10 Diciembre 2018

RÉQUIEM POR UN JACARANDÁ

La foto es de la última floración del añoso “tarco” de la calle 25 de Mayo al 700. Hoy, con fundamentos expuestos por el profesional responsable de la cuadrilla que sacó en pedazos aserrados el árbol, era inviable su continuidad porque su tronco estaba hueco y con hormigas. ¡Siempre se llega tarde, para una poda sana, una curación, un tutor para mantenerlo en la vertical! Explicó el responsable que faltan cuadrillas para atender todo el arbolado que conforma el “bosque urbano” que es nuestra ciudad. Un “bosque” cada vez más raleado de tanto arboricidio. Hay que reforzar la Dirección de Espacios Verdes, para que no se convierta en un ente burocrático de “espacios grises” de tanto cemento desnudo bajo el suptrópico.

Carlos Duguech

DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS

El 10/12 se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 1950, para difundir los valores consagrados en la Declaración Universal, realizada en el año 1948. A 70 años de la fundamental declaración, hoy tenemos, además, los que se conocen como “derechos de la tercera generación” (conocidos también como de los pueblos o de la solidaridad). Dentro de esta generación se encuentra el Derecho Ambiental. Se define a este derecho como al conjunto de principios y normas jurídicas que regulan las conductas individuales y colectivas con incidencia en el ambiente y, por ello, podemos afirmar que el derecho a un medioambiente sano, es un Derecho Humano esencial, porque es la base para el disfrute y el ejercicio pleno de otros derechos, y por la vinculación del ambiente con el nivel y calidad de vida. Sería irónico y una burla que el Estado tucumano (Provincia, Municipios y Comunas) conmemore ese día, ya que en el territorio provincial tenemos peligros, riesgos y amenazas ambientales por doquier. Las más importantes, son: 1) Derrames cloacales, 2) Contaminación de la cuenca Salí-Dulce con cachaza, vinaza y otros residuos peligrosos, 3) Quema de cañaverales, 4) Residuos sólidos urbanos dispuestos de modo inadecuado, 5) Desmontes irracionales y construcciones en el piedemonte sin estudios previos ni control, 6) Ruido urbano, 7) Provisión de agua potable inadecuada o nula. El 10/12/2003, mediante Decreto Acuerdo 20/1, se creó la Secretaría de Estado de Derechos Humanos (SEDH), con dependencia directa del Poder Ejecutivo Provincial. Me asombra e indigna, como ser humano, que frente a la situación ambiental en la que vivimos, la SEDH permanezca sorda, ciega y muda. Por ello, como ciudadano exijo que salga del letargo de la siesta tucumana y actúe.

Juan Francisco Segura

DIRECCIÓN DE TRÁNSITO

Hace unos días el subdirector de Tránsito publicó una carta (“Transporte municipal”, 25/11) donde comenta la acción que desarrolla esa dependencia municipal, a la vez que aclara a qué obedece la compra y/o alquiler de una grúa para retirar de la vía pública los vehículos mal estacionados. Omite contestar a los lectores a qué obedece la disposición de exigir a los ciudadanos la obligatoriedad de presentar el Certificado de Buena Conducta, instrumento que es otorgado por la Policía para los que gestionan el registro automotor para conducir autos particulares. La ley 24.449 no hace mención alguna a la presentación de ese instrumento. La modificatoria -ley 26363- ordena la creación del Registro Nacional de Antecedentes de Tránsito y aclara que la Dirección de Tránsito, a través de un sistema informático, deberá solicitar los antecedentes de la persona que se presenta a iniciar los trámites. La disposición de obtener el Certificado para el bendito carnet en dicha ley no existe. Y si el tema pasa por una reglamentación local, deberá ser esa Dirección la encargada de obtenerlo. En igual forma que lo hacen con el Tribunal de Faltas. Hoy, por una absurda disposición, debemos dirigirnos a la Policía, sacar turnos por internet, colas y la consabida pérdida de tiempo que ello significa. Sabemos que el 90% de las infracciones las producen los motociclistas. Hacen lo que quieren, no respetan ni las veredas, de noche circulan sin luces, con ropas oscuras. Una mujer, un adolescente, un veterano, que ve una moto con dos personas, tiembla. Le solicito al subdirector de Tránsito que deje sin efecto esa ridícula disposición, por lo menos para los que pasamos los 65. Las estadísticas dicen que no asaltamos. Nos asaltan.

