Héroes y villanos: San Martín festejó en un clásico de película

El "Santo" perdía 2 a 0, descontó en el momento justo y no paró hasta vencer al "Decano", 3-2 en su propia casa.

FESTEJO SANTO. Acevedo anotó el segundo tanto de San Martín en el Monumental. FESTEJO "SANTO". Acevedo anotó el segundo tanto de San Martín en el Monumental. LA GACETA/FOTO DE HÉCTOR PERALTA

Pasaron 37 años para que San Martín y Atlético se vieran las caras otra vez en Primera División, la primera desde la reestructuración de los torneos en el fútbol argentino. Tanto tiempo esperaron los clubes más grandes de Tucumán que el clásico no podía no estar a la altura.

Los equipos fueron dignos protagonistas de un film que se disfrutó como el estreno más esperado y que vio al villano convertirse en héroe al final de la película.

San Martín fue ese villano que todos terminan adorando; el equipo que llegaba con los números en rojo, apurado por el descenso directo y los, hasta hoy, cero triunfos en condición de visitante.

Justo ante un Atlético que llegó a la gran cita envuelto en sus mieles y en compañía de su gente; con la chance de ser puntero de la Superliga en un año histórico por donde se lo mire, no sólo por el gran momento en el torneo si no por la Copa Libertadores que disfrutó en la primera parte del año.

Pero los roles se invirtieron en el campo, porque a veces en el fútbol la lógica falta a la cita. San Martín llegó siendo menos que el rival pero tomó la posta y se adueñó de la pelota para ganar como visitante luego de 10 partidos, y de paso cortarle el invicto al rival (también de 10 encuentros).

Atlético, que se despertó con el pie izquierdo, igualmente aprovechó sus destellos de buen fútbol a la perfección porque en las chances que creó logró convertir nada menos que dos goles.

El ídolo Luis Miguel Rodríguez dijo presente en el clásico cambiando un penal por el primer gol del partido y asistiendo a David Barbona en el segundo tanto, ni bien arrancó el complemento.

La clave del clásico estuvo en la reacción inmediata de San Martín, en el descuento en el momento justo de Luciano Pons apenas dos minutos después del grito "Decano". Eso le permitió a San Martín no decaer, porque el resultado no explicaba lo que verdaderamente ocurría.

La historia dio el giro inesperado en ese momento y Tino Costa comenzó a comerse la película. El experimentado volante se hizo dueño de la pelota, asistió a Lucas Acevedo en el gol del empate y apareció atrás de todos en el tercer tanto, el que sellaría el resultado ante la atónita mirada de los espectadores que colmaron las tribunas.

Mientras a "Tino" no se la podían sacar, Atlético fue con más bronca que buen fútbol por el empate agónico en un clásico que tuvo en el bolsillo pero que se le escapó como agua entre los dedos.

San Martín, en su versión "frena punteros"(también había festejado ante Racing), aprovechó su gran día en suelo ajeno y se llevó los necesitadísimos tres puntos a Ciudadela.

El párrafo aparte en toda la historia no es uno más en los tiempos que corren: Atlético perdió en su cancha y no pasó nada... Más allá de las chicanas de siempre, los hinchas "Decanos" se comportaron, dieron el ejemplo y demostraron que un clásico sin violencia también es posible en el fútbol argentino.

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