La nueva vida de los baqueanos

La intendencia del Parque Los Alisos los designó como guías de alta montaña. “Somos como cóndores”, sostienen.

ALTURA En el Parque Nacional se llega a unos 4.200 msnm. LA GACETA / FOTOS DE ROBERTO CASEN | COLABORACIÓN DE SERGIO JUÁREZ.- ALTURA En el Parque Nacional se llega a unos 4.200 msnm. LA GACETA / FOTOS DE ROBERTO CASEN | COLABORACIÓN DE SERGIO JUÁREZ.-
29 Octubre 2017


autorización
Para acceder a las cumbres que están dentro del Parque Nacional Campo de Los Alisos, los interesados deben dirigirse a la intendencia ubicada en la calle Ricardo Alfonsín, de Concepción, en inmediaciones de la nueva estación de ómnibus. Ahí deben llenar un formulario para obtener la autorización de ingreso. A todos se les exige emprender el ascenso con un guía de alta montaña.

Temprano, con las primeras luces del alba, Pedro Reales, de 47 años, lidia con dos mulas antes de ponerse al frente de la travesía. Les clava herraduras en las patas delanteras antes de iniciar la marcha que finalmente llevará a LA GACETA, al arquitecto Sergio “Checho” Juárez y al escalador porteño Daniel Vázquez desde el puesto El Tesoro (2.500 metros sobre el nivel del mar) hasta el puesto Las Ciénagas, ubicado a 3.800 msnm, en las laderas del lado catamarqueño de los Nevados del Aconquija, en Punta Balasto.

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Reales está dispuesto a mostrar su trabajo de baqueano y las complicaciones que suelen aparecer en los terrenos de altura. Las mulas le servirán para cargar provisiones y también oficiarán de cabalgadura para él. “Hay que ponerles herraduras sino el animal se va de hocico. Es por el terreno pedregoso y complicado”, advierte. La aclimatación en El Tesoro fue vital antes de emprender la subida.

Reales es baqueano desde hace 30 años y está contento porque la intendencia del Parque Nacional Los Alisos lo encuadró en la figura de “guía de alta montaña”. Esa condición lo habilita para conducir a los aventureros que quieren llegar hasta la reserva arqueológica Ruinas de Ciudacita, ubicada a 4.200 msnm, dentro del parque tucumano. El sitio integra el Qhapaq Ñan o Camino del Inca, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El puesto Las Ciénagas asomará camino a ese enclave.

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Reales pasó a ser categorizado como “guía de alta montaña” junto a otros cinco baqueanos de San José y de Santa María (Catamarca). El desafío de enfrentar a las cumbres del Aconquija es difícil y son muy pocos los que se atreven a encararlas. A pesar de ello, el guía se despliega ahí como pez en el agua.

“Algunos hacen esta travesía como entrenamiento para escalar el Aconcagua”, comentó Wilfredo Escudero, otro guía habilitado. A las ruinas accede apenas el 0,1% del total de visitantes que tiene por año el Parque Nacional Los Alisos. En lo que va de 2017 llegaron hasta La Ciudacita apenas 15 personas, según informó Andrea Florencia Castosa, a cargo de la dirección de Manejo de Uso Público de la Intendencia del Parque. Y la ascensión sólo se puede hacer desde el lado catamarqueño, en razón de que aún no hay vía de acceso habilitada desde Tucumán. “No sólo para llegar a La Ciudacita, sino a otras cumbres del Aconquija, hay que estar bien entrenados. La puna, el terreno pesado, pedregoso y en subida permanente exigen un estado físico adecuado. Algunos se largan de puro corajudos nomás y después hay que bajarlos a cuesta”, dijo Reales.

Respeto

“A la montaña hay que tenerle respeto. No sólo te puede enfermar, sino castigar con nevadas, granizadas o ventarrones violentos y sorpresivos. Uno nunca sabe con lo que nos podemos dar”, advirtió Pedro. “Hace unos 5 años íbamos con mi padre para La Ciudacita cuando de repente nos sorprendió un viento tremendo. A las mulas las levantó y llevó en el aire varios metros. Hasta les arrancó las monturas. Nosotros nos salvamos de milagro”, relató.

APOYO. Mulas y caballos les ayudan a llevar provisiones.

“Checho” Juárez hizo cumbre en el Aconcagua (6.960 msnm) y da fe de que el trayecto a La Ciudacita causa en las personas trastornos similares al ascenso al “techo de América”. De ahí la importancia que tiene el guía de alta montaña, instruido también en primeros auxilios.

En la sangre

“Los baqueanos siempre fueron muy importantes para las excursiones de los montañistas. Son los que orientan y alivian las cargas con sus mulas, llevando mercaderías, utensilios, carpas y otros elementos que permiten llegar al destino con éxito”, comentó Juárez. Y recordó a algunos pioneros como don Diego Mansilla, el baqueano de Las Mesadas del Campo de Los Alisos, en las excursiones a Los Nevados del Aconquija, las Ruinas y la Laguna del Tesoro.

El legado de los baqueanos se transmite de generación en generación. Es el caso de Wilfredo Escudero que heredó el oficio de su padre, Horacio; de Felipe Nieva y de su abuelo, Diego.

“Para nosotros es muy importante que la intendencia del Parque Los Alisos nos haya habilitado como guía de montaña o de sitio. Es una forma de reconocer un trabajo que nunca tuvo una consideración formal, ni estuvo regulada”, comentó Escudero. “Fue una medida necesaria en razón de que para operar dentro del Parque y más en un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad hace falta adecuarse a regulaciones de seguridad propias de las áreas protegidas” observó Castosa. Los seis habilitados -por ahora- recibieron distintos cursos de capacitación. Son nacidos en los cerros y conocen el terreno como nadie. “Somos como cóndores de estas alturas”, sintetiza Pedro.

> Autorización
Para acceder a las cumbres que están dentro del Parque Nacional Campo de Los Alisos, los interesados deben dirigirse a la intendencia ubicada en la calle Ricardo Alfonsín, de Concepción, en inmediaciones de la nueva estación de ómnibus. Ahí deben llenar un formulario para obtener la autorización de ingreso. A todos se les exige emprender el ascenso con un guía de alta montaña.

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