Con la mirada en la inflación y con acento en el tipo de cambio

Las razones por las que Macri dio un giro a su faceta hiperpresidencialista.

Dante Sica, Nicolás Dujovne y Carolina Stanley durante la conferencia realizada el pasado miércoles. TÉLAM Dante Sica, Nicolás Dujovne y Carolina Stanley durante la conferencia realizada el pasado miércoles. TÉLAM

Está claro que el principal fantasma de la gestión del presidente Mauricio Macri fue, es y parece que será la inflación. El dato de marzo, que registró un alza del 4,7% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), ha llevado a la Casa Rosada a dar un giro en su política de evitar medidas populistas, como una manera de diferenciarse de la anterior gestión y, además, sostener su plan de déficit cero. Pero la realidad social y el reclamo de los socios políticos de Cambiemos motorizaron los cambios. Frente a ese esquema, en el gabinete macrista intentan marcar ciertas diferencias con políticas anteriores, pero también justifican la aplicación de viejas recetas. El propio ministro de Economía, Nicolás Dujovne, se encargó de este tema. “El acuerdo que alcanzamos es de precios cuidados y se va a cumplir. No estamos ante un congelamiento de precios. Creemos que por este camino vamos a ir bajando la inflación y en abril habrá un número menor en relación al mes anterior. Esta es una batalla que vamos a ganar”, señaló Dujovne al canal de noticias TN.

El funcionario reconoció que el Ejecutivo resolvió aplicar una iniciativa que tiene similitudes con el programa de Precios Cuidados que se desarrolló durante el gobierno de Cristina Fernández. “Cuando se aplica una buena política no importa cuál era la administración que la originó. Es lo mismo que sucede con la Asignación Universal por Hijo (AUH), que nosotros continuamos”, remarcó Dujovne.

El titular de la cartera económica admitió que el oficialismo tuvo “un optimismo exagerado” a la hora de encarar el problema de la inflación, pero defendió el rumbo elegido por la gestión del presidente Mauricio Macri para bajarla.

“Fuimos demasiado optimistas a la hora de encarar este problema, pero estamos en el camino correcto. Hemos logrado una baja importante del déficit fiscal y debemos seguir por este camino. Es lo mismo que hicieron los países de la región y nosotros queremos imitarlos”, indicó, según reprodujo un cable de la agencia estatal Télam.

El ministro estimó que “la sequía y la restricción de externa de capitales” complicaron el desempeño de la economía en 2018, y aseguró que si no hubiera sido por esos factores Argentina “habría tenido crecimiento”.

El miércoles último, el Gobierno nacional anunció un paquete de medidas económicas y sociales entre las que se destacan el acuerdo de precios de 60 productos esenciales desde el próximo lunes, la venta de cortes de carne a $149 el kilo en la feria minorista del Mercado Central y frigoríficos, el congelamiento de tarifas de servicios públicos hasta fin de año y créditos para beneficiarios de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) .

La batería de anuncios tuvo un mayor impacto entre votantes de Cambiemos: 80% encuentran que hay aciertos en las medidas propuestas y 44% suponen que lograrán detener la inflación, porque consideran que tienen sentido con las perspectivas económicas del país en este año, de acuerdo con un sondeo nacional realizado por las consultoras D´Allesio IROL y Berensztein. También la noticia es registrada de manera favorable por la mitad de quienes votaron al Frente para la Victoria (FPV): 51% cree en ello, pero no logra convencerlos que detendrá la inflación (27% indica esta posibilidad “en alguna/baja medida”) y lo atribuyen a anuncios electorales más que a medidas de fondo para mejorar la situación del país.

Tanto quienes votaron a Cambiemos como a FPV, desearían medidas que mejoren en forma directa su capacidad de consumo. Los de la oposición lo complementan con medidas populistas, aun cuando 30% considera que los planes deben ser para quienes no estén en condiciones de trabajar. Los de Cambiemos también, apuntan a algunas medidas económicas más ortodoxas, indica el diagnóstico al que accedió LA GACETA.

