Reina la incertidumbre en el fútbol juvenil de San Martín

Los planteles fueron licenciados y nadie sabe qué pasará; “hay que esperar”, dijo Torres.

SONRIENTES. El equipo de trabajo de la escuela de fútbol se tomó una selfie, durante una jornada antes del parate debido a la cuarentena. SONRIENTES. El equipo de trabajo de la escuela de fútbol se tomó una selfie, durante una jornada antes del parate debido a la cuarentena.
09 Abril 2020

Si el fútbol profesional tiene un futuro incierto, ¿qué queda para el amateur? En las grandes ligas los contratos con la TV, con los sponsors y con los futbolistas impulsan a los organizadores a buscarle la vuelta a una pandemia que ha dejado parado todo en el tiempo. Es difícil que la pelota vuelva a rodar, mucho más cuando en cada rincón del planeta siguen apareciendo nuevos casos de covid-19.

“No es nuestra prioridad”, lo dijo hace algunos días Alberto Fernández y hace algunas horas lo ratificó. “Hay que esperar, primero está la salud”, agregó el presidente de la Nación. Con eso, las diferentes categorías de nuestro fútbol siguen con fecha de reinicio aún incierta y, así también, los juveniles no saben qué será de su futuro inmediato y los diferentes campeonatos de los chicos parecen caminar por la cornisa en 2020.

Mientras el mundo del fútbol espera que la pandemia sea un triste recuerdo, desde hace poco más de tres semanas el complejo “Natalio Mirkin” muestra una imagen inusual; una postal que, quizás, no ofreció nunca desde su creación allá por la década del 70. El silencio perfora los tímpanos, sólo se oye el canto de los pájaros y el habitual griterío de cientos de jóvenes que se entrenan a diario allí se extrañan en cada rincón. “Estábamos en la semana previa al inicio del torneo de la Liga cuando surgió esto”, le cuenta a LG Deportiva Matías Torres, coordinador de las infantiles e inferiores “santas”. En Cebil Redondo estaban luchando contra un enemigo y apareció otro que pareció ser mucho más furtivo. “Antes que esta pandemia se nos había presentado el problema del dengue. Nosotros estábamos fumigado continuamente el complejo para que las actividades pudieran seguir de manera normal y le habíamos pedido a la Liga postergar nuestros partidos en todas las categorías por prevención. Pero se terminó cancelando todo”, agregó.

IMAGEN INUSUAL. El predio “santo” luce desolado. Desde el 13 de marzo no se desarrolla ninguna actividad. IMAGEN INUSUAL. El predio “santo” luce desolado. Desde el 13 de marzo no se desarrolla ninguna actividad.

Lo cierto es que en San Martín licenciaron a todos los juveniles y desalojaron la pensión, enviando a los huéspedes a su respectiva casa. Así, el predio quedó desolado y en las últimas semanas los únicos pasos que se escucharon fueron los de los guardias de seguridad que tiene el club.

Los futbolistas de las divisiones formativas tomaron el mismo rumbo que los del plantel profesional. Cada cuerpo técnico de las diferentes categorías armó un plan de trabajo para que los chicos pudieran llevarlo a cabo en sus hogares, con la idea de que cuando el fútbol pueda volver los encuentre medianamente en forma.

“No se sabe nada de nada”, aseguró Torres sobre qué sucederá con los torneos juveniles. Si bien en San Martín piensan que la situación podría comenzar a normalizarse casi a mediados de año, ningún dato es preciso. Lo único concreto es que los chicos deberán realizar una nueva pretemporada. “Cada ‘profe’ realizará una evaluación de los chicos y ahí se tomará una determinación. Pero es seguro que después de un parate tan largo haya que comenzar todo desde cero”, dijo el coordinador.

Si bien todos los juveniles se llevaron tarea para la casa, no es lo mismo entrenarse de manera aislada que hacerlo en forma grupal. “Vamos llevando un control semanal a través de un grupo que creamos. Deben subir videos de los trabajos que realizan en sus casas y así los vamos monitoreando. Pero no es igual”, sentenció Torres.

“El fútbol puede esperar”, es el mensaje, quizás, más escuchado en las últimas semanas. La pelota está parada y mientras dirigentes y sponsors buscan alternativas para el profesional, el amateur espera sentado porque ellos más que todos deben armarse de paciencia.

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