¿Cómo será la primavera en Tucumán?

No habrá sorpresas con respecto a las temperaturas, las lluvias, el viento zonda, la sequía estacional, según anticipa un experto en climatología. Una investigadora cuenta qué vuela por nuestro aire en esta estación.

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¿Quién no ha recomendado a alguien conocer Tucumán en primavera? El buen tiempo es la principal excusa: noches y mañanas frescas, con siestas cálidas (pero no tanto como en verano) ideales para un paseo al aire libre. Y -lo mejor para cualquier viajero- poca lluvia. En 1834 Juan Bautista Alberdi definió esta estación perfectamente en su “Memoria descriptiva sobre Tucumán”: “patria favorita de las flores y los pájaros, la primavera no puede ser sino maravillosa”.

¿Cómo es esta estación?

Juan Leónidas Minetti, director del Laboratorio Climatológico Sudamericano, propone pensar en opuestos cuando se habla del tiempo en Tucumán: “tenemos el verano muy caliente y el invierno frío; mientras que el otoño es la condición intermedia húmeda y la primavera es la condición intermedia seca”. Es decir, Minetti caracteriza la estación que comienza el viernes con una predominante amplitud térmica, días soleados, escasas precipitaciones, como estos últimos días. La diferencia entre los opuestos es que mientras en otoño hay muchos cielos cubiertos y lluvias intermitentes, ahora predominan los efectos del viento zonda, que es un mecanismo de sequía por excelencia. ¿Cómo saber que está soplando el zonda? El profesional explica que se lo reconoce cuando hay cielos despejados, por características térmicas altas, pero con noches frías (“¡hasta puede helar y zondear de día!”).

¿Qué se viene?

Por lo pronto prevé que descenderá la temperatura a fines de septiembre, con precipitaciones. Habrá un efecto opuesto al zonda: vamos a tener los primeros días de octubre con cielo nublado con lluvias no abundantes. Noviembre viene con temperaturas y humedad alta, con lluvias al inicio y al final. En diciembre tendremos gran amplitud térmica los primeros 15 días, con estado seco. Después llegaría el calor y la humedad típicos del verano tucumano.

¿Cuándo hará más calor?

La parte mas cálida de la primavera -reitera Minetti- se espera entre el 10 y el 20 de noviembre. Cálido y seco será en los primeros 15 días de diciembre y fines de octubre debido a los efectos del zonda.

¿Podemos esperar heladas?

No es raro que en esta época haya heladas en alta montaña, opina el especialista. Y por ello cuenta que sobre fines de septiembre se esperan heladas particularmente en las zonas altas, como sucederá en toda la zona tropical de Sudamérica. También a fines de octubre.

¿Cuándo se hará más denso el aire?

El problema más grande para quienes sufren de alergias, opina Minetti, es cuando sopla el zonda, porque levanta polvillo, hay tempestad de polvo. “El aire está muy deshidratado, a causa de las condiciones secas”, agrega.

Entonces, ¿esperamos una primavera normal?

Será una típica primavera tucumana, con períodos no muy secos, pero poca lluvia bien distribuida. Diferente de lo que pasará en el resto del país, confiesa el experto: “se viene bastante seco en otras regiones”.

PRIMAVERA TUCUMANA. Los lapachos forman parte de la identidad de nuestra ciudad.  LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI. PRIMAVERA TUCUMANA. Los lapachos forman parte de la identidad de nuestra ciudad. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.

> ¿Qué vuela por el aire en esta estación?

Este año la floración de los árboles está atrasada. Eso es lo primero que dice María Elena García, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto de Palinología de la Fundación Miguel Lillo. Su especialidad -claro- es el polen. En esta época -cuenta la botánica- lo primero que aparece es el polen de la morera, pero que en realidad se la esperaba para principios de agosto, como sucede cada año. Supone que este atraso natural se debe a que hemos tenido en Tucumán un invierno más frío de lo que acostumbramos.

“Por otra parte, tenemos un tiempo seco y eso favorece la dispersión del polen. Y el hecho de que haya tanta polución en el ambiente (quema de caña) agrava todo, potencia la acción del polen. Todo eso lo vemos en las muestras que venimos sacando desde hace 10 años: encontramos desde polen, basura y restos de hojitas quemadas”, detalla la investigadora.

Además del polen de las moreras, en septiembre, el mes que más polen hay en el ambiente, también se verifica la presencia de plátano y fresno (“no tan abundantes como en La Plata o Buenos Aires, por ejemplo”), mora turca, aliso, nogal y tala. “Aunque sí se registra una buena cantidad de polen, no hay tanto como en otras ciudades. Y eso tiene que ver con que acá predominan los citrus y los lapachos, cuyo polen es más bien pegajoso y no se dispersa por el aire”, detalla.

> Alergias y asmas | ¿por qué empeoran en primavera?

Llega la primavera, con ella comienza la época de actividades al aire libre y el momento del año en que flores y plantas empiezan a brotar. Si bien es una estación esperada, que despierta amores, para otros puede resultar fastidiosa, ya que pone de manifiesto gran cantidad de patologías respiratorias.

Según el Reporte Mundial de Alergia (Organización Mundial de la Salud) la rinitis alérgica es una de las afecciones crónicas más comunes a nivel global, y por lo general persiste durante toda la vida. Esta problemática afecta aproximadamente al 25% de los niños y a más del 40% de los adultos, y su prevalencia ha aumentado en el último siglo. Comparada con otras enfermedades, la rinitis alérgica no parece seria o grave, ya que no está asociada a manifestaciones severas o a mortalidad, pero tiene un elevado impacto negativo en la calidad de vida de los pacientes que la padecen.

La respiración bucal, explica Ariel Blua, coordinador de la sección Enfermedades Obstructivas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, es uno de los principales inconvenientes que suelen presentar los pacientes con rinitis y asma coexistentes. El especialista comenta que la nariz funciona como un filtro de aire, pero también como una barrera inmunitaria, pues es el primer órgano de choque para los microorganismos que penetran en la vía aérea. Al respirar por la boca gran parte del día, se exponen a un aire “desacondicionado” o de “mala calidad” (frío, seco y sucio). La exposición repetida y prolongada de las vías respiratorias a un aire de estas características puede generar alteraciones funcionales, inflamatorias e incluso provocar el cambio en la estructura de la vía respiratoria.

La época primaveral empeora especialmente la rinitis y si esta no es controlada puede contribuir al empeoramiento de los síntomas de asma. Los pacientes con ambas afecciones asociadas presentan durante esta época un mayor número de consultas ambulatorias, hospitalizaciones y consumo de medicación antiasmática que aquellos asmáticos sin rinitis, hecho observado tanto en adultos como en niños.

El manejo del paciente con síntomas de rinitis y/o asma debe hacerse de forma integral y de acuerdo con la gravedad general del síndrome. Una estrategia terapéutica conjunta de ambas enfermedades, considerando la vía respiratoria como una unidad, es la conducta médica actualmente más aceptada.

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