Las contradicciones de Menotti y la trampa para Messi

El director de selecciones nacionales y una función con interrogantes

FIGURA. César Luis Menotti asumirá su cargo en la Selección el 8 de abril.   FIGURA. César Luis Menotti asumirá su cargo en la Selección el 8 de abril.
18 Marzo 2019

Por Sebastián Fest

Fue hace casi un año. A César Luis Menotti, feliz en la presentación de su escuela de entrenadores, se le cruzó en aquella noche de Puerto Madero una pregunta inevitable. ¿Por qué espero hasta los 79 años para crear una escuela? “¡Porque todavía quería ser técnico!”.

Estaba clarísimo: Menotti admitía que ya no debía ser técnico, que era hora de abrir otra etapa. Nueve meses después le dio el “sí” a Claudio “Chiqui” Tapia para convertirse en director de selecciones nacionales, un nombre pomposo de funciones aún indefinidas pero que podría ser decisivo.

Ni Tapia ni Menotti terminan de explicar con claridad las atribuciones y poderes del puesto, pero la cosa se agrava si se piensa en que el propio Menotti dejó en enero una frase para el desconcierto al preguntársele por Lionel Scaloni: “La figura del entrenador de Argentina está por encima de todo. Yo estaré ahí para acompañarlo. Jamás voy a intervenir en las decisiones del entrenador. Estaré para ayudar, para aconsejar”.

¿Jamás va a intervenir? Vuelve entonces la pregunta: ¿cuál es la función de Menotti?

Mientras el propio Menotti y Tapia preparan la respuesta, ya está claro que la afirmación es insostenible. Seis semanas después de aquel “jamás”, Menotti dejó otra frase contundente sobre el trabajo de Scaloni: “Yo no hubiera citado a Messi”.

Scaloni debe haber ido corriendo a buscar el significado de “intervenir” en el diccionario. Y lo negativo no es que Menotti crea que Messi no debe ser convocado en esta etapa a la Selección, una teoría de sustento bastante atendible. No, lo insólito es que el técnico convoque al capitán de la Selección y el director general de selecciones le diga a la prensa que él no lo hubiera hecho. ¿No comentaron la lista antes de hacerla pública? ¿O de eso se trata el “no intervenir”?

Menotti asumirá oficialmente el 8 de abril, y antes hay dos partidos de la Selección en España, el viernes ante Venezuela, y en Marruecos la semana próxima. Le haría bien a la Selección salir de su ya larga transición y definir el papel de Menotti con una Copa América a la vuelta de la esquina. Una cita en Brasil que puede convertirse en una verdadera trampa para Messi.

¿Alguien puede negar, seriamente, el compromiso de Messi con la Selección? No, como tampoco puede negarse que aquellas tres finales consecutivas entre 2014 y 2016 fueron posibles, sobre todo, gracias a él. Queda en el debe el extraño paso por Rusia 2018, un tema sobre el que el capitán de la Selección sigue sin haber dicho nada sustancial.

Así y todo, el mundo ayuda a la AFA, porque un dato de los últimos días alivia en parte la presión de los responsables de la Selección: tendrán que hacer las cosas mal, horriblemente mal, para no estar en Qatar 2022. El primer Mundial en tierras árabes se encamina a ser el primero con 48 participantes, lo que implica cupo para seis selecciones (y una más con la posibilidad del repechaje) en ese Mundial. Seis (o siete) de diez. No hay entonces apuro para volver a quemar a Messi, para cargarle sobre sus hombros el peso de un torneo que, por ser la Copa América y por ser en Brasil, obliga a aspirar al título. ¿O irá la Argentina de Scaloni y Menotti a Brasil sólo a ponerse a tono, a encontrar el funcionamiento de la Selección? Imposible, ningún futbolista puede sentir eso al vestir la camiseta de la Selección. Pero juega Brasil en Brasil, cinco años después de la mayor humillación de su selección. Ganar la Copa América en casa diluiría en parte (sólo en parte) ese dolor.

Por eso Menotti tiene razón cuando dice que Messi no debería haber sido convocado en esta etapa. Y, se entiende, tampoco para Brasil. Messi le dará mucho aún a la Selección, quizás incluso un título mundial en Qatar (mayores sorpresas ha ofrecido el fútbol en la historia). Por eso es que ahora le vendría bien un descanso de esa camiseta que tanto quiere, espacio para que los que dirigen esa selección puedan definir qué quieren, qué harán y qué le ofrecen al que tantos ven como el mejor futbolista de todos los tiempos.

Hoy no está claro, alcanza con ver la insistencia de Menotti con el anacronismo de la “selección local” y su llamativa afirmación: “No sé cuántos futbolistas hay afuera mejores que los que juegan acá”.

“Eso es demagogia”, dijo alguien que conoce a la perfección y aprecia mucho a Menotti, pero que por evidentes razones pidió no ser identificado. “Ya Basile quiso hacer una selección local, y no pudo”.

Mientras la AFA y Menotti definen el rumbo, dos datos más para completar el cuadro. Primero: Menotti y Messi no han hablado en su vida. La charla es inminente, y probablemente influya más que todas las que han tenido hasta ahora el director de selecciones y el técnico de la selección mayor. Debería ser la primera de muchas.

Segundo dato: Tapia, de “Chiqui”, no tiene nada. Si a la Selección la ve bien, el mérito será suyo. Y si no fuera así, siempre podrá decir que nada menos que César Luis Menotti estaba a cargo.

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