El "Kila" Castro y el "Pulguita": la concentración de goles más grande del mundo "decano"

Según el máximo artillero del club, será un placer que Luis Rodríguez lo alcance en el torneo que arranca mañana.

24 Agosto 2017

La mañana en Ojo de Agua entrega una imagen bastante representativa. Juan Francisco Castro espera por Luis Rodríguez quien luego del entrenamiento está terminándose de bañar. El “Kila” lo aguarda casi adentro de un arco, ¿donde más sino? Allí hizo los 119 goles que lo erigen como el máximo goleador histórico de Atlético. Ese mismo número es el que lleva en el dorsal de la camiseta que le regaló la dirigencia hace unos años y que viste para el encuentro con su perseguidor. Minutos más tarde, el “Pulguita” camina por el centro de la cancha y lo divisa desde lejos. Lentamente se acerca y quizás sea el sol radiante y su cabellera canosa pero el brillo que emana el hombre de 65 años hace verlo todo muy claro: instalado en el panteón de los grandes, como una deidad del Olimpo futbolístico, está por recibir a su sucesor.

En la medialuna, el simoqueño se frena y le grita: “¡cómo te gustaba hacer goles, ¿no?!”. Castro no hace más que sonrojarse. Rodríguez entra al área pero a diferencia de un mano a mano o de un contraataque, no pateará, no la picará, no eludirá ni fusilará. Solo abrazará. El “Pulguita” y el “Kila” ponen sus brazos alrededor y parece que no pueden soltarse.

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El cariño que se percibe es digno de esas parejas hechas a medida. Y pese a que nunca compartieron una dupla de ataque, cada uno es consciente de lo que hizo el otro por el club que aman.

“Para mi es una alegría tremenda verlo. Que sea un tucumano el que me está por pasar es un orgullo”, confiesa Castro un rato largo después de ese abrazo prolongado con el que convivieron para charlar por más de 15 minutos, antes de la entrevista en sí.

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“Es increíble volver a encontrarme con él. Se lo dije una vez: él tiene que seguir siendo el goleador histórico del club. Yo ya estoy para otra cosa”, prosigue el “Pulguita” que, así como se retira una camiseta, por ahora quiere dejar tranquilo el récord de su maestro. “Él tiene que hacer los goles que tenga que hacer porque es delantero”, le retruca Castro. El único malentendido que tienen parece ser una pelea de humildad pero a fin de cuentas, Rodríguez le lleva el apunte: hizo cinco goles en los últimos tres partidos oficiales.

Curiosamente el “Kila” no fue delantero. En la década del 70’ se desempeñó de volante por derecha pero no cualquier volante como siempre recalca: “yo tenía que marcar y me tocaron los jugadores más difíciles”. Diego Maradona, Ricardo Bochini, Mario Kempes, Norberto Alonso, Daniel Valencia, Osvaldo Ardiles fueron algunos de ellos y ponen contexto a esos 119 goles.

La pregunta es inevitable: ¿cómo hizo para hacer tantos goles? La respuesta, como era de esperarse, no contiene una fórmula secreta. “En mi mejor momento trajeron a (Julio Ricardo) Villa y pensé que me iban a sacar. Entonces tuve que entrenarme más, cuidarme más y correr más. Al final tuve la suerte de hacer ocho goles más que él en ese torneo”, revela Castro que allí consolidó gran parte de sus 119 conquistas

¿Y el “Pulguita”? ¿Cómo hizo? “No tengo la menor idea”, contesta el 7. Quizás para saber como hizo para estar a seis goles del máximo artillero en los casi 115 años de historia de Atlético (tabla que lleva actualizada el historiador Silvio Nava), haya que irse un poco más atrás en el tiempo.

En el último fin de semana de junio de 2005, el “Pulguita” convirtió 12 goles en un partido (en realidad en un solo tiempo) jugando para Unión Simoca, en la Liga B. “Cuando terminó el primer tiempo, me acerqué al árbitro para preguntarle cuántos había hecho. No los había contado”, le contó a LG Deportiva en ese momento.