“Si el Gobierno buscaba recuperar la iniciativa y conectarse con su electorado, creo que se ha logrado ese objetivo con estos anuncios. Sin embargo, hay una duda muy fuerte sobre la efectividad de este plan a seis meses respecto de que contribuirá a bajar la inflación”, advierte el analista político Sergio Berensztein. De hecho, indica a nuestro dario, el mercado ha dado el jueves su veredicto con una caída en las acciones argentinas en el exterior y con el riesgo país, medido por JP Morgan, que trepó hasta los 854 puntos básicos, la marca más alta en casi un lustro. De esto se desprende, según el politólogo, que “las medidas son consideradas como transitorias, con objetivos meramente electorales, en medio de la ausencia de políticas de estabilización económica consistentes”.

Así, según Berensztein, Macri ha abandonado por un tiempo su estilo presidencialista, cede a la demanda de sus socios electorales en Cambiemos (los gobernadores radicales, la bonaerense María Eugenia Vidal y el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta), pero sigue mostrando una comunicación polémica por la forma elegida para presentar las medidas en sociedad.

De corto y largo plazo

Ahora bien, ¿cuál sería el camino para que la Argentina encuentre el rumbo para su economía? Según el economista de Arriazu Macroanalistas, Fernando Marengo, hay dos maneras de contestar este interrogante:

• Para el corto plazo, en términos de crecimiento económico, hay que mirar los factores que impulsan la demanda agregada, esto es el valor de la cosecha, el volumen de producción, los precios internacionales y cómo les va a los socios comerciales de la Argentina. “Si uno analiza lo que pasó, podemos ver que el país dejó de caer y que muestra alguna recuperación en el margen respecto de meses anteriores, que se explica por la incipiente recuperación de Brasil -los excedentes de producción se volcaron hacia ese país-”, explica. Y acota: “hay cosecha récord con precios que no son tan malos. El año pasado se perdieron U$S 7.000 millones de valor de la cosecha y ahora ganas unos U$S 10.000 millones. A su vez, la política fiscal ha sido contractiva, en el orden del 2,5% del Producto y este año se vislumbra que ese ajuste será un poco más chico”.

• Para el largo plazo, señala Marengo, indudablemente que la Argentina necesita crecer 20 años seguidos a tasas de más del 4% anual, lo que impactará en el empleo, en la inversión y en la productividad del país. “Pero -advierte- con la perfomance de los últimos 50 años, es imposible pensar en alcanzar esas tasas de manera sostenida. Para lograrlo, hay que duplicar la inversión y la productividad. El desafío es enorme y es fundamental tener una unidad de cuenta, una moneda confiable y fuerte en el mediano plazo”.

Si bien se advierte un freno en la salida de capitales, el economista señala que la gran incógnita que se avecina es vislumbrar qué sucederá con la dolarización de portafolios y con los excedentes de liquidez del sistema financiero, en el que más del 60% de los depósito están prestados al Banco Central en forma de encajes o de Letras de Liquidez (Leliq). “Estas dos variables tienen que ver con el tipo de cambio y de allí la importancia de mantenerlo relativamente estable”, considera.

En los últimos días, el Fondo Monetario Internacional (FMI) había apoyado la decisión del Banco Central de dejar fijo hasta fin de año el límite de no intervención en el mercado cambiario -en un piso de $ 39,75 y un techo de $ 51,45- y abstenerse de comprar divisas hasta el 30 de junio próximo, en el caso de que la cotización del dólar perfore el límite inferior. Las dos medidas dispuestas por el Comité de Política Monetaria están destinadas a incrementar el sesgo restrictivo de la política monetaria luego de que el Indec informara que la inflación de marzo fue de 4,7%.

Marengo, en ese sentido, expresa que las ventas diarias del Tesoro de U$S 60 millones además de las operaciones que realice el campo por la liquidación de la cosecha (particularmente por el hecho de que los productores requerirán fondos para pagar deudas) le dará cierta tranquilidad cambiaria a la primera parte de este 2019 electoral. Sin embargo, aclara que la gran incógnita se presenta para la segunda mitad del año “en un escenario claramente afectado por las disputas políticas y electorales, por las encuestas y la dinámica proselitista que, históricamente, ha incidido en el valor del dólar”.

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