Y de repente, el barrio coqueto de la capital volvió a activarse. Después de varios años de cierto estancamiento, en los que todos los nuevos emprendimientos comerciales y gastronómicos parecían seducidos únicamente por la verde y jovial Yerba Buena, en 2017 volvieron a apostar por el viejo amor y por los naranjos de barrio Norte.
La fiebre de la hamburguesa gourmet. La fiebre de la cerveza artesanal. Las tienditas de diseño, arte o decoración. Nuevos gimnasios. CrossFit. La reactivación de la calle Corrientes, comenzando a formar un verdadero corredor donde hay de todo para ver. Ahora, hace pocos días, un outlet de marcas premium que todavía no habían llegado a Tucumán. Sí, podemos decir que 2017 ha sido el año en el que ese cuasi “Palermo” a la tucumana se desperezó de una larga siesta de azahares. Y en verdad entusiasma vivir ese despertar.
El centro siempre ha sido el centro, el lugar al que siempre aspirar para instalar un negocio. Es una cuestión de números: en la capital tucumana está la mayor concentración de personas de todo Tucumán. Más personas, más ventas. Y barrio Norte, dentro de esa concentración, es la que condensa el poder adquisitivo de la ciudad. Dos más dos. “Lo que se ha visto en el último tiempo, lo que es verdaderamente un cambio, es que empieza a crecer la oferta comercial en la zona que va de la calle Santiago en dirección a la plaza Urquiza. Lo tradicional era apuntar a la Santiago hacia el sur, no tanto hacia el norte, y eso es lo que está cambiando”, sostiene la economista Elina Marchese quien, además, acaba de instalarse en la zona con ese outlet premium que de alguna manera desconcertó y sorprendió.
La comparación entre barrio Norte y Yerba Buena aparece como inevitable, aunque Marchese, que realiza con frecuencia estudios de mercado para la localización de emprendimientos, sostiene que no hay necesidad de comparar una y otra plaza, porque no compiten entre sí y porque tienen comportamientos de consumo tan distintos que son dos mundos mucho más distantes que los 10 kilómetros que los separan.
“En Yerba Buena hay mucho crecimiento poblacional, muy por encima de la media provincial y nacional. Pero sigue habiendo pocos habitantes por metro cuadrado: en una casa de grandes dimensiones vive una sola familia, hay pocas personas. Y, aún así, hay una gigantesca oferta de todo: bares, tiendas, shopping, boutiques... ahora, de a poco, se agregan los servicios. No creo que que el crecimiento comercial de barrio Norte se deba a una saturación de Yerba Buena, para nada, lo que está pasado es que la oferta en barrio Norte recién ahora comienza a ponerse más a tono con la demanda de la zona, busca nivelarse”, sostiene la especialista.
Entre ese contrapunto difícil de esquivar, están los hábitos de consumo de una y otra localidad. Marchese observa que Yerba Buena tiene una actividad fuerte principalmente los fines de semana, cuando todo el mundo sale junto y ocupa los bares y restaurantes. En barrio Norte es otro cantar: aquellos que salen de la oficina con la cabeza estallada, un martes a la tarde, corren quitándose la corbata con una mano, mandando mensajes con la otra, enloquecidos por sentarse en ese bar que tira las cervezas más reconfortantes del días. Y eso es lo que enamora. Y eso es lo que, según los pronósticos, hará que el perfume de los naranjos siga atrayendo a los emprendedores el año que está a punto de descorcharse.
El porqué
El año que se va deja varias nuevas propuestas gastronómicas que reactivaron la vida nocturna en barrio Norte, luego de varios años de una especie de estancamiento.