Dudas y preguntas ante la primera comunión en una obra de teatro

Estrenan “Chicos católicos, apostólicos y romanos”, una mirada infantil sobre la religión

SORPRESA, INOCENCIA Y PICARDÍA. López, Guerrero (arriba), Rodríguez, Carreras y Díaz (abajo) son niños. Prensa. SORPRESA, INOCENCIA Y PICARDÍA. López, Guerrero (arriba), Rodríguez, Carreras y Díaz (abajo) son niños. Prensa.
08 Junio 2018

ACTÚAN HOY

• A las 22 en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).

Cinco alumnos que están comenzando la secundaria están a punto de tomar la primera comunión. Pero sus miradas desprejuiciadas sobre los preceptos religiosos, la interpretación del catecismo, los pecados capitales, la existencia del cielo y del infierno y la decisión de entender las metáforas bíblicas de un modo literal generan contradicciones entre los mandatos adultos sociales y sus conductas, dentro de una institución escolar.

Publicidad

Todo ello está contado con un humor disparatado en “Chicos católicos, apostólicos y romanos”, la obra de Juan Paya que subirá esta noche a escena por primera vez en su versión tucumana en el Centro Cultural Virla, con un elenco integrado por Gabriel Carreras, Guido Guerrero, Emanuel Rodríguez, Enrique Kikin Díaz y Beto López, dirigidos por Sebastián Fernández y por Belén Mercado.

“Pasó mucho tiempo de mi primera comunión, y al igual que mi personaje Elvidio no entendía nada lo que estaba pasando. Recuerdo haber sentido lo mismo que estos pibes, de que era un niño bueno y de estar desesperado por la torta y el festejo. Era el mandato, había que hacerlo como lo hacían todos nuestros compañeros de grado, y todos los que integramos el elenco la tomamos pero ninguno siguió el camino del Señor”, señala Carreras, que es budista. “En este grupo también hay creyentes católicos y ateos”, aclara, para resaltar luego que su filosofía actual “es bastante diferente a la católica, aunque la base es la misma: el amor”.

Publicidad

Cuando le propusieron trabajar este texto, lo tentó el equipo artístico (“son compañeros talentosos en el escenario y en el detrás de escena y de una gran calidad humana, con quienes construimos un muy buen ensamble”, describió) y el sentido del humor de la obra: “el público va a llorar de la risa, es una fiesta con un condimento importante de la música; pero además es jugada ideológicamente, crítica, irreverente y comprometida”.

El texto fue un gran éxito en distintos escenarios del país y del exterior, principalmente en Buenos Aires, México y España (incluso hubo una versión cinematográfica), lo que genera expectativa para su presentación local. “Es un gran desafío, porque es desopilante, ácida y, por momentos, atrevida”, sintetiza Carreras.

Un día crítico

Según Guerrero, el día de su comunión fue un momento crítico en su vida, “como todos en el que uno se somete a algo que no entiende bien, aunque sabe que es algo importante”. “Es muy fuerte tomar contacto con el cuerpo de Cristo, pese a que no haya cambiado mi vida. Cuando veo fotos de entonces, no estoy contento; uno responde a las expectativas de los padres, y se viste bien bonito para el momento”, agrega.

“Sin duda alguna, la religión condiciona la decisión de vida de cada uno, pese a que siempre está la libertad de elegir cuál profesar”, sostiene. En su caso, también es budista “porque es lo más cercano a lo que quiero ser desde los 18 años, a mi visión de la vida y a mi manera de relacionarme con los otros”. “Mi único dogma es ser feliz y la fe que elegí enaltece mi vida antes que condicionarla”, remarca.

El actor señala que el público se replantea muchas cosas a partir de la propuesta de Paya. “Desde ese lugar, puede generar tanto polémica como empatía, siempre con el humor como referencia. Los personajes son niños, con su característica de sinceridad a toda prueba y de desfachatez extrema, que los lleva a hacer planteos que ni siquiera los grandes hacen o entienden. Buena parte de la repercusión de la obra parte de allí, pese a que confío mucho en el trabajo que hemos realizado en esta versión tucumana; me parece más atractiva que la que se hizo en la Capital Federal”, asevera.

Guerrero se sumó al proyecto antes de leer la obra, confiado en sus colegas y en el director: “con Sebastián logro una gran felicidad a la hora de trabajar y nos tenemos mucho cariño, más allá del resto del elenco porque con la mayoría ya habíamos trabajado antes”.

“Hay un abanico de diferentes tonos y maneras en el humor que tiene la puesta, con numerosos recursos actorales que potencian la idea, con referencias claras adultas antes que de niños. Es otro aspecto muy interesante, porque hay cosas terribles que ocurren pero de las cuales uno se ríe todo el tiempo”, finaliza.


Tamaño texto
Comentarios
Comentarios