12 Agosto 2019
COLMATADO. Así luce el Canal Sur en la zona en la que cruza por debajo de la avenida Jujuy. la gaceta / foto de antonio ferroni
Cargado de escombros, desperdicios y de vegetación, el tramo de Canal Sur que recorre la zona final de la avenida Jujuy es hoy la imagen de una notable falta de mantenimiento.
Si bien desde la Dirección Provincial del Agua (DPA) se afirmó que ya existe una licitación para arreglar ese tramo del canal, el estado que presenta impacta a quienes lo cruzan por la calle Jujuy o por la Autopista Tucumán-Famaillá.
Al respecto, desde las direcciones de Defensa Civil -tanto de la Provincia como de la Municipalidad capitalina- se insiste en que piden constantemente a las autoridades de la DPA que limpien este canal. El objetivo es evitar que se produzcan inundaciones cuando arranque la temporada de lluvias.
“El Canal Sur es una zona de riesgo, como si fuese un río que no cuenta con un dique aguas arriba que contenga la creciente. No podemos saber como será su caudal porque desde las últimas décadas se manifestó un incremento de lluvias”, comenta Fernando Torres, director de Defensa Civil de la provincia.
En los últimos años, al caudal histórico del Canal Sur se le sumó el que llega del piedemonte de San Javier por distintos canales menores y el que llega desde San José y Villa Carmela.
“Los canales que más problemas tienen le corresponden a la Provincia y no tanto al municipio. Nosotros les insistimos para que acondicionen los canales pero, por lo general, ellos hacen una limpieza que no es la adecuada o no los terminan de arreglar”, describe Jorge Sepúlveda, director de Defensa Civil de San Miguel de Tucumán.
Además, desde esta institución se señala que dentro de poco comenzarán con el relevamiento anual de los canales para trazar un panorama que permita comprender la magnitud de los riesgos cuando arranquen las lluvias.
Malas costumbres
Basta con acercarnos a la orilla de Canal Sur para creer que estamos ante un contenedor natural de basura. “Estos canales se diseñan con una pendiente que permite su autolimpieza gracias al agua que corre constantemente. Sin embargo, si uno sobrecarga el conducto con desechos y la gente lo utiliza a modo de vaciadero, está función se pierde”, explica Fernando Torres.
Por eso, según afirma el funcionario provincial, muchas de las dificultades de limpieza también tienen que ver con la falta de compromiso por parte de los habitantes. “La gente que vive cerca no colabora en su mantenimiento y muchas veces se ven carros que descargan los escombros ahí”, añade Sepúlveda.
Incluso, entre los desperdicios que dificultan la afluencia del agua pueden hallarse objetos insólitos, como heladeras viejas y autos abandonados.
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