Sara Assán, Fernando Juri y Eduardo Verón Guerra, la nueva cúpula del Concejo Deliberante. Sara Assán, Fernando Juri y Eduardo Verón Guerra, la nueva cúpula del Concejo Deliberante. Prensa Concejo Deliberante.

Los gestos políticos son cosa seria. Hace minutos Fernando Juri se convirtió en presidente del Concejo Deliberante de la forma en que nadie lo esperaba. Fueron los votos del bussismo lo que posibilitaron que se convirtiera en la máxima autoridad de los ediles de la capital.

Cuando su padre (Amado Juri) fue gobernador en 1976 fue a parar a la cárcel por orden de Antonio Domingo Bussi, el padre del actual líder de Fuerza Republicana, Ricardo Bussi.  En aquella época seguramente existía la “post-verdad” pero como no le había puesto el nombre nadie lo sabía y, por lo tanto, el gobierno de facto de entonces se encargó de transmitir las mil y una tropelías que habría hecho don Amado. Tiempo después, la democracia lo reivindicó eligiéndolo diputado nacional.

Esta mañana temprano, sin la sonrisa acostumbrada ni la carcajada fácil, el gobernador actual de Tucumán habló de su beneplácito, su alegría y su entusiasmo por la decisión de elegir a Juri. Evitó hablar del bussismo, pero sin decirlo dejó claro que había un acuerdo para la designación. Flaco favor le hizo el mandatario provincial a Juri. Indudablemente, pudo más la animadversión contra el intendente Germán Alfaro que lo que estaba escrito en la historia reciente de la vida política tucumana.

Antes de asumir, la representación popular que eligió el pueblo tucumano para la Capital se desintegró. Los alperovichistas se sumaron a los manzuristas y en su unión política con el bussismo desconocieron que los seguidores de Alfaro constituyeran la primera minoría.

El pragmatismo viene siendo más importante que muchos principios en la vida política comarcana y en la mañana de hoy se impuso sin importarle lo que dejan algunos gestos y la picardía alfarista lo hizo evidente.

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