Hugo César Navarro

Avenida Francisco de Aguirre 1.582
 San Miguel de Tucumán

INSEGURIDAD

No busco polemizar sobre el contenido del Protocolo de actuación de las Fuerzas de Seguridad Nacional en su lucha contra la delincuencia. Ese debate es muy importante y no debe ideologizarse. Sólo quiero destacar que la respuesta a esta gravísima problemática no puede ser sólo policial. No se resuelve “con mano dura”, pero tampoco se puede dejar desguarnecido al sector policial, cuando arrecia el ataque del narcomenudeo y del delito con el cual se asocia. Dije, y lo reitero, que en Tucumán las prioridades del gasto público están disociadas de nuestras necesidades más apremiantes, con un presupuesto legislativo impresionante e inexplicable por su monto. Se proyectan obras faraónicas, mientras tenemos desguarnecida, e insuficientemente entrenada y controlada a la Policía. El problema de la inseguridad tiene causas profundas. Tenemos un porcentaje récord de trabajo no registrado (en negro), agravamiento de la desocupación, altísima presión impositiva, todo lo cual desalienta la inversión productiva y tiene, como resultado, que amplios sectores de nuestra juventud no encuentren trabajo y son “mano de obra” disponible para el narcotráfico. Las cárceles, colmadas, no funcionan como lo manda la Constitución. Los condenados salen en libertad, sin posibilidad de incorporarse productivamente a la sociedad que los rechaza. Hay un quiebre en las familias que no logran insertarse en el ámbito laboral. Así, no pueden funcionar como prevención del delito. Hay que dar participación a los centros vecinales en esta lucha sin cuartel contra la desocupación, el narcotráfico y la delincuencia, para que aporten ideas y proyectos. Sin trabajo, con familias diezmadas por la miseria, sin escolaridad asegurada y de calidad, con gastos multimillonarios en obras injustificadas por el entorno socio-económico, no habrá solución a la inseguridad. El gobierno debe reconsiderar sus políticas que nos llevan a ninguna parte, salvo el horror de saber que nuestra vida, con estas condiciones, no vale un centavo.

Luis Iriarte

¡AHÍ VIENE LA PLAGA: DICIEMBRE!

Y sí, viene diciembre; ¿qué esperaba, saltearlo? Quizá saltear lo que tenga de agridulce, de año sobrevivido que lleva a pensar al próximo como mejor. Surgen las reuniones, que se anticipan más positivas que las uniones. Es necesario festejar, idea que anuncia el primer corcho destapado. Los abrazos se vuelven más profusos, como los que se dan y reciben en reencuentros y despedidas. Surgen las reconciliaciones familiares (qué pena: con lo que costó pelearse…). Las vacaciones son pensadas, más allá que se realicen o no. La abundancia amenaza con superposición de sueldos y aguinaldos, y el consumo, listo para su banquete. Más que la promesa de cambiar decisiones y destinos se espera que el nuevo año nos cambie. Se espera de él justicia; que no nos castigue por propósitos incumplidos. Al decir de Porchia, “trátame como debes tratarme no como merezco ser tratado”. Aunque las incertidumbres no sean ni tan profundas ni filosóficas, alcanzan resultados impregnados de magia y fe alquilada. Los argentinos tenemos razones, pero no razón. Diciembre, un mes donde es necesario ahuyentar las tristezas. Así, las pérdidas suelen minimizarse, el olvido anestesiar con sabiduría y los ausentes no ser otra cosa que presentes invisibles. El 24, el 31 y Reyes Magos ya están distribuidos (¡ojo! usted nunca fue el distribuidor).

Osvaldo Aiziczon 
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