Olivia Colman: de la mano de dos reinas llegó a la fama

La protagonista de “La Favorita” era hasta hace poco solamente conocida en Gran Bretaña

PERFIL BAJO. Colman confesó que le gustaba más pasar desapercibida.  PERFIL BAJO. Colman confesó que le gustaba más pasar desapercibida.
13 Febrero 2019

Tras ganar el Bafta de la Academia Británica a la Mejor Actriz, Olivia Colman -la protagonista de “La Favorita”- consolidó sus chances de obtener el Oscar. En pocos años, la intérprete de 45 años saltó a la fama mundial. Hasta hace poco, sólo era conocida en Inglaterra por sus papeles en comedias televisivas y por su rol dramático en “Redención” (Tyrannosaur), un destacado filme independiente de 2011.

Pero desde que se la mencionó como reemplazante de Claire Foy en la premiada serie “The Crown” (La Corona) para el rol de la reina Isabel II en su edad madura, Colman comenzó a asomarse a la fama mundial. Ahora, antes de aparecer en la serie, es aclamada por su interpretación de otra reina británica -Ana Estuardo- en la película de Yorgos Lanthimos. Ya había trabajado con él en “Langosta”, donde personifica a una gerente de hotel.

Muy querida por sus colegas de set, que no dejan de elogiar su empatía y sencillez, Olivia llegó a donde está después de muchos años de esfuerzo y paciencia. Tuvo épocas de privaciones a causa de la falta de dinero. Cuando se mudó desde Bristol a Londres con el que ahora es su marido, Ed Sinclair, estaban en las últimas. “Me quedaba un euro en la cuenta y no podía sacarlo en un cajero -recordó en una entrevista-. Ed tampoco tenía nada de dinero, así que conseguimos encontrar algunos peniques en el sofá con los que nos compramos una papa para compartir”.

Un año después lograron salir de la pobreza gracias a una herencia que recibió Ed. Más tarde ella consiguió un papel en la serie de televisión “Peep Show” y luego en la sitcom “Green Wing”, gracias a las cuales ya pudieron vivir mejor.

Hija de un topógrafo y una enfermera, la actriz recuerda que sus padres cultivaban una ética del trabajo. Estaba muy orgullosa de su madre, porque dedicaba su vida a hacer mejor la de los demás. Gracias a ellos aprendió también a no sentir apego por una casa, ya que a sus progenitores les encantaba recuperar propiedades que estaban deterioradas, reformarlas y venderlas, para comprar otra.

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