ESTRENO
• A las 22 en el Teatro de la Estación de Concepción (Italia y Heredia).
Alejandro Casona huyó de la guerra civil española a poco de comenzar y desarrolló un peregrinaje por América Latina hasta que se afincó en la Argentina. Su experiencia como artista vinculado a la República (derrotada por el golpe de Estado de Francisco Franco) se filtra en una obra dramatúrgica centrada en la humanidad de sus personajes, en las esperanzas de construir un mundo mejor y en la rebeldía contra los mandatos y órdenes que los atrapan.
“Prohibido suicidarse en primavera” es uno de los textos que escribió en la primera etapa de su exilio, y es la obra elegida por el Taller Municipal de Teatro de Concepción para su segunda puesta en escena, con dirección de Víctor Hugo Cortés, que se estrenará esta noche en el Teatro de la Estación.
La acción transcurre en “El hogar del suicida”, un sanatorio emplazado en las montañas donde se tratan los pesares y depresiones de sus pacientes procurando que no acaben con sus existencias. El dueño del lugar, el doctor Roda, atiende a quienes pierden las ganas de vivir y, en caso de no encontrar cura, les procura una forma de morir. En sus estudios descubrió que los triunfadores se matan más que los fracasados y que los jóvenes, más que los viejos; y que los suicidios ocurren más al amanecer que de noche y más en la primavera que en el invierno.
El elenco está integrado por Juan Pablo Riscala; Marta Rodríguez; Rossana Carrizo; Nicolás Dip; Delina Rocha; María Rodríguez; Juan Pablo Sáez Gil; Néstor Soria; Cecilia Pérez Villada; Carla Bustamante; Anyelén Alderete; Lourdes Burt; Rocío Romera; Cecilia Camaño y Gabriela Rodríguez, quienes componen personajes plagados de humanidad, aún con ciertos rasgos absurdos que caracterizan a la creación de Casona.
“Montar este clásico fue todo un reto -confiesa Cortés-. Se trataba de actualizar un texto envejecido, que data de 1937 y cumplió, por lo tanto, más de 80 años, con el reemplazo de los modismos españoles por los argentinos, acotando y acortando una obra anacrónicamente larga, como se estilaba en su época”.
El director le propuso a los actores y actrices “encarar la construcción de personajes a partir de improvisaciones delirantes y una actuación desenfadada”. “Se inventaron nuevos y se eliminaron algunos que no aportaban mucho a la trama. Todo fue hecho en función de que la propuesta escénica se tornase más rica y provocativa. La pieza rezuma amor y humor en dosis terapéuticas. Casona nos alienta a pensar: la vida, siempre se impone”, concluye.