San Martín, mal parado, fue claramente superado por un ordenado y efectivo Rafaela
Pasan las fechas y el horizonte no se aclara para San Martín. Todo lo contrario; los triunfos siguen sin aparecer y, para colmo, ayer dejó de ser el único invicto del torneo. El equipo no sólo no despega, sino que se hunde en un mar de interrogantes y el sueño del ascenso a esta altura parece esfumarse de a poco; a pesar de que queda mucho por recorrer.
El “Santo” no mejora, los errores se repiten, las respuestas no aparecen y los resultados positivos le dan la espalda.
Anoche, en lo que se presumía que podía ser una fiesta por el 108 aniversario, Atlético de Rafaela le dio un baño de realidad. Le ganó 2 a 0, con autoridad, sacándole el máximo provecho a dos desconcentraciones defensivas.
Pero estas cosas no suceden porque sí. San Martín parece estar a la deriva. No tiene una línea de juego definida, el equipo cambia fecha tras fechas sin encontrar el “11” ideal. Hay jugadores en puestos que no son sus habituales y puntos flojo al por mayor.
Así es imposible superar a un rival. El fútbol es un deporte colectivo, en el que deben generarse sociedades colectivas. Y San Martín no las tiene.
Y en este deporte para jugar, primero hay que recuperar la pelota y el “Santo” no tiene marca en el medio. Los rivales hacen lo que quieren en esa zona. Sebastián Prediger está demasiado solo. Juan Galeano ayer no fue una solución; Gonzalo Rodríguez y Franco Costa fueron dos delanteros que se mostraron “incómodos” jugando de volantes.
Atlético de Rafaela “copó” el medio de entrada; anuló a Prediger y San Martín pareció quedarse sin ideas para contrarrestar esa estrategia.
Para colmo, pegó dos golpes consecutivos y lo dejó nocaut. Oscar Carniello y Gonzalo Klusener aprovecharon dos descuidos de una defensa que venía siendo lo mejor del equipo en el torneo y le bajó la persiana al duelo.
Ahí murieron las esperanzas de San Martín. Porque el descanso no hizo efecto y los primeros cambios fueron pieza por pieza. Las “apuestas” Costa y “Turbo” se quedaron en el vestuario, demostrando que la incertidumbre era general.
En el segundo tiempo, el local fue al frente con más amor propio que otra cosa, pero chocó con todas sus limitaciones. No se cayó una idea y el toque de jugador a jugador faltó a la cita.
La visita se cerró bien y apostó a la “contra”. Pero falló en la puntada final porque sino otra podía haber sido la historia, para suerte de San Martín. Y el 0-2 no se modificó y castigó una pésima noche de los dirigidos por Diego Cagna. El “Santo” perdió y perdió bien.
En La Ciudadela no deben olvidarse que es un torneo corto. Se jugó casi la tercera parte del certamen; el equipo no aparece y el futuro es incierto. O cambia de raíz, o se viene la noche.