El atardecer empezaba a teñir los cerros del Valle Calchaquí y todavía faltaban horas para que La Beriso, la atracción principal del Festival 7 Vacas Rock+Folk, subiera al escenario. Algunos de los espectadores querían asegurarse de estar lo más cerca posible y se ubicaron en primera fila, como lo hicieron tres mujeres de La Banda, Santiago del Estero. Luisa Gómez se presentó como la abuela, Luisa Ponce dijo que era la madre y Milagros Ponce, la hija. Cada una de ellas hizo su parte para ir al festival: la abuela, fanática del grupo de Avellaneda, fue la que impulsó todo; la madre manejó durante horas para llegar a estos cerros y la hija hizo la bandera que luego tirarían al escenario para obsequiarla a los artistas. “Los chicos del staff no podían creer que tengo la remera de la banda”, contaba orgullosa Gómez.
Este fue el primer evento de esa magnitud que se realiza en Colalao del Valle. Y la fusión que sus organizadores pretendían al combinar artistas de diversos géneros en su cartelera (participaron Miss Bolivia, Las 4 Cuerdas, Leandro Robín, La Beriso y Tunay, entre otros) se reflejó en quienes asistieron. Familias y grupos de amigos fueron desde distintos puntos de los Valles Calchaquíes, de la capital y otras ciudades de la provincia y de Santiago del Estero.
La bodega organizadora, Las Arcas de Tolombón, dijo que hubo más de 3.000 personas. “Hemos hecho muchas cosas bien, pero tenemos mucho para corregir”, reflexionó el propietario, Alberto Guardia. Aunque las expectativas eran mayores, los organizadores estaban orgullosos y Guardia anticipó que vendrán nuevas ediciones. “Quizás no sea rentable, pero sin dudas es una inversión que va a perdurar, porque va a movilizar a otros a desarrollarse en esta zona”, analizó en referencia a la cantidad de artesanos y productores locales que aprovecharon el movimiento generado en la zona para redoblar esfuerzos en sus emprendimientos. El ministro de Desarrollo Productivo, Juan Luis Fernández, opinó que estas iniciativas son importantes para la región y dijo que el Gobierno manifiesta su apoyo a través de la presencia del Siprosa, de la Policía y de otras entidades.
El show
Pasadas las 20, a medida que el público ingresaba en el predio, los puestos de comida aumentaban el ritmo de trabajo. Mientras un grupo salteño cocinaba para los artistas detrás del escenario, un tucumano vendía pizzas a la parrilla a los espectadores y un catamarqueño preparaba su puesto de shawarma. Frente al predio, en la ruta, Facundo Juárez vendía bebidas y comida. “Está bueno que estos eventos lleguen aquí para dar más vida a Amaicha y a Colalao”, opinó. Entre el público costaba encontrar un grupo formado exclusivamente por amigos o colegas. La mayoría de los entrevistados por LA GACETA fueron con su familia, o con grupos diversos en los que alguno de sus integrantes había incluido a su hermano, a su pareja, a una prima...
Algunas familias llevaron incluso a sus integrantes más pequeños. Rosana Morales, esposa del ex jugador de Atlético conocido como “Cacique” Morales, cargaba al nieto de ambos en sus brazos mientras esperaba a sus parientes. Más cerca del escenario, Gabriela Solier descansaba en una silla cargando a su hijo de seis meses. Su esposo, Daniel Olguín, explicó que fueron todos los miembros de su familia: 16 personas. “Y mi suegra es la más fiestera”, declaró. Cuando escuchó el comentario, Patricia López confirmó lo que dijo su yerno. “Totalmente, pero no puedo tomar porque soy conductora designada”, aclaró.
Hacia el centro del público, Vanesa Gómez Torres esperaba por Miss Bolivia, quien hizo su aparición cerca de las 23. “Vine más que nada por ella, me encanta lo frontal que es y su lucha”, explicó. Vanesa es técnica en Higiene y Seguridad y aseguró que suele ir a muchos recitales. “Esto es genial”, manifestó. Destacó la disposición de los puntos de hidratación, de las salidas de emergencia, del sector para discapacitados y la reproducción de un video con indicaciones sobre cómo evacuar el predio. “Eso no se ve en todos lados”, sostuvo.
Pogos familieros
Eran las 12 cuando La Beriso subió al escenario. La noche era agradable, en ese momento se indicaban 17º de temperatura. En distintas oportunidades, entre una canción y otra, los fanáticos entonaban el ya conocido cántico de “vamos La Beriso”. Algunos temas, como “No me olvides”, lograron que los espectadores hicieran algunos pogos que podrían considerarse familieros: hermanos, primos, madres e hijos saltaban frente al escenario. Luego cerrarían Tunay y DJ Fede Flores; a las 4, cuando finalizó el show, el público abandonó el lugar sin inconvenientes.
Cuando la banda central todavía estaba en el escenario tuvo lugar uno de los momentos que quedará en la memoria de muchos de los asistentes: la interpretación de “Cómo olvidarme”. Rolando “Rolo” Sartorio cantaba mientras tocaba su guitarra acompañado sólo por el piano. Después de los primeros versos se les sumó el resto de la banda. Cuando Rolo entonó “no puedo olvidarte, no voy a olvidarte/te dije al oído y es una promesa”, el bajista Ezequiel Bolli miró hacia arriba y señaló al cielo del Valle Calchaquí. El mismo valle en el que distintos sectores, y especialmente los emprendedores locales, depositan sus esperanzas.