“En Los Vázquez, los vecinos pasamos del dengue al miedo por el coronavirus”

El freno a las changas y las casas precarias generan temor entre los vecinos del barrio.

PREOCUPACIÓN. Carlos Díaz está preocupado por el impacto de la cuarentena en las economías de los vecinos del barrio. PREOCUPACIÓN. Carlos Díaz está preocupado por el impacto de la cuarentena en las economías de los vecinos del barrio.
25 Marzo 2020

Carlos Díaz miraba a la calle desde el patio de su casa en Los Vázquez, al suroeste de la capital. “El tema de no poder salir a trabajar es complejo, acá somos muchos los que si no trabajamos no tenemos para comer. Pasamos en el barrio del miedo por el dengue al miedo por esto, nos gustaría que haya más agentes sociosanitarios, que tengan mejores condiciones. Llevamos cinco días de cuarentena y nos estamos preocupando todos. Muchos cumplen la cuarentena, pero hay gente sin insumos, sin cosas para comer, hace falta alcohol en gel para los chicos, repelente contra los zancudos... Para colmo los comedores del barrio no funcionaron el fin de semana largo, supongo que por los feriados”, relata.

Carlos tiene 26 años, una hija de 5 años y un hijo de 10 años. “Ellos viven con su mamá, que cobra la tarjeta alimentaria y la AUH, pero las mujeres del barrio tienen que irse hasta el Gómez Pardo mayorista a comprar porque no hay negocios que te reciban la tarjeta para pagar aquí cerca. Para cobrar la AUH hay que ir hasta el cajero más cercano, que está en la Jujuy al 1.500 (a unas 35 cuadras de distancia), pero apenas salís la Policía te frena con mucha violencia. No importa si vas con DNI, te maltratan porque no estás en tu casa”, continúa.

Él trabaja como acompañante socioterapéutico en un grupo de asistencia a jóvenes que padecen de adicciones en distintos barrios de la capital. La última semana estuvo con licencia médica por piodermitis: le brotaron pústulas en distintos puntos del cuerpo. Se trata de heridas en la piel que se infectan. “Eso duele un montón, así que me quedé en casa tomando antibióticos”, agrega. Su preocupación es porque dice le debe $ 4.000 al almacén del barrio y unos $ 8.000 a un prestamista.

ENTRE EL CALOR Y EL CORONAVIRUS. Un joven del barrio fue al almacén y se cubrió la cabeza con su remera. ENTRE EL CALOR Y EL CORONAVIRUS. Un joven del barrio fue al almacén y se cubrió la cabeza con su remera.

A la vuelta de la cuadra, Matías Vera escuchaba música sentado en una silla. “Trabajo con un vecino, andamos en un carrito a caballo buscando cartones, cacharros, para trabajar de lo que salga. Pero ahora no podemos salir a laburar porque nos corre la policía. Andamos bien chombi porque vivo con mi mamá y mis hermanos más chicos y necesito traer plata a la casa. Además tengo a mi hijita, que es celíaca. Necesito que pase rápido todo, el coronavirus, que haya trabajo. De lo que sea quiero trabajar”, pide Matías. Él sigue esperanzado por la promesa de integrar una cooperativa de trabajo.

La actividad vendiendo cartón o metales también se vino abajo. El kilo de cartón está a $ 3; el de aluminio, a $ 7,50; el hierro, a $ 2; la lata, a $ 1,50. “El cobre y el bronce pagan muchísimo mejor pero andá a encontrar algo. Sin trabajo no vamos a durar mucho, para hacer la cuarentena hay que estar vivos, va a ponerse peor el hambre”, se lamenta.

“Es muy complicado, andar encerrado en la propia casa. Hay algunos vecinos que no tienen conciencia, no llevan mucho el apunte a la cuarentena. Está bien, es difícil porque acá las casas son precarias”, comenta Víctor Guerra a través de las rejas de su casa. Él trabaja como personal de maestranza en la Posta Sanitaria del barrio.

El problema, para él, es cómo se sustentarán las familias que viven de changas. “La gente que no puede trabajar, como los que cirujean, no sé cuánto tiempo podrán subsistir. Mucha gente se va a volcar a los comedores”, dice. “Para colmo si salís del barrio te maltrata la Policía. Va a estar muy complicado estas semanas, acá las familias no tienen casas para andar encerrados”, finaliza.

Comentarios