Brasil elige presidente entre la rabia y el miedo

Fuerte polarización entre el derechista Bolsonaro y el izquierdista Hadad.

06 Octubre 2018

RÍO DE JANEIRO.- Brasil afronta sus elecciones más inciertas desde que recuperó la democracia en 1985. En un clima tenso por el ascenso de la ultraderecha y el ex militar Jair Bolsonaro, y castigada por los estragos causados por los escándalos de corrupción y la crisis económica de los últimos años, la potencia latinoamericana elige mañana su próximo presidente.

La campaña entró en la recta final con una enorme polarización entre Bolsonaro y el candidato de izquierda Fernando Haddad.

Bolsonaro, calificado como el “Donald Trump brasileño” y temido por su agresivo discurso contra las instituciones, lidera las encuestas y tiene asegurado su pase a la segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre. (Ver “Proyección...”)

Según los pronósticos, su último escollo para llegar a la presidencia es, justamente, Haddad, heredero del popular ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), pero también lastrado por los escándalos de corrupción de su Partido de los Trabajadores (PT).

Inclusive, en las filas de Bolsonaro se entusiasman con un eventual triunfo en primera vuelta de Bolsonaro luego de los avales que recibió en las últimas horas: buena parte de las élites económicas y de las influyentes iglesias evangélicas.

El ex militar, de 63 años, alcanza hasta el 35% de los apoyos en los últimos sondeos, mientras que Haddad, de 55 años, llega al 22%.

Muy rezagados y casi sin posibilidades en las mediciones demoscópicas están el también izquierdista Ciro Gomes (11%), el centroderechista Geraldo Alckmin (8%) y la ecologista Marina Silva (4%).

El ascenso de Bolsonaro, criticado por su defensa de la última dictadura militar (1964-1985) y sus frecuentes diatribas racistas, misóginas y homófobas, representa desde ya un profundo cambio para la democracia que Brasil recuperó hace sólo 33 años.

La crispación política condujo a un atentado contra Bolsonaro a comienzos de septiembre, cuando un hombre le clavó un cuchillo en el abdomen alegando sentirse “amenazado” por sus mensajes.

Bolsonaro estuvo casi un mes internado y no participó en la recta final de la campaña. Su ausencia, sin embargo, no afectó a su candidatura, gracias a su fuerte presencia en las redes sociales.

Sobre todo el enorme escándalo de corrupción “Lava Jato”, que ha puesto en jaque a la clase política desde 2014, alimentó el hartazgo de los brasileños y el descrédito de la democracia. “Lava Jato” puso tras las rejas al antes intocable Lula, artífice del “milagro económico” brasileño en la década pasada, y a decenas de empresarios y políticos.

A ello se suma el deterioro institucional iniciado con el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff en 2016, cuando el país se hundía en una de las peores recesiones de su historia.

La crisis, tras una década en la que Brasil parecía emerger como nueva potencial global, ha dejado profundas heridas en el gigante sudamericano. (DPA)

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