El jefe de la AMIA dio un paso al costado tras la polémica

Aunque el presidente de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA),Agustín Zbar, haya pedido licencia por tiempo indeterminado, su apartamiento no tiene vuelta atrás. Esta solicitud es la fórmula que tiene su partido comunitario, el Bloque Unido Religioso (BUR), para separar a los dirigentes díscolos.

El BUR representa a influyentes escuelas y academias ligadas a la ortodoxia judía. Su líder espiritual es el rabino Samuel Levin, por lo que no admite actitudes personalistas por parte de los directivos que asumen cargos en las instituciones de la colectividad. Zbar perdió el apoyo del BUR después de poner en duda que el memorándum con Irán sea un pacto de impunidad, ya que buena parte de la comunidad judía interpretó esta opinión como una defensa a Cristina Fernández de Kirchner.

Sin embargo, Zbar difundió ayer una carta donde intenta rechazar esa acusación. Allí, entre otras cosas, se retracta del pedido a la DAIA y niega haber cambiado de posición respecto al tratado de entendimiento con Irán. “Muy lejos de mis intenciones estuvo lavar la responsabilidad de los asesinos y todos sus cómplices. Solo perseguía enfatizar que en el futuro fuera el propio Estado quien persiga las condenas”, se defiende Zbar en el comunicado.

La ex presidenta está acusada por traición a la patria en el juicio que investiga el pacto argentino-iraní firmado en 2013. El 31 de enero la AMIA le pidió a la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que desista de impulsar la causa contra Cristina con el argumento de que “mantener esa querella es perjudicial para la comunidad (judía)”. Enseguida, Luis Czyzewski, que encabeza la otra querella, manifestó que el “pedido es absurdo, desubicado y repudiable”. “Es una gran desilusión: hay que pelear por obtener justicia, no por estar de un lado o del otro de la grieta. Es un tema ético, que ningún argentino puede dejar de sostener”, expresó. Czyzewski es padre de Paola, una de las 85 víctimas del ataque terrorista contra la mutual judía del 18 de julio de 1994.

Junto a Czyzewski, numerosas personalidades de la comunidad judía firmaron un pronunciamiento donde expresan que la AMIA “acaba de sufrir un nuevo atentado, esta vez moral, contra su integridad a través de la declaración de su presidente”. Lo firman, entre otros tantos, Graciela Fernández Meijide, Santiago Kovadloff y Daniel Sabsay. “Es sorprendente y no encuentro la motivación, estando en el medio la muerte de (Alberto) Nisman y el atentado terrorista más grave contra la sociedad argentina. Y esa misma institución que fue destrozada es la que ahora pide que no se prosiga en pos de la unión nacional. No se entiende”, alegó Sabsay en declaraciones al diario Clarín.

Por su parte, el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, consideró que el planteo de abandonar la causa contra Cristina Kirchner “no corresponde”, pero se desentendió de la idea de que Zbar trató de defender a Cristina. “Nunca descarten la estupidez, ésa puede ser una de las razones, las otras correrán por expresiones políticas que no debería realizar”, comentó Knoblovits en radio Mitre, cuando se le consultó sobre la motivación que llevó a la AMIA a realizar su pedido público.

De todos modos, la reacción comunitaria frente a la carta, más que el contenido de la misma, es el motivo central de la crisis en la conducción de la AMIA. El 22 de enero, cuando el documento fue enviado a la DAIA, Zbar estaba en Israel, adonde había viajado para asistir a un homenaje a Nisman. La carta fue firmada por el vicepresidente primero de la mutual judía, Ariel Eichbaum, que ahora se hará cargo de la entidad. (Clarín)