No. Esa respuesta no aclara y solo ratifica la que dio 12 años después. Los goles “llegan a él” y no al revés. Quizás si ahondamos sobre su asistidor consigamos esclarecer el misterio. “Tuve muchos número nueve que no hacían goles. Leopoldo Gutiérrez, por ejemplo. No hacía goles pero hacía todo el trabajo sucio. Pero el que siempre me asistía era el “Capé” (Claudio) Sarría”, asegura.

“Yo no tenía compañeros, tenía una familia. Villa, Orlando Espeche, Juan Carlos Díaz, entre otros”, dice Castro cuando le toca nombrar a sus asistidores.

Pero sobre el final de la nota, el que le tira un enorme centro es el “Pulguita”. “El ‘Kila’ ya le dio mucho al club. Ahora es tiempo de que el club le de algo como para que esté tranquilo y pueda ir a ver los partidos que quiera”, pide el “Pulguita” y se compromete a realizar las gestiones. Castro -que suele ir al codo de la Laprida y Bolivia y actualmente dirige la escuelita Manuel Gíudice- solo puede responder con un sentimiento: “Te quiero mucho, ‘Pulguita’”. El permiso para entrar al panteón está concedido.

ANÁLISIS

Diferencias y similitudes

Nicolás Iriarte - LG Deportiva

Apenas un intercambio de mensajes de WhatsApp bastaron para quedar de acuerdo con Luis Rodríguez y concretar así la reunión con Juan Francisco Castro. Alguno fue y otro vino en forma de audio pero no más que eso. Su predisposición y la tecnología a la que ya estamos acostumbrados habían allanado el camino.

El máximo goleador histórico de Atlético no tiene celular por lo que obligó a ese ejercicio olvidado de llamar a un teléfono fijo. Si no había nadie en casa, tampoco se podía dejar constancia de nuestro llamado pero una vez que atendió, no dudó en participar de la producción de LG Deportiva.

El “Kila” se bancó casi todo el entrenamiento para encontrarse con el “Pulguita” pero sabía que iba a valer la pena. “No compartimos mucho pero te quiero igual”, le repetía el hombre de los 119 goles.

Por la misma vía que se concretó la nota, el simoqueño facilitó la entrega de una entrada para el sector 3 de plateas para Castro, en el partido contra Independiente. Un gesto al que le seguirá otro: el jugador le gestionará junto a la dirigencia un carnet de socio vitalicio. Diferentes estilos para jugar, pero el mismo corazón para comunicarse.

ANÁLISIS

En el corazón de los hinchas

Ariel Ibáñez - LG Deportiva

El gol no sabe de teorías económicas ni devaluaciones. Su valor es el mismo desde el día de su creación. Por eso, más allá que Juan Francisco “Kila” Castro y Luis Miguel “Pulguita” Rodríguez pertenecen a diferentes generaciones sus conquistas tienen la misma importancia ayer, hoy y dentro de 100 años.

“Kila” (119 conquistas) era un volante (el 8 era el número que lo identificaba) que llegaba al área rival y convertía. Podía jugar en diferentes posiciones y hasta llegó a hacerle marca personal a Diego Maradona. Dejó su huella en los torneos locales, cuando ganar el Anual era un verdadero desafío, y en el viejo Nacional. “Pulguita” creció jugando competencias nacionales. Tiene 113 tantos y la cuerda necesaria para alcanzar y hasta superar la cifra que está vigente desde hace varias décadas. El traje de goleador le queda perfecto. Se siente cómodo en la zona de definición. El área rival es su hábitat natural. Y en el tramo final de su carrera luce físicamente intacto.

Poco importa si Rodríguez rompe la barrera de los 119 goles. Será un dato para los amantes de las estadísticas. En el corazón de los hinchas siempre habrá lugar para estos dos jugadores espectaculares. Dos ídolos inolvidables. Dos cracks de todos los tiempos. Más allá de las lógicas diferencias algo los vincula: el gol está en el ADN de ambos.

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