El papa Francisco designó ayer a uno de sus más cercanos colaboradores, el ex rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Víctor Manuel “Tucho” Fernández, como nuevo arzobispo de La Plata, en reemplazo del renunciado Héctor Aguer.
Con sus aproximadamente 800.000 fieles, la arquidiócesis de La Plata es la segunda en importancia del país después de la Metropolitana: en contexto político, es el territorio que administra la gobernadora María Eugenia Vidal. Según diversos medios periodísticos bonaerenses, el proceso de reemplazo fue seguido atentamente por esa administración, ya que será con Fernández con quien ahora Vidal tendrá que dialogar.
Históricamente enfrentado con el papa Francisco por diferencias doctrinarias, Aguer acaba de cumplir 75 años. Apenas le elevó la renuncia al arzobispado el pasado 24 de mayo tras 18 años al frente, Francisco se la aceptó.
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En cuanto a Fernández, es un teólogo de extrema confianza del pontífice nacido en Córdoba el 18 de junio de 1962. Su relación con Francisco se consolidó cuando en 2007 el ahora pontífice presidió la comisión redactora del documento de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil, que los expertos definen como el “inicio conceptual” de su pontificado. En estos años, Fernández se convirtió en uno de los intérpretes (junto con Juan Carlos Scannone) del pensamiento papal, y de su llamada “Teología del Pueblo”.
Autor de numerosos libros y publicaciones y cultor del perfil bajo, fue rector de la UCA desde 2009 hasta abril pasado. Durante los ocho años de su gestión al frente de esa Universidad consolidó esa estructura, y abrió la Coordinación de Compromiso Social, que ofrece diversos programas sociales y educativos en villas de emergencia de Buenos Aires; procuró una creciente presencia pública en el medio ampliando las actividades del Observatorio de la Deuda Social y facilitó espacios de diálogo sobre los problemas de la sociedad, destacó ayer la Agencia de Información Católica Argentina (AICA). El perfil marcadamente social y progresista del nuevo arzobispo de La Plata contrasta con el del saliente Aguer, quien llevó adelante una misión marcada y agresivamente conservadora en materia de políticas de educación sexual y de derechos humanos (Télam y AICA)