Estrellas, a la hora de los himnos

PRESIONADO. El “Kun” Agüero intenta escapar de la marca de Dani Alves. PRESIONADO. El “Kun” Agüero intenta escapar de la marca de Dani Alves.
03 Julio 2019

BELO HORIZONTE.- Antes del juego y bajo los tradicionales silbidos del público local, el Himno Nacional argentino se entonó al influjo de las voces de un compacto grupo de fanáticos, que le pusieron el pecho al momento y enrojecieron sus gargantas. Mientras, en el campo de juego, el cuerpo técnico y los jugadores de la Selección hacían lo propio.

Fue en ese momento en que la cámara de la transmisión oficial fue recorriendo uno a uno los rostros de los jugadores que el DT Lionel Scaloni dispuso como titulares. Y terminó por posarse en el de Lionel Messi. El “Diez” cerró la escena, la mirada puesta en el infinito, el “O juremos con gloria morir” en su boca, una nueva demostración de cuán compenetrado estaba con la situación.

“Nunca me importó. Una vez que ya empezaron con eso, a propósito no lo canto, si no me cambia nada. Es una boludez. Me llega cuando suena, a todos, siempre. Cada uno lo vive a su manera”. “Lio” había explicado recientemente, por si hacía falta, por qué en ocasiones anteriores no se le veía abrir la boca.

No lejos de allí, una estrella brasileña también vivía su momento. Neymar se tomó una pausa en su etapa de recuperación de la lesión en el tobillo derecho que sufrió y que lo dejó afuera de la Copa América. Se ubicó en un palco del Mineirao y atendió a todos y cada uno de los pedidos de fotos de los fanáticos. Camisa negra, con un saco dorado y una amplia sonrisa, entonó el himno de su país. En su caso no hubo cámaras que lo siguieran. De fondo, desde los cuatro costados del Mineirao, la canción patria sonó fuerte, emotiva, cantada a viva voz por los más de 60.000 torcedores. (Especial)

Análisis

¿Cuánto falta para volver a ser?

Carlos Werner - La Gaceta

Da bronca. Impotencia. Más perdiendo de la manera en que se dio en el Mineirao. Los fantasmas de la derrota y de la eliminación otra vez se calzaron la “blanquiceleste”. Otra vez. Peor aún, a manos del rival de toda la vida, ese al que se goza cuando se lo vence; ese al que se sufre cuando pasa lo de anoche.

¿Cuánto falta para volver a ser lo que fuimos en el fútbol a nivel selecciones en América? Aquello que pasó por última vez en 1993, en Ecuador, nunca más. En Chile 2015, y en EE.UU. 2016 se estuvo cerca, pero los trasandinos (¡cómo olvidarlo!) se calzaron la corona en definición por penales.

¿Había esperanzas de una buena Copa América 2019? Aún fresco el fracaso en el Mundial 2018, cuando el equipo cayó en octavos de final con Francia, puede decirse que sí. Argentina es Argentina, aunque no juegue a nada. Con otro cuerpo técnico y la siempre inquietante presencia de Lionel Messi, quedaba un resquicio para creer. No empezó bien, cayendo con Colombia. Entró en zona de fuego, empatando con Paraguay. Renació al vencer a Qatar y dio muy buenas señales cuando eliminó a Venezuela en cuartos de final. Lo dicho, había esperanzas.

Tocó Brasil en semifinales. Invicto y sin goles en contra. Condiciones que mantuvo anoche, pero sufriendo. Ya está, el resultado está puesto y queda para la Selección el ¿consuelo? de ir por el tercer puesto. Una irreverencia para un equipo campeón 14 veces en América, y que jugó la final otras 14.

Messi seguirá sin alzar una copa con el equipo mayor; Scaloni entrará en una montaña rusa de intrigas que lo dejarán afuera o no; la Selección seguirá de manos vacías en el continente. Sólo el tiempo (más el trabajo, la coherencia y la seriedad) dirán si a esta película que ya vimos le cambiarán algún día el final.

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