Medidas para combatir las transgresiones de tránsito

El mal hábito se renueva diariamente en las calles tucumanas y son sus protagonistas los conductores de todo tipo de vehículos, en particular, los motociclistas, que al parecer, son los más difíciles de poner en caja en lo que a respeto por la normativa vial se refiere. La infracción más común, desde hace muchos años, es circular sin casco y sin cinturón de seguridad, a las que se ha sumado hablar por el teléfono móvil mientras se conduce. A las plataformas de nuestro diario llegan con frecuencia imágenes tomadas por los lectores de familias de cuatro o más miembros que viajan en una motocicleta.

Un relevamiento efectuado en 2017 por la fundación tucumana “Alerta en el camino” mostró que el 60% de los motociclistas que circula por el microcentro de San Miguel de Tucumán no emplea casco y la persona responsable de esa entidad sospecha que el porcentaje se debe haber incrementado desde entonces. En su opinión, para combatir esta ilegalidad habría que mejorar los controles de tránsito para que los tucumanos entiendan que deben usar el casco. Un peatón que observaba un operativo municipal le comentó a un periodista de nuestro diario: “hay jóvenes que si no andan a 100 kilómetros por hora, parece que no andan, y hay padres que van con bebés, que no se dan cuenta de que si se caen matan a sus chiquitos...”

En ocasiones, la resistencia de los infractores es tan férrea, a la hora que les secuestren el vehículo, que agreden a los empleados municipales que están realizando el control y en algunos casos logran su cometido, muchas veces con la ayuda de los mismos transeúntes.

La Subsecretaría de Tránsito y Transporte Operativo de la capital viene implementando medidas para combatir las violaciones a la ley. Las más recientes son el empleo obligatorio de chalecos refractarios entre los motociclistas. Según el titular de esa repartición, el 40% de los que se transportan en ciclomotores no emplea el casco. Desde el miércoles pasado, los conductores y los acompañantes de moto que no lo usen, sufrirán el secuestro del vehículo y deberán realizar un curso de conciencia vial de una hora, requisito necesario para poder retirar el vehículo. El funcionario le dijo a LA GACETA Play que los motociclistas infractores son de toda condición social. Manifestó que por el momento, los controles tienen por objetivo la concientización y la prevención; en una segunda etapa, se procederá a la concreción de las multas y se fijará el importe de las sanciones.

Es destacable el esfuerzo de la Municipalidad por desterrar esta mala costumbre crónica. Nos parece que el mejor modo de combatirla es educar desde la raíz; es muy difícil educar a un adolescente o a un joven -mucho menos a un adulto- que han crecido con escasos límites. La hasta ahora indómita vocación transgresora de los tucumanos indica que algo no se ha estado haciendo bien en el inicio del trámite para obtener la licencia de conducir y al que ya creció habituado a transgredir, es positivo que deba hacer un curso, pero exhaustivo. La sanción pecuniaria podría ser acompañada de la obligatoriedad de realizar acciones comunitarias, como cuidar durante un mes en hospitales a accidentados en episodios viales.

Resulta paradójico que en una provincia con cuatro universidades, la falta de respeto por las normas de convivencia -es decir de respeto por los otros- y por la vida, sea alarmante.

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