Coronavirus: cuidado, las palabras importan

Cuando el encuentro casi nos está vedado, decir y escribir son el modo de seguir juntos. Pero a veces qué y cómo decimos puede hacer daño. Responsabilidad.

Coronavirus: cuidado, las palabras importan

“En el principio existía la palabra”. Así comienza el Evangelio de San Juan. El Psicoanálisis asegura que es el lenguaje (nuestra capacidad de pensamiento simbólico) lo que nos hace humanos. Pensamientos tan (aparentemente) distantes nos dejan clara una cosa: hoy, en tiempos de “quedarse en casa”, disponemos de la mejor herramienta posible para mantener los lazos, esos que son lo otro que nos hace humanos.

Y, de la mano de Silvio Rodríguez (pero al revés), vamos a empezar por un pedido a la comunidad: que no se nos acaben “la palabra precisa”. ¡Tampoco “la sonrisa perfecta”, que tenemos a disposición, además de los espejos -porque nosotros mismos nos merecemos sonreírnos- las videollamadas!

Lo que importa es seguir sosteniendo los lazos y sostenerlos bien sin salir de casa.

Cómo (y qué) decir

Un documento emitido por la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Crítico, de la provincia de Buenos Aires, destaca que es clave que los mensajes que permitan “propiciar la calma, y conductas preventivas y responsables”. Para ello es fundamental pensar qué, cómo, a quién y, especialmente, para lograr qué decimos o escribimos. ¿Nuestros mensajes ayudan a asumir conductas preventivas, a sostener el encierro, a que los demás se sientan menos solos, a crear conciencia de buen modo? O atacamos, denostamos, nos enojamos... por ejemplo, con los chinos, como si hubieran “creado” un virus a propósito y no lo hubieran sufrido

“El enemigo no son los chinos; no es el que viajó a Europa o el pobre o los viejos... El enemigo es el virus”, advierte la psicoanalista María Elena Elmiger. Y no es poca advertencia: “el estigma y la discriminación son esperables frente a enfermedades transmisibles, nuevas y desconocidas”, advierte el documento, llamado “Recomendaciones para equipos de Salud desde la perspectiva la Salud Mental y el Apoyo Psicosocial”, pero destaca que podemos combatir esto. El texto fue pensado para el personal de Salud, pero hoy nos cabe, porque hoy todos: “la vacuna somos nosotros”, resaltó Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación al referirse al aislamiento.

Nuestros prejuicios

“Las representaciones y los hábitos socio-culturales inciden directamente en la propagación y en el control del brote epidémico”, añade el documento. De nuevo el desafío: nos toca como comunidad hacer conscientes esas representaciones y esos hábitos. Luego, la pregunta: ¿puedo mantenerlos o debo controlarlos (o modificarlos) por mi bien, el de mi familia, de los vecinos, del país, del planeta...?

Agresión

El miedo es esperable, pero es mal consejero, incluso si se disfraza de humor. Están circulando videos, frases y “memes” que reclaman a los chinos sus hábitos alimentarios; otros de indignados violentos con quienes (irresponsablemente, sí no cumplen con el aislamiento; y otros, muy graves, agrediendo a personas que pueden haberse infectado y a sus familiares, o pidiendo que se hagan públicos sus datos personales... Las palabras son herramientas increíbles, pero también pueden ser armas mortales.

“El uso de ciertos términos para comunicar (nos) respecto del COVID-19 puede tener efectos negativos sobre las personas afectadas, sus familiares o la comunidad en general, ya que pueden dar lugar a estereotipos y actitudes deshumanizantes hacia los enfermos”, destaca el documento. Somos todos agentes de salud; construyamos mensajes veraces y precisos; positivos. No seamos autores ni propagadores de estas armas mortales.

Cómo ayudar desde el lenguaje: consejos

- No relacione el Covid 19 con alguna etnia, país, zona o condición social. Ni “los chinos” ni “los chetos”...

- Hable acerca de “personas infectadas con Covid 19”. Ni “víctimas” ni “sospechosos”.

- No se refiera a ellas como personas que “adquieren” Covid 19, que lo “transmiten”

- No repita o comparta rumores no confirmados, y evite usar lenguaje que pueda generar miedo como “peste”, “apocalipsis”, “catástrofe”, etc.

- No haga hincapié ni se detenga en lo negativo o en los mensajes de amenaza. Necesitamos trabajar juntos para ayudar a mantener a salvo a los más vulnerables.

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