Dibujos que surgen del subconciente de un artista

A las 20.30 en el Centro Cultural Rougés, se inaugura una muestra de un pintor español.

PERSONAJES. Guillermo Fernández- Díez cuenta que sus figuras aparecen en algún espacio escondido de la memoria, pero no sabe quienes son.  PERSONAJES. Guillermo Fernández- Díez cuenta que sus figuras aparecen en algún espacio escondido de la memoria, pero no sabe quienes son.
29 Abril 2019

A diferencia de las prácticas contemporáneas en cuanto a la recepción, Guillermo Fernández -Díez aspira a la mera contemplación placentera de sus imágenes; “y lo que la imaginación del espectador quiera completar después”. El autor aclara que no hay nada “místico” o “espiritual” en su arte.

El español inaugurará esta noche la muestra titulada “El subconsciente me jugó una buena pasada”, a las 20.30, en el Centro Cultural Rougés (Laprida 36).

“Los dibujos y collages nacen de la parte menos conciente de la mente del artista, esa que no puede controlarse por la razón y de la que no se sabe bien su procedencia. Son obras surgidas de eso indefinido que permanece oculto en mi memoria, y que aflora mediante un ejercicio de abandono mental que el artista experimenta muy de vez en cuando”, explica Fernández-Díez.

Dibujos y collages de pequeño y mediato formato; sobre papel. Gabriel Pérez-Juana cuenta que el artista “es un inmenso catálogo de fauna incontrolada. Sus personajes hipnotizan, son sonámbulos, rechazan acompañamientos y edulcorantes”.

Al menos desde la explicación, hay una actitud emparentada con el surrealismo: “Fernández-Díez se deja llevar plenamente por el subconsciente, en ciertos momentos inexplicables, repentinos, y únicos, en los que lo conciente baja la guardia, y el resultado es una amplísima colección de obras de pequeño formato, de la que aquí presentamos una cuidada selección”, se explica en el texto de la presentación.

En sus distintas imágenes no se oculta la afinidad con el surrealismo, el Art Brut y el expresionismo abstracto, con aquellos artistas que reavivaron los anquilosados lenguajes vanguardistas con el estudio de expresiones tribales y prehistóricas.

“Vacía su mente de intrusiones ajenas al propio flujo interior. El automatismo que guía sus manos para modelar la cera, gotear pigmento, recortar papel o insinuar formas al carbón, no se limita a regurgitar en bruto las corrientes del subconsciente”, expresa la crítica Anna Adell.

El artista comenzó con series de pinturas abstractas y hasta utilizó el goteo del informalismo. El autor cuenta que esos personajes que pinta, “ni sé quiénes son, ni de dónde vienen, ni puedo explicarlos; no sé casi nada de ellos, y desde luego no se ni el cómo ni el por qué nacieron”, puntualiza.

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