La superadora historia de "El Negro", un perro rescatado que espera su adopción
Lastimado y flaco, "El Negro" vagaba por la capital en busca de comida, hasta que una mañana de octubre conoció una veterinaria que cambió su vida. Ese lugar lo atrajo porque en su entrada, como caído del cielo, había platos de alimento a disposición de los callejeros. Se acercó, comió y se fue.
Al otro día volvió, y al otro. Eran jornadas de mucho calor y él estaba muy hambriento. Del otro lado de la puerta, los doctores ya lo habían visto. No pertenecía al grupito que iba siempre. Al segundo día de visita intentaron agarrarlo, pero no pudieron. Con perseverancia y cautela, días después lograron su cometido y lo contuvieron.
"Cada vez que lo intentábamos agarrar se iba. Tenía miedo", contó Lorena Salinas, una de sus rescatistas y quien estuvo pendiente de su cuidado. Y continuó: "el doctor Ezequiel Montenegro y otra de las veterinarias lograron atraparlo y curarlo".
"El Negro" tenía una "bichera" y una vibración constante en su cabeza, no respiraba bien y padecía moquillo. Para bañarlo y curarlo tuvieron que dormirlo. Es que había pasado tanto tiempo en la calle que ahora era reacio a que se le acerquen.
Para sorpresa de todos, respondió bien a las curaciones. De a poco se fue recuperando hasta que las heridas se le cerraron y llegó a su peso ideal.
"Era muy asustadizo. No permitía que lo toquen. Se había vuelto malo", explicó Salinas.
Tanto tiempo en la intemperie lo había vuelto desconfiado y cuidadoso. Para evitar problemas, en la veterinaria permanecía en una jaula, grande, pero una jaula al fin. Y sus rescatistas consideraban importante y urgente encontrarle una familia que lo quiera adoptar. En ese momento, comenzó otra difícil tarea: reinsertarlo a la sociedad.
Lorena se comunicó con varios adiestradores que, al comentarles que era un perro "malo", le negaban la ayuda. Resignada, entre sus cosas encontró la tarjeta de un educador de animales y, por última vez, llamó. Así conoció a Carlos Murua, el hombre que con amor y paciencia, logró reinsertar a "El Negro" a la sociedad.
"Fuimos trabajando de a poquito. Primero me acerqué, le hablé, le di de comer, hasta que lo pude sacar del canil. Estaba con ansiedad, nervios, tensión porque no tenia contacto con el humano", expresó Murua.
Sólo seis visitas de Carlos fueron necesarias para que "El Negro" esté apto para salir a pasear. Ahora camina tranquilo y confiado a diario, acompañado de su rescatista o su adiestrador.
"Lo que me sorprendió de Carlos fue que, desde el momento uno, me dijo 'sí', que sí se puede. Yo realmente creo que con amor se puede salir adelante", comentó Lorena.
Por cuestiones de espacio, Lorena no se puede quedar con "El Negro" y le busca una familia que quiera adoptarlo. Ella ya tiene cuatro animalitos rescatados viviendo en su casa. El gran luchador ya tiene siete años, y sólo quiere ser aceptado en un hogar para vivir feliz sus últimos años.