Una plaza y un centro cultural en el ex cinturón férreo

No solo fue un sector postergado, sino que partía en dos la ciudad. Ya desde la década de 1990, había proyectos para romper el cinturón férreo que recorría las calles Marco Avellaneda y Suipacha, entre 24 de Septiembre y San Juan. Luego de sinuosas vicisitudes el aspecto comenzó a cambiar con la construcción de túneles en las calles Mendoza y Córdoba. Sin embargo, la alegría duró poco porque luego sobrevino la pulseada entre la Provincia y la Municipalidad capitalina por el predio que los rodeaba.

La Provincia se halla próxima a concluir las obras para la reapertura del Centro Cultural Juan B. Terán, ubicado sobre Marco Avellaneda, entre Córdoba y San Juan. Una parte había sido demolida para la construcción de los túneles. Las nuevas instalaciones tendrán alrededor de 1.000 metros cubiertos, y con el espacio verde totalizarán unos 4.000 metros cuadrados.

El centro cultural dispondrá de una sala de ensayo para el ballet contemporáneo y el clásico; en el ala sur se montará un escenario, donde ensayarán la escuela de circo y la Banda Sinfónica. El titular del Ente de Cultura dijo que por la mañana ensayarán los distintos cuerpos artísticos y por la tarde, funcionarán los talleres del Ente. Se han invertido hasta ahora $369.000 en la reparación de la cubierta, la instalación eléctrica y el contrapiso; y $770.000 en los vestuarios, el cielo raso del pabellón 2, las caminerías, las aberturas y las luces. Anunció que en una tercera etapa se realizará el entablonado para las salas de ensayo.

Hace un par de semanas, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán concluyó la construcción de una nueva plaza en el entorno que rodea los túneles, entre Mendoza y Córdoba. El anhelado emprendimiento fue bien recibido por los vecinos de la calle Suipacha al 200. Se efectuaron trabajos de parquizado y de forestación, se construyeron caminerías, se instaló mobiliario urbano, cestos papeleros y un bebedero, así como juegos para chicos, una pista de salud y 46 luminarias led.

El proyectado Paseo del Bicentenario había quedado en una expresión de deseo hace tiempo. Se había acordado que una vez concluidos los túneles, realizados por la Provincia con fondos nacionales, la Municipalidad capitalina se ocuparía del mantenimiento y de la parquización. El secretario municipal de Gobierno dijo en julio de 2017 que se debía firmar un convenio para que el municipio se hiciese cargo del mantenimiento, pero no se concretó aún. “Eso es imprescindible para que podamos destinar recursos... la verdad es que la imagen es penosa”, manifestó el funcionario, quien dio a entender que había tiranteces entre las partes, lo cual demoraba la concreción del acuerdo.

Sin duda, la reapertura del centro cultural y el nuevo espacio verde contribuirán a mejorar la calidad de vida de los vecinos, que se sentían hostigados por la inseguridad y el vandalismo. Una vigilancia permanente permitiría circular con alguna tranquilidad por ese sector.

¿Tanta pulseada entre la Provincia y el municipio por diferencias políticas, por ganar o consolidar espacios de poder valió la pena? ¿A quién benefició? Seguro que a los vecinos, no. A menudo, nuestra clase dirigente prioriza sus intereses personales o sectoriales por encima de los de la ciudadanía. Estas concreciones deberían servir para quienes conducen nuestros destinos tomaran conciencia de que a la gente no le interesa sus peleas -mucho más cuando se hacen interminables-, sino que quiere vivir mejor y para eso han sido elegidos para cumplir con las promesas en tiempo y forma.

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