El antecedente fatal que se registró en la ruta 308

Un hombre de 50 años había perdido la vida hace poco más de un mes.

El antecedente fatal que se registró en la ruta 308
01 Julio 2019

Hace un poco más de un mes, un choque fatal en la ruta 308 llevó a una familia a cuestionar si en verdad se había tratado de un accidente. El mal estado de la ruta 308 y la falta de señalización habían sido apuntados como los responsables de la muerte de Carlos Pujol (50), quien impactó en su auto contra una camioneta.

El hecho ocurrió el pasado 20 de mayo. Aquella noche, el vehículo conducido por Puyol, quien viajaba como acompañante de una camioneta Renault Sandero, que era conducida -de este a oeste- por Arnaldo Assam (57), Camila Asam (26) y Rubén Santillán (32). En sentido contrario circulaba una camioneta Ford, con Martín Costa al volante. Los vehículos se toparon de frente.

Esta mañana, al menos 16 personas murieron en otro siniestro que se registró en la ruta 308, en el empalme con la 157.

Janet Pujol, hermana de la víctima, había planteado algunos interrogantes en una carta de lectores publicada por LA GACETA el pasado 24 de mayo:

La vida de mi hermano se apagó el sábado a la noche. Carlos Pujol tenía 50 años. Era el papá de ocho hijos y abuelo de dos nietos. Viajaba a las Termas feliz. Iba a ser un fin de semana de disfrute. Pero nunca llegó.  Una llamada nos trajo la peor noticia. Nos advertían que Carlos había sido víctima de un accidente de tránsito. Después de haber estado en el lugar donde ocurrió el choque y de haber escuchado los testimonios, nos preguntamos: ¿fue realmente un accidente? Accidente es  algo que no se puede evitar; la lluvia que hace que el vehículo se salga del camino o que reviente un neumático. Pero no me parece justo llamar ‘accidente de tránsito” a las consecuencias de la desidia del Estado, quien es responsable de que los ciudadanos circulemos por rutas seguras, bien mantenidas y señalizadas.  En la ruta provincial 308, a dos kilómetros de Graneros, una camioneta chocó contra el auto en el que Carlos iba como acompañante. El lugar no tiene ninguna medida de seguridad: no hay iluminación y mucho menos señalización. Ni siquiera hay banquina. Creemos que eso fue determinante en la vida de mi hermano. Con una señalización adecuada en esa peligrosa curva, seguramente hoy no lo estaríamos llorando. Me pregunto si la vida de mi hermano cuesta un litro de pintura. O dos carteles. No me digan que fue “víctima de un accidente de tránsito”. Si se pudo evitar, no es un accidente.

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