La independencia quedó en suspenso: Puigdemont llamó al diálogo y dio un giro inesperado a la crisis catalana

El presidente del Gobierno regional cedió a la presión y postergó la independencia unilateral.

DESOLADOS. Manifestantes pro independencia aparecen sorprendidos luego del anuncio de Puigdemont. REUTERS DESOLADOS. Manifestantes pro independencia aparecen sorprendidos luego del anuncio de Puigdemont. REUTERS
10 Octubre 2017

El conflicto secesionista en Cataluña vivió hoy una jornada de infarto cuando el jefe del Gobierno regional, Carles Puigdemont, cedió a la presión y postergó la independencia unilateral para pedir a cambio diálogo y una mediación internacional que ayude a superar la grave crisis abierta con España.

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El giro de último momento tras horas de tensión política extrema volvió las miradas al Gobierno central de Mariano Rajoy, que viene descartando cualquier "mediación entre la ley y la desobediencia"y calificó hoy de "inadmisible" cualquier forma de declaración de independencia en Cataluña.

Puigdemont acudió al "Parlament" en Barcelona oficialmente para informar sobre el proceso soberanista. Se esperaba que pudiera aprovechar su discurso para anunciar una declaración de independencia unilateral, planteando así un desafío inédito al Estado central y un conflicto impredecible en Europa.

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El nerviosismo fue por eso en aumento a medida que se acercaba la hora de la comparecencia, rodeada de gran secretismo y expectativa internacional, y llegó al máximo cuando, llegada la hora prevista, el pleno se postergó, al parecer por diferencias entre los propios partidos independentistas y por la apertura de una vía de mediación.

Una hora y media más tarde de lo previsto, Puigdemont compareció ante el pleno y comenzó su esperado discurso advirtiendo que la crisis es "un asunto europeo" y hablando de "la necesidad imperiosa de desescalar la tensión". "No esperen ni amenazas ni chantajes ni insultos de mi discurso", anunció.

"No somos unos delincuentes, no somos unos locos, no somos unos golpistas, no somos unos abducidos. Somos gente normal que pide poder votar y que ha estado dispuesta a todo el diálogo que fuera necesario para hacerlo de forma acordada", justificó, para luego anunciar por fin los próximos pasos en su plan.

"Asumo el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república", dijo ante los aplausos de la Cámara. "Esto es lo que hacemos hoy con toda solemnidad".

A continuación, sin embargo, agregó: "con la misma solemnidad proponemos que el Parlamento suspenda la declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada". La fórmula fue interpretada como un intento de mantener la perspectiva de ruptura sin romper puentes que puedan resolver la crisis.

La versión rebajada de la independencia irritó no solo a todo el arco opositor, que tachó de "golpe a la democracia", sino también a la CUP, el partido antisistema que apoya al "Govern" de Puigdemont en el Parlamento y que venía exigiendo la independencia unilateral.

Cuando Puigdemont terminó de hablar, los diputados de la CUP evitaron aplaudir. El partido comentó luego en Twitter: "Nosotros, como la gente, hoy hemos venido a proclamar la República". Si la CUP retira el apoyo a Puigdemont, podría precipitar la convocatoria de elecciones adelantadas en Cataluña.


Carles Puigdemont

El discurso de Puigdemont descolocó también a los miles de personas que se habían reunido en las calles de Barcelona y otras ciudades de Cataluña para celebrar la supuesta independencia inmediata, detalló la agencia DPA.

Cronología del conflicto

Cataluña celebró el 1 de octubre un polémico referéndum en el que el "sí" a la ruptura con España ganó con un 90 por ciento, según el "Govern". Los partidarios del "no" boicotearon la consulta, que había sido suspendida por el Tribunal Constitucional español y se llevó a cabo sin garantías mínimas.

Pese al supuesto éxito en el referéndum, el plan soberanista fue sufriendo varios golpes los últimos días por la falta de apoyo internacional, la catarata de grandes empresas que vienen abandonando Cataluña por la incertidumbre y las masivas marchas contra la independencia celebradas el fin de semana.

La presión nacional e internacional continuó hoy en las horas previas a la comparecencia de Puigdemont. "Quiero pedirle que no haga nada irreversible, que no emprenda un camino que no tenga vuelta", reclamó el portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo.

La Unión Europea (UE) volvió a recordar que una Cataluña independiente quedaría fuera del bloque y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, urgió a Puigdemont "a no anunciar una decisión que haría imposible el diálogo".

Desde Washington, el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Maurice Obstfeld, admitió la "preocupación" por la crisis y alertó de que podría tener efectos colaterales "en Portugal y otros países de Europa".

También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, consideró desde Francia que la UE no debe mediar en el conflicto porque de ese modo "se estaría tratando de igual forma al presidente catalán y al presidente del Gobierno español", respaldando así la postura de Rajoy y dando la espalda a Puigdemont.

Rajoy comparecerá mañana ante el Congreso de los Diputados para hablar sobre la crisis. Madrid insiste en que tiene todas las medidas sobre la mesa para frenar una independencia, incluida la posible intervención o suspensión de la autonomía de la región.

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