Una pareja tucumana resiste al coronavirus en Beaune, el pueblo francés conocido por sus vinos

POSTAL. El antiguo hospital, Hôtel-Dieu, es una de las grandes atracciones de Beune, además de su vino borgoña, cuenta Iglesias Valdez.

Santiago Iglesias Valdez y Marina viven en la capital mundial del borgoña, una meca del turismo hoy desierta.

Leo Noli
Por Leo Noli 26 Marzo 2020

Con abril comiéndole los talones a marzo, en la pintoresca ciudad de Beaune debería empezar a fluir a borbotones el turismo. Esta localidad con más de 120 hoteles y apenas 22.000 habitantes, según el último censo francés, es la capital del vino borgoña. Ubicada a mitad de camino entre Dijon y Autun,  Bon (así se pronuncia) produce el famoso Crémant de Bourgogne, un delicioso espumante cuya historia te empuja a un recorrido fantástico por diferentes cavas en los distintos subsuelos de la ciudad.

En Bon el turismo hoy no da ni señales de vida. El covid-19 ha puesto en jaque su economía, pero como nos cuenta el ex Universitario Santiago Iglesias Valdez, eso es lo de menos. En tiempos donde la muerte por coronavirus toca demasiadas puertas en París, Lyon y otras granes urbes del país galo, Bon es un remanso de paz. Desierto, sí, pero al día de la fecha no ha lamentado un caso del virus. “Por suerte acá estamos medio aislados; quizás sea porque somos una comunidad pequeña”, le cuenta el hooker a LA GACETA después de haber terminado su rutina diaria de gimnasia.

Gracias a su novia Marina Nardi y a la ayuda del Club Sportif Beaunois,  Santiago pudo armarse un gimnasio en la cochera techada del complejo donde vive. Están en cuarentena, sí, pero aprovecha cada espacio del lugar como para mantenerse en forma. “No sabemos qué va a pasar, desde hace varios días estamos encerrados en casa”.

Acostumbrada a los extranjeros, Bon puede ser la imagen dispar de lo que acostumbra ser París. Depende el caso, el visitante se ha quejado del trato del parisino. Bueno, en la capital del borgoña eso no pasa. “La gente es muy educada, amable”, reconoce Iglesias Valdez con contrato vigente en el club hasta junio de 2020. 

“Una semana antes de que dicten la cuarentena en el pueblo, los dirigentes habían comenzado a tener reuniones con los jugadores. Hablé con ellos de continuar, este es mi segundo año acá, pero bueno. No sabemos qué puede pasar después de que el mundo vuelva a calmarse”, Santiago vivió marzo con el pago del sueldo de febrero. De ahora en adelante entrará, con seguridad, al programa de desempleo francés. “No nos dijeron nada desde el club, pero puede ser. Acá funciona muy bien el seguro de desempleo. El Estado te paga el 85% de tu sueldo”.

¿Cómo matar el tiempo? “A nosotros se nos pasa volando. Tenemos diferentes actividades, desde entrenar hasta jugar a las cartas, continuar con nuestros estudios de francés y jugar a la play, ja”, explica “Porrón”. Así le dicen en Tucumán al primera línea. Lo curioso es que “Porrón” no tomaba alcohol.

“Acá aprendí a tomar vino, a disfrutarlo. No sabés cómo sale una buena copa de borgoña con una tabla de quesos, je”, a la distancia, lo que intenta transmitir este chico a su familia tucumana es que con Marina están bien. Seguros y sanos. “Lo más difícil es estar lejos de los nuestros”.

ANTES DE LA CUARENTENA. LA calles de Beaune suelen estar abarratodas de turistas, de abril a noviembre. No son muchos los meses de paz. ANTES DE LA CUARENTENA. LA calles de Beaune suelen estar abarratodas de turistas, de abril a noviembre. No son muchos los meses de paz.

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En una de las fotos enviadas por Santiago a este diario se ve la fachada del antiguo hospital Hôtel-Dieu, construido en 1443 y acaso una de las mayores joyas de una Bon irreconocible, de calles desérticas, antes generalmente plagadas de turistas asiáticos, de abril a noviembre. 

Justamente, una comitiva de taiwaneses fue protagonista del único gran susto real de la ciudad. Sucedió que uno de los integrantes del grupo de viajeros falleció, entonces se activó el protocolo del covid-19 y el hotel fue aislado. Días después se llegó a la conclusión de falsa alarma de coronarivus. "Muerte natural", sentenció la autopsia.

“Hubo otra caso más, pero en un pueblo cercano y gracias a Dios la persona se curó”, respira Santiago, que para salir de casa debe hacerlo únicamente para ir a la farmacia o al supermercado. “Tenés una hora y no podés salir sin tu pasaporte y una testación firmada que aclara hacia dónde vas”. Ante la falta de uno de estos documentos, la policía puede multarte una primera vez con hasta 200 euros. A la segunda, serán 1.000, y a la tercera, un tiempo en prisión. “Un amigo me contó que se llevaron a una señora de su edificio. Debe haber llegado al strike tres, ja”.

No será el fin del mundo, pero si éste llegara, Santiago sabe cómo le gustaría despedirse. A unos 10 kilómetros de Bon yace uno de los viñedos más importantes del mundo, de apenas 1,8 hectáreas. El pinot noir de Romanée-Conti viene a ser el sueño dorado. Y costoso.

 Apenas 20.000 euros.

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