está deteriorado por el paso del tiempo. Necesita la reparación, pero más económico es construir un sobretecho para cubrir toda la superficie. El presupuesto actual para esa obra es de $ 600.000.
En el patio todavía se conserva la campana verde que sonaba para llamar a clases; sin embargo, las maestras usan el timbre. En el turno mañana (primaria, de 8 a 12) hay 85 alumnos, en tanto que a la tarde (secundaria, de 13 a 19) hay alrededor de 60 estudiantes de la zona.
Por contrato
Apenas cortó el productor de Tinelli, la maestra fue a ver al padre Daniel Molina, párroco de Santa Bárbara, para darle la noticia. “Estaba incrédulo, al principio; pero después se alegró mucho”, dijo.
El productor les aclaró que debían firmar un contrato para comprometerse a que si resultan ganadores, una vez que reciban el premio construirán la obra y enviarán las fotos del trabajo realizado. “El sábado nos reunimos todos -el padre, los directores, las maestras- y firmamos los papeles para enviarlos a Buenos Aires”, precisó. El sueño de los docentes es que se pueda construir la cerca perimetral lineal en el frente del edificio escolar.
La novedad se propagó por todo el pueblo. El miércoles, los maestros estaban exultantes por haber sido elegidos en el programa de TV. Sandra Ulloa vive en Aguilares y todos los días va a la escuela de Nueva Trinidad. “Estamos contentas porque servirá para que se haga conocer la escuela; ojalá esto sirva para que reparen el camino de entrada al pueblo, que es intransitable cuando llueve”, comentó la maestra, que enseña en 4°, 5° y 6° grado.
Para llegar a la escuela hay que tomar un camino de tierra sin nombre. Está repleto de baches y hay cañaverales a los cuatro vientos. En la entrada al pueblo hay un cartel derruido en el que puede leerse: Ariel Conducción. El cartel es en referencia a Ariel Elías, ex delegado comunal. El barro ocupa el ancho del camino. Hay agua acumulada desde hace tiempo. Se nota la falta de mantenimiento. Ahora la comuna es administrada por Dardo Elías, hermano de Ariel. A los docentes que viven en Aguilares les toma una hora el trayecto en ómnibus (el boleto cuesta $ 60 entre ida y vuelta). La mayoría de los pobladores trabaja en la caña de azúcar. Cuando se termina la zafra parten a otras provincias, como obreros golondrinas, para trabajar en la cosecha de la manzana, de maníes o de arándanos.
En la cocina, Josefina Baigorria y Ana Abregú remueven los fideos con salsa caliente que comerán los niños. El cielo nublado y el viento helado señalan que el día está ideal para comer pastas. Pasado el mediodía, no se ve a nadie en las calles de tierra del pueblo. Los niños salen de la escuela y van directo a sus hogares. Todo el mundo se encerró en sus casas por el frío.
La plaza del pueblo está repleta de árboles. Hay ejemplares enormes de pinos y de eucaliptos. Son árboles añejos y algunos debieron ser cortados por el peligro de caídas. Al frente de la plaza, con la fachada color rosa y blanco es imposible no reconocer el templo histórico del “Señor de la Salud”, construido en 1819.
A las 12.30 se cierran las aulas; el silencio envuelve al edificio, mientras una mujer barre el piso de la cocina. Una gallina cacarea mientras avanza por el piso de tierra en la entrada a la escuela. Una fila de pollitos la sigue por detrás. Patricia Fernández es una de las últimas en salir. “Todo lo que se ha hecho aquí fue por los maestros y los buenos directores que tuvimos siempre”, resalta.
El entusiasmo se nota en los rostros de los maestros y de los niños. Tienen esperanza de ganar en el programa de Tinelli. Saben que la pareja que impulsa el sueño de la escuela 237 es muy mediática. “Por lo menos, ahora, van a saber que existe un pueblito que se llama Nueva Trinidad”, afirma la docente.